La vida sigue igual para el Fidalgo Vecino. El equipo de Javi de la Fuente tiró por la borda un partido que tenía dominado con cierta holgura a falta de un minuto y medio para el final, como ya ocurriera en sus duelos previos de la Copa EBA ante el Villamuriel y el INEC Zamora. El Virgen de la Concha continúa, por tanto, sin conocer la victoria en esta competición que ha sido muy cruel con el equipo zamorano.

Los pupilos de Javi de la Fuente salieron a la cancha dispuestos a plantarle cara a un equipo que, recientemente, había derrotado con claridad al INEC Zamora en un duelo disputado en Valladolid. Así las cosas, el conjunto amarillo mantuvo el partido igualado y consiguió imponer su ritmo de juego lento y con unos baremos de anotación muy bajos.

El técnico del Fidalgo Vecino optó por dar pocas rotaciones y el plan le salió bastante bien, ya que el equipo comenzó a mandar en el encuentro. De esta manera, se llegó al último minuto y medio de partido con el marcador favorable a los zamoranos, que se imponían por cinco puntos . Parecía imposible que, de nuevo, se le fuese a escapar un partido de esta manera al equipo de Javi de la Fuente, pero, lamentablemente para los intereses zamoranos, volvió a suceder.

Tras una serie de errores en defensa y en ataque, el Universidad de Valladolid empató el partido a 61 puntos y dejó la pelota en el tejado del Virgen de la Concha, que tendría posesión para intentar volver a ponerse por delante de una forma que podría haber sido casi definitiva.

El Fidalgo Vecino jugó bien su última posesión y Tomás Ramón se quedó solo debajo del aro para anotar la canasta a 12 segundos del final. Sin embargo, el ex jugador del Ávila erró inexplicablemente un tiro sencillo. En el siguiente ataque, el Fidalgo Vecino cometió una falta para impedir la canasta de los vallisoletanos. La acción significó dos tiros libres, de los cuales el lanzador convirtió uno. No hubo tiempo para más y el equipo visitante se llevó la victoria por un punto ante un equipo cuyos finales de partido comienzan a constituir un mal intrínseco.