El zamorano Martín Ramos regresó en la mañana de ayer al campo base del Annapurna con lo que vio completada la ascensión a su séptimo «ochomil» una ascensión que él mismo calificó como «rápida pero muy dura».

Ramos y su compañero Jorge Egocheaga se encuentran ya a salvo aunque muy cansados y deshidratados tras haber realizado una nueva ascensión vertiginosa en la que inviertieron poco más de dos días ya que el lunes subieron hasta el Campo 3 de un tirón y de ahí a la cima al día siguiente, con la bajada directa hacia el Campo 2 donde pernoctaron y ayer por la mañana alcanzaban de nuevo el campo base. Fue la ascensión más brillante de las diecisiete que se produjeron el mismo martes, entre ellas las de la coreana Oh Eun Sun, que se ha convertido en la primera mujer en completar los catorce «ochomiles» o la de Juanito Oiarzábal que ayer se encontraba todavía en el Campo 4 con bastantes problemas físicos.

Ramos y Egocheaga emprendiero el ataque final a la cumbre en solitario aunque les alcanzaría el rumano Horia Colibasanu con el que realizaron el tramo final hasta la cumbre, aunque algunas fuentes indican que éste coronó algo más tarde de las 10.00 horas en que llegaron ellos.

Hay que calibrar el mérito de encabezar la hilera de montañeros, lo que obligó a Martín y Jorge a ir abriendo huella en la nieve, lo que supone un esfuerzo todavía mayor al que ya comporta una ascensión de este tipo. Dos horas y media antes de que llegaran los siguientes montañeros a la cumbre lo hicieron ellos, lo que les permitió iniciar también mucho antes el descenso.

Según relató ayer el zamorano, alcanzaron de nuevo el Campo 4 pero al no disponer de sacos para dormir, decidieron seguir descendiendo y pasaron la noche en el Campo 2 para realizar el último tramo hasta el campo base en la mañana de ayer.

Ramos se muestra ahora contrariado porque, de haber pernoctado más arriba, podrían haber auxiliado en su bajada al catalán Tolo Calafat que se encuentra detenido por encima del Campo 4 a la espera de un rescate ya se con helicóptero o a cargo de otros montañeros.

Jorge Egocheaga mostró ayer su intención de recuperarse lo antes posible y volver a subir con oxígeno y medicinas para ayudar a su compañero. Como es sabido, Egocheaga es médico de profesión y sus conocimientos sobre medicina de montaña, como es lógico, son amplios.

La surcoreana Oh Eun-sun, que el martes se convirtió en la primera mujer en conquistar 14 «ochomiles», detuvo su descenso del Annapurna para interesarse por el estado de Tolo Calafat, compañero de cordada de Juanito Oiarzábal y Carlos Pauner.. Tres de los sherpas de Oh que se encontraban en el segundo campo, a 5.600 metros, partieron en ayuda del alpinista español, mientras la surcoreana, «completamente exhausta» por el ascenso del día anterior, permaneció a la espera en el Campo base 4, según una agencia coreana.

Sin embargo, en palabras del propio Juanito Oiarzabal a diferentes medios de comunicación españoles, la expedición de Miss Oh (como se conocer a la alpinista asiatica) no ha colaborado finalmente en los intentos de rescate de Calafat. Oiarzabal trató ayer en vano de negociar con los sherpas de Oh pero no pudo llegar a ningún tipo de acuerdo y estos se han mantenido al márgen. Presumiblemente para colaborar en eldescenso pero no en el rescate y no dañar así la imagen de la primera mujer que escala los 14 «ochomiles».

También se envió un helicóptero con un médico del Equipo Internacional de Alpinismo Annapurna, pero encontró muchas dificultades para acercarse al lugar donde se encuentra el alpinista por lo que el rescate del montañero mallorquín se ha aplazado hasta hoy.

Calafat podría estar a unos 7.500 metros, aunque no se sabe con exactitud, y hasta el lugar donde se encuentra ha subido un sherpa con un saco, corticoides, agua y algo de comida, para que «no tenga que pasar otra noche al raso», según se informa en la página web oficial de Carlos Pauner. El helicóptero intentará de nuevo el rescate mañana y, si tampoco se hace factible el rescate, Pauner (con la conocida como ceguera de las nieves), Oiarzabal (con principios de congelación en los muñones de sus pies) y el rumano Horia Colibasanu, quien se encuentra acompañando a los montañeros españoles, tratarían de buscar alguna forma de llegar hasta él y resolver así esta crítica situación.