El equipo rojiblanco se dispone a recibir mañana al que en la década de los 90 fue su auténtica "bestia negra" en los "play-off" de Tercera a Segunda División B, el Celta B, en aquel entonces Celta Turista. Y este encuentro no va a ser menos importante que aquellos pues ahora lo que habrá en juego será poder seguir dependiendo de sí mismo para disputar una nueva fase de ascenso, ahora a Segunda División.

El Zamora se encontraba por primera vez en el camino de las fases de ascenso al Celta Turista en la temporada 91-92 con Luis Alfredo Puente en el banquillo rojiblanco. A la última jornada se llegó con la obligación de ganar a los vigueses por dos goles y la empresa se acariciaba con un 2-0 (goles de Toño Ruiz) en el minuto 90 el sueño se fue debajo de forma estrepitosa cuando un jugador, de nombre Oliveira, mandaba el balón al fondo de las mallas de la portería defendida por Cris, quien en la actualidad es el médico del Getafe en Primera División. Los alrededor de 5.000 aficionados que abarrotaron el estadio La Vaguada vivieron su noche negra.

Tres temporadas después y con Puente también dirigiendo a los rojiblancos el Celta Turista se llevaba los tres puntos de La Vaguada (0-1, con gol del que después fue jugador rojiblanco Fonsi) y dejaba a los zamoranos el ascenso muy cuesta arriba, un ascenso que iba a lograr el Santa Ana.

La tercera y última ocasión que Zamora y Celta Turista se vieron las caras en un "play-off" fue en la campaña 95-96 y para variar, los rojiblancos sufrieron un nuevo revés, vivieron su enésima decepción cuando ya se preparaba la fiesta. Al Zamora lo entrenaba el desaparecido Eduardo Endériz y en La Vaguada los locales habían conseguido un 2-0 en la primera mitad con goles de David Sánchez e Isidro que ponía, por fin, el ascenso a tiro de piedra. Pero ni por esas. En tan sólo dos minutos todo se volvió a ir abajo. Primero Fonsi -otra vez- y después David lograban en los minutos 73 y 75 el que iba a ser definitivo empate a dos que para los rojiblancos no era suficiente. Otra vez a llorar.

Desde aquel entonces pero ya en Segunda División B, el Zamora se ha vuelto a encontrar con el filial del Celta en dos ocasiones. En la temporada 2001-02 el triunfo sonrió a los rojiblancos por 2-0 y una campaña después los vigueses empataban a un gol.

Mañana habrá una nueva final ante el equipo que puede considerar como la "bestia negra" de los rojiblancos. Los de Alvarez Tomé no pueden fallar para afrontar las dos últimas jornadas, o al menos la penúltima, sin depender de otros resultados, aunque también vendría bastante bien que otros marcadores acompañasen a un Zamora que puede necesitar tres victorias consecutivas para alcanzar la fase de ascenso. La primera debería de llegar mañana ante un Celta B que lleva ocho partidos consecutivos sin conocer la derrota tras haber sumado cinco victorias y tres empates.

En la segunda vuelta el cuadro vigués sólo ha caído en dos ocasiones y en ambas perdió en su feudo, frente a la Ponferradina (0-1) y ante el Sporting B (1-2), el resto de encuentros los cuenta por empates y triunfos hasta el punto de haber sumado 30 puntos en lo que va de vuelta, números de "play-offs".

Los rojiblancos, que ayer realizaron una suave sesión de entrenamiento en el anexo del Ruta de la Plata, intentarán cortar esa marcha triunfal de un cuadro vigués que aunque acabe cuarto en la clasificación podría no jugar la fase de ascenso si su primer equipo no tiene ninguna posibilidad de ascender a Primera División. Esto no va a hacer que el filial baje la guardia, todo lo contrario, y es que a lo mejor al jugar sin esa presión todavía se vuelve más peligroso.