Madrid .- Con una mezcla de cansancio y felicidad los componentes de la selección española de balonmano llegaron entre aplausos y abrazos al aeropuerto de Barajas en Madrid, con sus medallas de plata europeas sobre el pecho tan sólo 18 horas después de haber perdido la final frente a Francia en Zúrich.

«Estamos cansados y felices. Es una mezcla extraña, porque todo el mundo quiere ganar una final, pero ha sido tanta la tensión acumulada durante tanto tiempo que el último día explotas y te das cuenta de lo que has conseguido, que es muy importante», expresó José Javier Hombrados, portero que intervino en la final tras la lesión de David Barrufet.

Hombrados expresaba así el sentimiento general de todos los integrantes del equipo nacional, mientras que el seleccionador Juan Carlos Pastor fue un paso más allá: «Cada hora que pasa valoro más esta medalla de plata».

El vallisoletano Pastor, en tan sólo un año, ha conseguido que el equipo español aparezca en la terminal de Barajas con una medalla de oro de un Mundial (Túnez 2005) y una de plata del reciente Campeonato de Europa en Suiza.

«Si alguien tenía dudas con Pastor que se las acabe de quitar. Ha demostrado su valía, su trabajo, su conocimiento del medio y creo que hay seguir apostando por él y de eso creo que está muy convencido el equipo», apuntó Hombrados sobre el técnico también del BM Valladolid.

Tres cabezas rapadas por un apuesta (Garralda, Chema Rodríguez y Rocas), rostros extenuados (Garabaya) dos hombres con cojera por lesión, Barrufet con una rotura fibrilar e Iker Romero con sobrecarga en la rodilla, y las sonrisas generalizadas fueron las notas sobresalientes en la expedición española.