Bien pendientes del partido

En este desplazamiento, la comida fue más tranquila que hace quince días. De hecho, el equipo pudo contemplar, mientras comía, el partido de División de Honor entre el Playas de Castellón y el Lobelle Santiago. Eso sí, durante buena parte del encuentro, la expedición estuvo más atenta a la publicidad estática del pabellón de Castellón que el propio partido. Y es que, gracias a los contratos publicitarios con la LNFS, buena parte de los patrocinadores del equipo, así como las instituciones zamoranas, tuvieron su hueco bien visible para toda España.

Marcador manual

El partido de ayer no se jugó en el Palacio de los Deportes de Coruña, escenario habitual para los encuentros del Coinasa, porque estaba ocupado por una competición de atletismo, sino en el pabellón del Barrio de las Flores. Este coqueto polideportivo, de pista de goma y más acostumbrado a ver balonmano, tuvo que adaptarse de urgencia para acoger el encuentro. Lo más llamativo, el marcador de las faltas, totalmente manual, hecho con una cuerda clavada a la pared y unos cartelones sujetos con sendas pinzas, que un colaborador del club tuvo puntualmente actualizados.

La nota triste del día

La nota triste de la jornada quedó reflejada en el minuto de silencio que se guardó justo antes de comenzar el partido, en memoria de un joven de 25 años que había pertenecido a la disciplina del club coruñés y que falleció el viernes en un accidente laboral. Los directivos del club habían estado todo el día pendientes de la familia y de los detalles del funeral, pero tuvieron tiempo para hacer un hueco e ir a recoger al Bajoz-Aspi-GCE a la entrada de Coruña para acompañarles hasta el pabellón sin que se perdieran. Todo un detalle.

Un portero con futuro

Y la nota simpática del día la protagonizaron Julito y el hijo del delegado de equipo del Coinasa Coruña, un crío de apenas cuatro años. Ambos hicieron muy buenas migas nada más verse en el pasillo de vestuarios y se pasaron más de media hora jugando en una de las porterías del pabellón. Julito disfrutó como un enano y el peque demostró maneras como futuro portero.