La historia se repitió. Fue el punto y seguido a lo que ocurrió el pasado 15 de enero. La inclemencias meteorológicas volvieron a obligar al colegiado del encuentro Cultural Leonesa - Zamora a suspender por segunda vez dicha confrontación en el Nuevo Antonio Amilivia.

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Fue una nueva suspensión pero en esta ocasión acompañada de bronca desde la grada y también en el túnel de vestuarios donde a pesar de las excelentes relaciones que existen entre los dos clubes, ayer hubo sus más y sus menos; eso sí, la sangre no llegó al río.

Y lo curioso del caso es que ambos equipos querían jugar, o al menos esas eran las intenciones que unos y otros mostraban.

«Nosotros queremos jugar», era la frase con la que Miguel Angel Alvarez Tomé se retiraba a los vestuarios tras el calentamiento de su equipo. «El Zamora ha venido a jugar», también apuntaba Raúl González en uno de sus muchos paseos sobre el césped. Y hasta el colegiado en un principio, en el primer reconocimiento del campo, indicó: «Por mí se juega, si los dos equipos están de acuerdo... no hay problemas».

Aquello tenía muy mala pinta desde el principio y los peores augurios se iban a ir confirmando a medida que las manecillas del reloj se aproximaban a las 20.30, hora fijada para el inicio de la confrontación.

Salió a la calentar la Cultural Leonesa y lo hizo en la zona del campo que se encontraba en buenas condiciones; minutos después saltó al terreno el Zamora y le tocó el lado malo, la zona helada. El guardameta Vilches, que recuperaba la titularidad, se dio cuenta rápidamente que aquello estaba impracticable y peligrosísimo. Los tacos de las botas no entraban en el césped y es que el terreno en el área de la zona sur del estadio era una auténtica pista de patinaje; Cristóbal pegaba un patinazo mientras calentaba, Quini resbalaba una y otra vez, y en la cara de Raúl González se detectaba bastante preocupación.

Los directivos del Zamora, encabezados por Casas, pisaban la zona helada y todos salían de la misma reconociendo que allí no se podía jugar pues el riesgo de que se produjesen lesiones era evidente.

Casas entraba por el túnel de vestuarios y los aficionados que se encontraban en la grada le increparon todo lo que quisieron y un poco más. El "presi" se cabreó y señaló: «Y si se ponen así, peor. ¡No se dan cuenta de que nosotros queremos jugar pero que eso está fatal!». El colegiado, Alejandro Granda Barros, volvía a salir de los vestuarios, ya en pantalón corto, y se encaminaba hacia el área en cuestión. Nueva reunión en el campo mientras que los jugadores de uno y otro conjunto seguían a lo suyo, calentando y dispuestos a jugar. El árbitro asturiano, acompañado de sus dos auxiliares, se encerraba nuevamente en su vestuario, llamaba a los dos delegados de equipos y

el del Zamora salía de allí y a las 20.36 horas confirmaba que «el partido no se juega. El árbitro lo ha suspendido. Ha dicho que estaba mal el campo y punto. Nosotros queríamos jugar pero...».

Cuando por la megafonía se anunció la suspensión del encuentro, los poco más de 500 aficionados que podía haber en las gradas, dieron una soberana pitada y abuchearon por enésima vez a la expedición rojiblanca que se retiraba definitivamente a los vestuarios para volverse a cambiar y emprender el viaje de vuelta, por segunda vez sin jugar el encuentro.

Casas: «La Cultural presionó mucho al árbitro para que se jugase»

«La desgracia nos persigue. Hemos venido a León dos veces y no hemos podido jugar en ninguna de ellas. Veníamos a jugar y queríamos jugar pero después de pisar la portería del fondo norte y después de hablar con los jugadores, era llevarlos a algo muy arriesgado y quizá a alguna lesión», señalaba el presidente rojiblanco, José María Cassas, a LA OPINION EL CORREO DE ZAMORA, instantes después de que el árbitro tomase la decisión de volver a aplazar el partido.

«El colegiado, nada más llegar al campo, enseguida dijo que quería suspender el partido, lo que pasa es que la Cultural le ha exigido y le ha presionado mucho, pero creo que el árbitro ha hecho lo que tenía que hacer y ha acertado. Creo que si se hubiesen tomado medidas con tiempo, el campo hubiese estado mucho mejor y no habría habido problemas para haber disputado el encuentro», recalcó Casas, que se encontraba a pie de vestuarios.