Con él se fueron otros cuatro corredores más, pero en la autovía, en apenas dos kilómetros, fueron alcanzados por el pelotón, del que tiraba en bloque el Diputación de León. Así siguió hasta que consiguió romperlo en varios grupos y meter en el grupo de cabeza a seis de sus siete hombres, junto a otros cuatro invitados de piedra, entre los que estaba Josué Arán, del Viña Magna-Cropusa, que fue quien coronó en cabeza el alto de Gema. El fuerte ritmo impuesto en la escapada fue pasando factura hasta que se quedaron los leoneses solos, después de que Arán se dejase ir hasta el grupo de atrás, en el que el líder y el resto de sus compañeros trataban de dar alcance a la fuga.

Mientras por la parte de atrás de la carrera, se trataban de recomponer las decenas de partes en que quedó convertida, delante la situación se convirtió en un simple y vistoso mano a mano entre leoneses y burgaleses. Cinco contra cinco y siete invitados más que rodaban en el grupo del Cropusa, al que sólo le faltaban el zamorano Víctor Andrés y Luis Alvarez, que se quedaron cortados a las primeras de cambio.

Los de Manolo Campesino lograron su objetivo en el kilómetro 32, después de que sus rivales hubieran copado los tres primeros puestos de la meta volante de Fuentespreadas, con Nabben en cabeza, seguido de Bernardo y Haedo. Con los dos grupos fusionados, se relajó el ritmo y el pelotón, ya recompuesto, les dio alcance. Por delante, cuatro valientes (Magallanes, del Gondomar; García, del Camargo; Zhadkevich, del Telco, y Gil, del Andalucía) habían saltado y llegaron a tener hasta 2´41´´ de ventaja. Pero el Diputación de León fue a por ellos y, al paso por el Cubo del Vino, ya habían abortado la fuga.

Los leoneses volvieron a intentarlo y se volvieron a ir, seguidos del Viña Magna para volver a romper el pelotón de nuevo. La batalla no tenía tregua ni respiro. Las diferencias, sin embargo, entre ambos, no pasaron del medio minuto y, a la salida de Peñausende, les dieron alcance para dejar el grupo de cabeza en doce corredores, mientras el Andalucía marcaba atrás el ritmo para no dejarles ir.

Pero un caballo se cruzó en el destino, más bien en el camino, del pelotón y complicó la persecución. Antes de llegar a Fresno de Sayago, la diferencia era de poco más de medio minuto. Después de un par de kilómetros con el caballo entrometido abriendo el paso del pelotón -que se vio obligado a ralentizar su marcha-, la desventaja era de casi un minuto. Cuando se vieron libres de tan ilustre e inesperado visitante, tardaron poco más de seis kilómetros en abortar la fuga. Una más que se iba al garete.

La siguiente sí fue la vencida. El primero que saltó fue Alberto Fernández, del Camargo. Después del siguieron varios grupitos que convirtieron la carrera en un goteo de corredores entre la cabeza de carrera y el pelotón del líder hasta que se formó el grupo cabecero de una docena de integrantes. Ante la falta de entendimiento para tirar, primero saltaron cinco corredores y, después, se fue en solitario Aitor Reguillaga. En Pereruela, entre él y el pelotón había 3´50´´ y tres pequeños grupos con desventajas que iban desde el minuto y 1´45´´.

Reguillaga siguió abriendo hueco y supo administrar su ventaja para llegar con un minuto y cuarto de ventaja y celebrar a lo grande su primera victoria. El grupo del líder, sin prisa ninguna llegó a algo más de dos minutos y medio.