Obituario
Muere el filósofo Xavier Rubert de Ventós
Su característica más singular era la capacidad de sorprender, incluso de sorprenderse a sí mismo
Xavier Bru de Sala
'Grande testa', pero enemiga del 'déjà vu' y más del 'déjà dit' y aún más del 'déjà écrit'. Tal vez la característica más singular de Xavier Rubert de Ventós, fallecido esta madrugada en Barcelona a la edad de 83 años, fue la capacidad de sorprender, incluso de sorprenderse a si mismo, como quien se da la vuelta sigilosamente sin moverse de la mesa, se toca el hombro con un dedo y se da un susto: ¡sorpresa! Sorpresa y giro en el curso de su pensamiento, en su acción, en la propia existencia que se dejaba conducir, como buen biologista, por los impulsos, no por las agudas meditaciones o por el severo solaparse de los silogismos. Por eso, porque, alérgico a las rutinas mentales, esquivaba el lugar común y embestía tanto a los tótems como los tabúes, la lectura de sus ensayos es tan fascinante e irresistible.
Este país los crió, a los primeros de la fila, y ellos solos se juntaban para estimularse con los contrastes o afianzarse en las coincidencias. Xavier Rubert y Pasqual Maragall. Quizás no tan conocido, su otro interlocutor privilegiado y constante, Ricardo Bofill, con quien mantenía al menos una larga conversación telefónica semanal.Tanta era la sintonía que, habiendo dejado de fumar tiempo atrás, el arquitecto le interrumpió, 'Xavier, ¿que vuelves a fumar?' Y no porque el teléfono transmitiera ni el humo ni la exhalación del tabaco, ya que en ese momento no fumaba. '¿Quién te lo puede haber dicho?' 'Es que estaba asustado, desde que lo dejaste andabas medio apagado, parecía que no eras tú'. Esto me explicaba, a la contra de todo y de todos, para demostrarlo y ponerse de ejemplo: el tabaco estimula las neuronas. Y si no, recuerden a Pla, que sin el cigarrillo no encontraba el adjetivo.
También explicaba su caída del caballo y conversión al independentismo, 'soi disant' no nacionalista, cuando, diputado socialista en el Congreso, un secretario de Estado le contó la proeza de cómo habían engañado una vez más a Pujol, birlándole un traspaso con una letra pequeña que impedía su ejecución. 'No le fastidian a él, pensó, sino a mí como catalán'. De ahí su libro más trascendente, 'Cataluña: de la identitat a la independència'.
En el prólogo, Pasqual Maragall, otro atrevido de primer orden, afirmaba ya candidato a presidir la Generalitat que daría la razón al amigo si fracasaba en la empresa titánica del nuevo encaje con España. Y es aquí, en el libro y en el prólogo, no en tal sentencia del TC o en tal manifestación multitudinaria, donde comienza el 'procés', con una propuesta independentista de amplísimo espectro que se adelantaba al previsto fracaso del Estatut de Sau. Aquí está, bien dibujado y perfilado, el mapa que guió a Artur Mas en la parte política y Junqueras trata de seguir en la social. Quizás si la cosa hubiera salido como deseaba, Xavier Rubert de Ventós nos habría dejado un libro póstumo aún más sorprendente, 'Cataluña: de la independència a la retrobada identitat'.
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