Parecía cantado que 'El buen patrón' iba a hacer un paseíllo triunfal por esta 36ª edición de la gala de los Premios Goya, pero desde los primeros compases ya quedó claro que no iba a alcanzar el récord de los 14 galardones que consiguió ‘Mar adentro’ en el año 2005.
La película de Fernando León de Aranoa hizo historia en las nominaciones, pero no en los premios, aunque terminó acaparando algunos de los más importantes, seis en total: mejor película, mejor director, mejor guion original y mejor actor protagonista para Javier Bardem que, con su totémico personaje de Blanco, el director de la fábrica de balanzas de ‘El buen patrón’, recogió su séptimo ‘cabezón’, su sexto como actor. “Se lo dedico a Penélope, que es la mujer que quiero y celebro todos los días”, dijo el intérprete, que también se lo dedicó a sus hijos y a su madre, la recientemente fallecida Pilar Bardem.
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Fue cogiendo fuerza a lo largo de la noche el 'biopic' sobre Maixabel Lasa y la relación de perdón que estableció con el asesino de su marido, Juan María Jaúregui, dirigido por Icíar Bollaín, aunque no pudo con ‘el patrón’. Se alzó con el premio a la mejor actriz, para Blanca Portillo (su primera estatuilla) que declaró su amor incondicional a todo el mundo, incluidos los ojos de Luis Tosar que en la película la llevaron “al infinito y más allá”, a la mejor actriz revelación, María Cerezuela, al actor de reparto Urko Olazal, que encarnaba a uno de los etarras arrepentidos durante los encuentros restaurativos.
La gala comenzó con tracas valencianas, fuegos artificiales en el Palau de les Arts y un homenaje a Luis García Berlanga para culminar su centenario, al que siguió un número al son de ‘Libre’ cantado por Jedet, Cristina Cataño y Bebe, que ya predijo que los interludios musicales no iban a ser el fuerte de la ceremonia, en la que también participó C. Tangana junto a Rita Payés rodeados de ritmos tropicales, Joaquín Sabina junto a Leiva, y Luz Casal, en gallego, para recordar a los fallecidos en un momento muy especial.
La entrega de premios se agilizó gracias a tandas de tres o cuatro galardones: las categorías técnicas, muy acertadas al premiar el sonido de ‘Tres’ (un elemento fundamental en la película) o la dirección de producción (todo un reto al rodar en el mar) para ‘Mediterráneo’ o los efectos especiales de ‘Way Down’; las musicales (la banda sonora fue a parar a Zeltia Montes por ‘El buen patrón’) y los cortometrajes, momento en el que vimos a Verónica Echegui recoger su primer Goya como directora (había estado nominada en cinco ocasiones como intérprete) por ‘Tótem Loba’, que habla sobre la violencia machista. “Pedro Sánchez, te recomiendo que lo veas, tómatelo en serio”, le dijo al presidente del Gobierno con su habitual desparpajo.
De nuevo una mujer ha sido distinguida en el apartado de mejor dirección novel, recogiendo el testigo de Carla Simón, Arantxa Echevarría, Belén Funes y Pilar Palomero. La catalana Clara Roquet se impuso con su luminosa coming-of-age, ‘Libertad’, sobre las desigualdades sociales, al igual que Nora Navas que consiguió el premio a la mejor interpretación de reparto, su segundo Goya después de ‘Pa negro’.
Jonás Trueba se llevó un premio con la que no se sabe si es un documental o un monumento en torno a la juventud española. Más de tres horas en las que la cámara del director sigue a un grupo de jóvenes durante cinco años para adentrarse en sus sueños y desesperanzas durante esta etapa crucial de crecimiento. Un grito de rebeldía y libertad que por fin ha tenido un reconocimiento.
Premio a Cate Blanchett
Pequeña gran sorpresa la de ‘Las leyes de la frontera’, que pasó desapercibida en las nominaciones y ha terminado llevándose cinco estatuillas, entre ellas, el guion adaptado de la novela homónima de Javier Cercas por parte de Daniel Monzón y Jorge Guerricaechecarría, al actor revelación Chechu Salgado, arrollador en su papel del quinqui Zarco, maquillaje y peluquería, vestuario, dirección de producción (por su recreación de la Girona de los años setenta).
Uno de los momentos más especiales de la noche fue la entrega del Goya de Honor Internacional a Cate Blanchett de manos de Penélope Cruz y Pedro Almodóvar, que como no podía ser de otra manera, puso a todo el público en pie. La actriz reconoció que cuando era adolescente descubrió a Luis Buñuel y eso le cambió su manera de ver el mundo, pero sus principales piropos fueron a parar a sus entregadores, que terminaron más emocionados que ella.
José Sacristán puede que no fuera tan glamuroso, pero sí más nuestro. Fue Nora Navas la encargada de entregarle el Goya de Honor (nacional) parafraseando los muchos títulos míticos de las películas que forman parte de una de las carreras más impresionantes de nuestro cine. Su discurso fue tan teatral que parecía que estaba recitando algún texto importante de algún poeta. Pero no, porque en él citaba a su familia, a Manolo Caracol y a John Steinbeck.
Fue una gala larga, extenuante, y unos premios más repartidos de lo esperado. ¿La clara perjudicada? ‘Madres paralelas’, de Pedro Almodóvar, que finalmente se fue a casa sin una sola estatuilla. ¿Nueva guerra con la Academia?
