Humorista, actor, director, ilustrador y ahora escritor. Joaquín Reyes se ha quitado el pudor de publicar en 'Subidón' (Blackie books), su primera novela de ficción, que cuenta la vida de un cómico cegado por la fama y con la que ha cumplido el sueño de acercarse a una de sus grandes pasiones, la literatura, una disciplina que le gustaría seguir explorando.

Ávido lector y amante de los clásicos de la literatura rusa como Dostoyevski, Reyes (Albacete, 1974) se ha atrevido a dejar volar esta pasión y lanzarse a la escritura para contar, con una voz propia y muy reconocible, la historia de este cómico que tiene poco que ver con él pero que sí se desenvuelve en su mundo, según cuenta en una entrevista con Efe.

Creador de icónicos programas de humor 'Muchachada nui' y 'La hora chanante', Reyes es uno de los principales exponentes del “humor manchego” que en los últimos años ha creado tendencia.

-¿De dónde le vino la idea de publicar una novela?

-La semilla es mi afición lectora. Lo he hecho por amor a la literatura, por decirlo así de una manera un poco cursi. La novela es mi género favorito, aunque tenía cierto pudor porque no tenía claro que fuera a ser capaz de escribir algo que mereciera la pena.

-¿Y cómo surgió 'Subidón', este relato de las hazañas de Emilio Escribano?

-La historia surgió de una, se me reveló tal cual. Luego tuve que trabajarla, pero la tenía muy clara desde el principio. El personaje es un cómico manchego y lo he nutrido con muchas experiencias mías. Había ciertas cosas que quería contar sobre cómo es la vida de un cómico, las cosas que vivimos, eso está claro que nace de mi experiencia.

-¿Y quién es este cómico, alguien conocido?

-Son mucha gente. Tiene cosas mías y que he observado en mis compañeros. Lo que quería contar a través de este personaje era una especie de reflexión sobre la fama, de cómo te cambia y te puede despistar. Emilio Escribano al fin y al cabo no era el más popular de su pueblo y la fama le da la oportunidad de resarcirse y la vive como una especie de venganza. Quería que el personaje tuviera esos rasgos no muy positivos. Egoísta, libidinoso. Pero no quería ser cruel con él ni tampoco juzgarlo. Quería que el lector le acompañara en sus aventuras. Porque también es un ser brillante y con talento, un personaje complejo.

-En el libro se ve claramente su estilo, usted y su lenguaje tan particular. ¿Ha sido intencionado?

-Es muy importante la voz, que sea reconocible. A mí los autores que más me gustan es donde reconozco una voz más allá del artificio y la forma, porque si no no me interesa demasiado. Y claro, no es algo intencionado, es que te sale así, quería que se me reconociera. Hay una escritora que me fascina que es Maryse Condé, la antillana, y escribe de una manera muy sencilla. Pero es muy difícil escribir así. Lo fácil es camuflarte en el artificio.

-Ahora que ya se ha quitado el pudor, ¿seguirá escribiendo o esto ha sido un episodio puntual?

-Amenazo con escribir más libros. Me gusta mucho, me gustaría escribir otra novela. Ya tengo una idea todavía muy a bofetada. Yo escribo mucho porque escribo guiones, relatos y artículos y lo que puedo, pero esto se hace de otra manera y se vive de otra manera y me gusta mucho disfrutar y sufrir el proceso de la escritura.

-¿Entonces ya se considera un escritor y hay que añadir lo de “escritor” a su polifacético currículum?

-Sí, por lo menos tengo esa vocación. Tengo suerte porque hago muchas cosas que me gustan. En el caso de la escritura soy un escritor tardío y tampoco he escrito especialmente bien. He aprendido a escribir escribiendo mucho y leyendo muchísimo. De niño no escribía especialmente bien, hay gente que tiene esa capacidad y ese talento.

-¿Y qué piensa de quien podría tratarle de intrusismo?

-No creo que exista el intrusismo en la literatura porque si alguien se pone a escribir, es escritor. Se publican muchos libros de muchos tipos y hay gente que publica libros y no es necesariamente escritor, eso está claro. Pero también te digo que vencí cierto pudor. Quería presentarme y tener cierta credibilidad. No quería que fuera el libro de un cómico. Quería que el libro se defendiera por sí mismo, más allá de que soy una persona conocida y eso me facilita las cosas y me da acceso al lector seguro más que a una persona que es anónima. Lo he hecho con humildad pero es una novela como otra cualquiera. No es ni más ni menos.