Cuarenta años encima del escenario dan para mucho. Los Rebeldes celebrarán sus cuatro décadas de carrera este próximo viernes 3 de septiembre en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza, a las 20.00 horas. Un concierto en formato acústico en el que el rock estará tan vivo como siempre. Como defiende Carlos Segarra, hay guitarras y batería para rato. 

-¿Cómo se viven ahora las giras?

-Las giras ya no existen. Desde la pandemia, no hay posibilidad de hacer conciertos grandes. Hasta que pase todo esto, haremos el formato acústico, que antes lo teníamos reservado para los meses de invierno.

-¿Qué se encontrará el público de Zaragoza en este formato?

-Tocar en acústico nos pone muchísimo. Pero tenemos ganas de volver a actuar delante de miles de personas. Este espectáculo es todo el rock de Rebeldes, con una formación de dos guitarras acústicas, contrabajo y batería. Es un rock and roll muy bien hecho y los temas son buenos, que los he escrito yo.

-¿Cuál es la situación del sector musical?

-Están pasando cosas muy raras. Estoy preparando junto a Miguel Ángel Escorcia, el otro guitarrista de Rebeldes, un disco de versiones de rockabilly. Y lo hemos tenido que retrasar su lanzamiento para fabricar en formato vinilo, porque se ha vuelto a poner de moda. La gente está recomprando los tocadiscos que vendieron hace muchos años, pagando incluso el triple.

-En cambio, el consumo mayoritario es en digital...

-Los tiempos están definiendo al público. Ahora puedes crear una página o un perfil en redes en torno al género que te gusta y solo consumir ese. Está cambiando la forma de ver la vida por parte del público, o eres de uno o eres de otros.

-¿Han cambiado mucho las cosas desde que empezaron?

-Antes ibas a un concierto y, si los artistas eran buenos, lo disfrutabas, sin importar cuál fuera el género. Ahora las personas somos muy radicales: yo no soporto a los que les gusta el reggaetón y ellos nos odian a los que nos gusta el rock and roll.

-¿Cómo se vive este enfrentamiento?

-No es un enfrentamiento. Pasamos los unos de los otros como de la mierda. Aprendí de pequeño que hasta las malas noticias pasan y, las modas, también. Creo que el reggaetón es una moda muy cutre que algún día se acabará.

-¿Es una polarización de los géneros?

-No hablamos de géneros, hablamos de estilos de vida. Cosas de rock que no me gustaban, como el heavy o el rock madrileño, las defiendo porque considero que son de los míos. El enemigo es el reggaetón, que también lo es de la música latinoamericana buena de verdad, como la salsa, los boleros o el tango argentino.

-¿Esta situación ha aparecido de forma progresiva?

-Cuando desapareció la música física, las listas de reproducción y las redes mandan. Así, las redes sociales ayudan a unirte con gente con tus mismos gustos, pero no a ampliarlos. Veremos, en unos años, cómo es el resultado.

-Las diferencias también están en la forma de crear una carrera: dilatadas en el tiempo o a base de éxitos.

-Yo firmaría que hiciesen un éxito y que desapareciesen para no volver nunca más. Es una opinión muy personal, como un músico al que no le gusta nada este género. Creo que el reggaetón es la música que le gusta a la gente que no le gusta la música. El otro día vi en los Grammy que unos reggaetoneros ganaron el premio a la mejor canción. Si eso es lo mejor, yo soy Beethoven.

-Todo esto afectará a la formación de los artistas del futuro.

-Los jóvenes ahora pueden coger listas de reproducción y pasar de un artista otro, como hemos hecho todos. Yo tenía a Los Pecos o a los Beatles, y preferí desarrollar un estilo propio. Yo les defiendo mi música: esto es rock, bien hecho y en español. Y lo siento, señoría, pero volvería a hacerlo.

-¿Echa de menos algo del pasado del grupo?

-Nosotros seguimos siendo unos canallas y unos golfos. Vivo en Valencia, tengo una relación buena con otros roqueros y me siento identificado con la actitud que seguimos teniendo.

-No hay diferencias con los inicios, entonces.

-Las hay por la edad: yo monté Rebeldes con 17 años y ahora tengo 60. Pero la actitud, el rock and roll y el amor por la música siguen estando ahí, porque nadie me obligó a comenzar con la carrera.

-¿Se acerca el final?

Eso es una decisión personal, de cada, e intransferible. No quiero ir a las pruebas de sonido a mirar y a decir cómo tiene que sonar el bombo o cuánto tienen que subir las voces. Por eso, seguiré tocando, que algo tengo que hacer.

-¿Cómo ve el futuro de Los Rebeldes?

-Estoy muy tranquilo con eso. Tenemos muchos aficionados de entre quince y veinte años que nos han elegido. Son más fans que sus padres y a ninguno les ha obligado nadie a venir a nuestros conciertos. Eso, y los más de 40 años que llevamos en el mundo de la música, nos hacen sentir orgullosos.

-¿Y del rock and roll?

Las salas de ensayo están llenas de grupos de adolescentes que tocan mejor de lo que nunca hemos tocado nosotros. Y creo que lo hemos hecho siempre bien. El rock en España tiene mucho futuro. Como dijo John Lennon, el rock and roll nunca morirá porque le gusta a demasiada gente. Y yo no soy nadie para contradecir a Lennon.