El pintor y escultor Josep Puigmartí, uno de los artistas más prolíficos y transgresores de la plástica europea de la segunda mitad del siglo XX, ha fallecido este jueves, en Sitges (Barcelona), donde residía desde hace 24 años, a los 88 años de edad, según ha informado a EFE Francesc Castellví, quien ha estado a su lado estas dos últimas décadas.

Nacido en Monistrol de Calders (Barcelona) en 1932, Josep Puigmartí fue un artista de una amplia y diversa trayectoria, pues se aventuró en estilos como el esquematismo expresionista, el erótico, el pop-art e incluso el surrealismo.

"Vagamundo por el mundo", como a él le gustaba definirse, Puigmartí también lega una prolífica obra que expuso en salas, galerías y museos de países como Francia, Bélgica, Suiza, Estados Unidos, China o Emiratos Árabes.

De formación autodidacta, Puigmartí tuvo una fulgurante pero breve aparición en el panorama pictórico barcelonés, ya que se dio a conocer en 1956 en la entonces influyente Galería Syra, en la modernista Casa Batlló de Barcelona, apoyado en el catálogo por el crítico Sebastià Gasch.

No obstante, su naturaleza aventurera y errante le impulsó a partir hacia Francia -París-, para recorrer posteriormente Suecia, Dinamarca e Italia, donde efectuó diversas exposiciones entre 1962 y 1972 con obras influidas por el expresionismo, el informalismo o el figurativismo.

Puigmartí seguía manteniendo algunos contactos con Cataluña, ya que era asiduo del Cadaqués bohemio de finales de los 50 y principios de los 60, cuando el territorio en el que reinaba Dalí se veía invadido durante los veranos por la "gauche divine" barcelonesa.

Entre 1972, cuando se instaló en París, y su regreso a Cataluña, en 1989, Puigmartí abrió una larga etapa -incluidos 5 años en Estados Unidos- en la que primó la temática erótica, con el cuerpo femenino como punto de referencia, aunque con una evolución estilística que recorrió el hiperrealismo, el surrealismo o el pop-art.

De vuelta a Cataluña, Puigmartí recaló en Sitges y se instaló en 1995 en el Hotel Estela, donde decoró dos de sus habitaciones, una de ellas la 214, y se dedicó de forma exclusiva a sus pinturas, en las que sustituyó el cuerpo sensual de la mujer por cabezas y ojos femeninos, símbolo del recuerdo y de las vivencias.

En este hotel ha vivido Puigmartí los últimos 24 años, donde ha estado siempre acompañado de Francesc Castellví, impulsor de la Fundación Josep Puigmartí y el mayor especialista en la obra del artista barcelonés.

En declaraciones a EFE, Castellví recuerda a Puigmartí como "un gran amigo y una gran persona", pero sobre todo como "un genio fuera de lo común".

"Era un personaje muy especial", explica Castellví, que rememora que Puigmartí empezó a pintar a los tres años y que en su vida solo hizo dos casas: pintar y hacer de modelo publicitario.

El crítico e historiador del arte Francesc Miralles publicó en 2005 el libro "Josep Puigmartí. Sunrise H. 214", en el que recuperaba la singular trayectoria vital y artística de un pintor y creador más conocido fuera de Cataluña y de España que en la tierra que le vio nacer.Según Miralles, la obra de Puigmartí es "bastante compleja"

, pues "ha sido siempre un trotamundos, lo que ha marcado mucho su producción, ya que cambiaba los lenguajes y planteamientos según el lugar en el que estuviera".

En 2018, Miralles publicó un nuevo libro titulado "Josep Puigmartí. La libertad del surrealismo".

Josep Puigmartí realizó su primera exposición en 1944 junto a su padre en Castellterçol (Barcelona) a la edad de 11 años. Desde los años 50, participó en más de 200 exposiciones en todo el mundo.