La mayoría de las obras pictóricas más famosas esconden un doble fondo, una historia secreta que da lugar a múltiples teorías, análisis y discusiones. Obras admiradas en todo el mundo por su belleza técnica pero también por los códigos ocultos que encubren.

El placer de observar estas joyas pictóricas se multiplica tras conocer los entresijos y los secretos que envolvieron su creación y que ahora desvelamos.

La Mona Lisa', de Leonardo da Vinci

La Gioconda lleva siglos siendo un misterio para los estudiosos del arte. ¿Quién es? ¿Qué quiere decir su enigmática sonrisa? Son preguntas que llevan haciéndose los expertos desde hace siglos. Respecto a su identidad, se habla de la esposa de un rico comerciante italiano, de la mismísima Isabel de Aragón e incluso hay estudios que afirman que se trata de un varón.

En cuanto a la sonrisa, al parecer, el objetivo de Da Vinci es que desapareciera al mirarla directamente y reapareciera al fijar la vista en otras partes del cuadro. El juego de sombras impide saber a ciencia cierta si realmente La Mona Lisa

Pero es en la mirada donde se encuentra realmente el misterio. Historiadores italianos detectaron, con ayuda de un microscopio, que en los ojos se pueden ver letras y números. En el ojo derecho apreciaron una L y una V, las iniciales del nombre del genial artista italiano. En el izquierdo observaron el número 149 y un cuarto número borrado, que podría hacer referencia al año en el que el cuadro fue realizado.

'El origen del mundo', de Gustave Courbet

La polémica vagina pintada por el francés Gustave Courbet en 1866, encerraba un misterio que ha alimentado este tiempo su leyenda: la identidad de la modelo que posó para el pintor.

El historiador francés Claude Schopp ha reunido las piezas de un puzzle que desvelan que se trata de Constance Quéniaux, una antigua bailarina convertida en cortesana, que amasó fortuna y que acabó sus días entregada a la filantropía.

Atrás quedan, a su juicio, "teorías muy hipotéticas", como la que insinuaba que se trataba de una amante irlandesa de Courbet, que se caía por su propio peso porque la dama era pelirroja, en clara contradicción con el color del vello púbico del cuadro.

El niño que llora, de Giovanni Bragolin

El artista italiano Bruno Amadio realizó una serie de pinturas de niños llorando. Se trata de retratos menores huérfanos que el pintor vendía a los turistas tras la Segunda Guerra Mundial.

En estos cuadros, Giovanni Bragolin, que era su pseudónimo, buscaba mostrar el horror de la guerra en las lágrimas de esos niños infelices y solitarios, símbolo gráfico de las desgracias que comportaba el conflicto bélico.

En torno a esta pintura de 'El niño que llora' existe la creencia en varias regiones de Inglaterra de que se trata de un cuadro maldito. La leyenda cuenta que el autor encendía una cerilla delante del niño para que éste llorara. Desde entonces, las copias de este cuadro han estado presentes en 50 incendios en toda Inglaterra.

'El Jardín de las Delicias', de El Bosco

La obra cumbre de Jheronimus van Aken, El Bosco, es un tríptico en el que aparecen representados el paraíso, el infierno y los placeres de la vida. Es un cuadro arrebatador por su caótica composición, un galimatías que desconcierta.

'El Jardín de las Delicias' está plagado de mensajes ocultos que desafían al espectador. Algunos estudiosos han observado referencias a la Alquimia, ciencia que combina química, medicina, física, espiritualidad y arte. Así, la fuente en el lago que aparece arriba en el ala izquierda vendría a representar la 'fuente de la vida' o el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal que daría la inmortalidad, lo que está relacionado con el fin alquímico de alcanzar la inmortalidad.

En el cuadro se esconde además un mensaje a los franciscanos. El cerdo con un tocado de monja clarisa (forma parte de la orden franciscana) que aparece abajo a la derecha, en la representación del infierno, trata de convencer a un hombre para que firme unos documentos. Se trata de una crítica a cómo manejaban el dinero ese tipo de órdenes religiosas.

'El viejo pescador', de Tivadar Kosztka Csontváry

Tras la muerte del artista húngaro Tivadar Kosztka Csontváry se reveló un secreto inquietante y de lo más técnico sobre el cuadro de 'El viejo pescador'.

Colocando un espejo en la mitad de la pintura se aprecian dos caras diferentes: la de Dios (si se refleja el hombro derecho del viejo) y la del Diablo (si se refleja el hombro izquierdo). El lienzo comprende de esta manera la doble naturaleza del ser humano: todos tenemos un lado bueno y otro malo u oscuro.

'Venus del espejo', de Diego Velázquez

Los analistas han expuesto varias suposiciones de por qué el rostro de una diosa tan joven se pintó con mucha más edad en este cuadro de Diego Velázquez. También se plantean por qué la perspectiva es errónea y qué querría decir el autor con estos detalles ocultos.

Por si esto fuera poco, al cuadro le persigue una mala fama: todos sus propietarios sufrían algún tipo de problema cuando lo tenían. Desde incendios y saqueos a devastaciones. Finalmente, encontró su lugar en la Galería Nacional de Londres, pero años más tarde, en 1914, una activista que luchaba por los derechos de las mujeres despedazó la cara de Venus a golpe de sable.

'La Última Cena', de Leonardo da Vinci

El interés por una de las obras más importantes de la historia del arte se disparó a raíz de la publicación en 2003 de la novela 'El código Da Vinci'. Dan Brown jugaba en su libro con la idea de que la figura situada a la derecha de Jesús no es en realidad Juan, sino una mujer, concretamente María Magdalena.

En 1994, la escritora Vittoria Haziel publicó un trabajo en el que mostraba un documento supuestamente de Da Vinci en el que reconocía que había una mujer al lado de Cristo.

Otro de los misterios de 'La Última Cena' es la presencia o no en el cuadro del propio autor. Expertos sostenían que el segundo apóstol por la derecha era el propio Leonardo. El genio del Renacimiento tenía 45 años cuando pintó el cuadro, mientras que el aspecto del apóstol es mucho más joven. No obstante, dicen que pudo autorretratarse con menos edad para que su imagen se adecuara a la del resto de apóstoles.

'La Madonna con el Niño y San Juan'

Este cuadro que representa a la Virgen María junto a un San Juan infante, el cual sostiene al niño Jesús entre sus brazos ha levantado numerosas discusiones. Historiadores y estudiosos del arte coinciden en que desde el siglo XV se creía en la vida fuera de este planeta. Por ello, hay que preguntarse si la figura que se ve en el cielo de este lienzo por encima del hombro de la virgen puede ser un ovni.

'Alegoría con Venus y Cupido', de Bronzino

¿Quién podría sospechar que tras un cuadro del Renacimiento se escondería una enfermedad venérea como la sífilis? Expertos en medicina y arte creen que es el caso de este lienzo ya que son varios factores los que lo indican.

El niño de la derecha, que pisa una espina que le atraviesa la piel, representa la enfermedad sifilítica. Al lado izquierdo, se ve un hombre que grita y sufre, en la sombra. Sus encías parecen enfermas, le faltan algunas uñas y tiene los dedos hinchados, algo común en los afectados por esta dolencia.

El mensaje oculto es que el amor y la pasión desaforada pueden llevar a contagiarse de enfermedades venéreas muy dolorosas para los amantes.

'La profecía de Zacarías', de Miguel Ángel

El genio de Caprese retrató al Papa Julio II en la figura de Zacarías, profeta con el que sentía más vinculación el pontífice. Los roces entre el artista y Julio II eran 'vox pópuli' en aquella época, de ahí que se interprete el gesto con las manos de uno de los niños (los cuernos del diablo) con un insulto al Papa.