La lectura es una de las actividades más importantes en la vida de una persona. A través de ella aprendemos vocabulario, desarrollamos la imaginación, perfeccionamos nuestra comprensión, adquirimos conocimientos, reflexionamos...

De aquí la importancia de fomentar la lectura . A través de los cuentos no sólo trasladamos una historia o pasamos un rato divertido. Leer implica más atención, aumenta la concentración y el compromiso, actitudes indispensables para un buen desarrollo intelectual y personal.

Compartir un rato entre padre/madre e hijo/a

Actualmente nos pasamos el día corriendo; los horarios marcan nuestro ritmo vital y siempre estamos sujetos a la aguja del reloj. Pasamos tiempo con los nuestros pero no siempre es de calidad. Por eso, leer un cuento a la noche puede ser ese rato de desconexión o, mejor dicho, de conexión: ese instante en el que poner los cinco sentidos en lo que se está haciendo.

Al leer un cuento cada noche a los hijos les estamos transmitiendo el interés por la lectura, nos divertimos juntos y, además, es una magnífica manera de enseñar y aprender valores.

Los cuentos ayudan a gestionar los miedos y emociones

Un niño es un volcán de emociones, siente cosas en su interior pero todavía no tiene los recursos lingüísticos ni existenciales para verbalizarlas o identificarlas. Por eso, la lectura fomenta esa identificación de sentimientos, miedos y emociones. A menudo, lo que les ocurre a los personajes de los cuentos es exactamente lo que sienten nuestros hijos de manera que se convierten en el espejo perfecto en el que verse.

Los niños aprenden a resolver conflictos y situaciones, así como a empatizar con los demás, teniendo el ejemplo de los protagonistas de los cuentos. Quizás sea la primera vez que el pequeño se pone en la piel del otro y descubre que aquello que él siente, también le pasa al resto, y que existe una manera para hacer frente al miedo, la tristeza, la rabia...

Ayuda a desarrollar la imaginación

A través de las palabras el niño se forma la imagen en su cabeza de qué aspecto tienen los personajes, cómo son los escenarios, a qué huele el fabuloso pastel que se está cocinando, lo fría que está el agua del riachuelo... Un cuento es un trampolín a una piscina sin límites de pensamientos, emociones, formas, finales alternativos... Algo que no da la televisión ni el móvil.

Potencia la atención y la memoria

En la habitación, con una luz íntima y un entorno propicio, el niño no tiene ninguna otra distracción que el cuento. Centra toda su atención en la lectura, en el desarrollo de la historia. Tanto si es un cuento que se concluye como si es una historia más larga, el pequeño intentará recordar cada día a qué hazañas se enfrentan los protagonistas mejorando así su memoria.

Una forma sencilla de aprender valores morales

A veces para un padre es complicado explicar a un niño los conceptos del bien y del mal y que él los recuerde más adelante. La mayoría de los cuentos basan su argumento en diferenciar el bien del mal, o sus personajes son buenos o malos. Los libros son una sencilla forma de ayudar a los pequeños a diferenciar entre lo que está bien de lo que no lo está; los pequeños pueden identificar al héroe, al villano...

Además de trabajar estos dos conceptos esenciales, que evitará conductas antisociales en un futuro, en los cuentos se trabajan otros valores morales como la generosidad, la paciencia, la amistad... Las situaciones que viven los personajes se convierten en modelo de conducta en los pequeños.

¿Cómo hacerlo?

¿Cómo hacerlo?Para captar la atención de nuestra pequeña audiencia, podemos seguir estos consejos para mejorar la lectura del cuento:

  • Intenta narrar mejor que leer: Si dramatizamos el cuento los niños permanecen con los ojos abiertos, pendientes de nuestras expresiones, nuestras caras... No obstante, hay que intentar combinarlo con cuentos leídos para que vaya absorbiendo el hábito de la lectura.
  • El cuento, a cualquier hora: Cualquier momento del día es bueno para explicar un cuento. Sin embargo, hacerlo antes de dormir crea un hábito que además de propiciar la intimidad entre padres e hijos, ayuda a conciliar el sueño.
  • Los cuentos al alcance de tus hijos: Deja que durante el día puedan observar, hojear, analizar los dibujos, entretenerse solos con la lectura, aunque no sepan leer.
  • Utiliza el cuento para afrontar nuevas situaciones: Existen lecturas específicas para resolver conflictos como por ejemplo dejar el chupete, la llegada de un hermano nuevo, el cambio de colegio...
  • No hay un tiempo establecido para explicar un cuento: A veces con 5 ó 10 minutos bastan, pero otras, los niños demandan más.

Sin duda, compartir un rato de lectura diaria con nuestros hijos es invertir en su educación, su desarrollo intelectual y emocional y, además, estrechará la relación.