Cuando History Channel anunció que también iba a producir series de televisión y que su primer proyecto iba a ser Vikingos, muchos fueron escépticos con lo que podría salir de esa aventura. Más bien parecía el intento de la cadena de documentales históricos de tratar de seguir exprimiendo el filón del boom de Juego de Tronos. La ambientación medieval, la brutalidad de sus personajes y el reclamo de estrellas de la gran pantalla para su primera temporada coincidían con la superproducción de la HBO. Si Sean Bean era la estrella cinematográfica de Juego de Tronos, Gabriel Byrne era la de Vikingos. Los que hayan visto estas series ya saben lo que pasa con sus personajes en la primera temporada y qué tienen en común. Pero Vikingos adapta a la era medieval de series historias que se nos han contado en Los Soprano o Sons of Anarchy, al mostrarnos a una banda de forajidos que han hecho del saqueo su medio de vida. Los dragones y los caminantes blancos de la saga de George R. Martin, quedaban reemplazados por la mitología nórdica. Aunque no se trata de una serie fantástica, las supersticiones y creencias de sus protagonistas marcan mucho sus acciones.

Todos estos recelos iniciales han quedado atrás y hace mucho que la serie se alejó de la sombra de Juego de Tronos. Vikingos ha terminado hace pocas semanas su cuarta temporada y ha ido ganando en todo a lo largo de estos años. Más seguidores, más presupuesto para sus episodios, temporadas más largas, más complejidad en los argumentos y una historia cada vez más grande. Ya está claro que a través de los ojos de los vikingos asistimos a la evolución de Europa a través de los años más oscuros de la Edad Media. Detrás de los episodios de Vikingos se haya Michael Hirst, productor y guionista de películas y series de corte histórico. Fue el escritor de la saga cinmetográfica Elisabeth que lanzó a la fama a Cate Blanchet, y que contaba la historia de la monarca británica como si fuera la historia de El Padrino; así como la serie de Los Tudor, donde uno de sus protagonistas, Jonathan Rhys Meyers, se acaba de incorporar al reparto de Vikingos.

Basta hacer una búsqueda de alguno de los principales personajes de la serie para darse cuenta de que muchos de ellos son reales y que tuvieron su importancia en la historia de los bárbaros del norte. Hirst aprovecha sus guiones para explicarnos cómo era este pueblo, sus costumbres y los lugares a los que viajaron con rigor histórico, así como hacer interpretaciones de algunos de los sucesos que marcaron sus vidas. Al ser una serie basada en personajes reales con una historia que se prolongará durante varias generaciones, ya debemos tener muy claro que no hay que encariñarse demasiado con nadie y que cualquiera, sin importar quién sea, puede desaparecer en cualquier momento.

Mucho tiempo ha pasado desde que Ragnar Lodbrok, que se autoproclamaba como descendiente de Odín, desafió a los líderes locales para surcar los mares en busca de nuevos territorios que conquistar. Su actor Travis Fimmel comenzó siendo la imagen de Calvin Klein y ha sido capaz de crear un personaje que le ha abierto muchas puertas en el cine y la televisión. La picaresca y su particular código de honor nos ha ayudado a ver a los Vikingos con otros ojos, creando un personaje tan complejo como lo pueda ser un Walter White o un Tony Soprano. Hasta el punto de que, cuando alguien traiciona a Ragnar, sentimos como si se hubiera hecho una gran injusticia, a pesar de las fechorías que le hemos visto cometer. Otro de los puntales de la serie es el personaje de Lagerda (Katherin Winnick), la exmujer de Ragnar, que sigue combatiendo al lado de éste y está lejos de ser la damisela en apuros que tiene que ser rescatada por el galán. Su personaje demuestra aquello de que las vikingas fueron grandes guerreras y es una combatiente temible. Rollo (Clive Standen) es el hermano de Ragnar que siempre está eclipsado por él y que, de alguna manera, buscar labrarse su nuevo camino, lo que justifica que nunca terminamos de odiarle a pesar de las decisiones que tomó en un par de momentos de la serie. Bjorn (Alexander Ludwig) es el primogénito de Ragnar y que está llamado a ser sucesor, pero no hay que perder de vista a Ivar El Deshuesado (Alex Hogh Andersen) que, pese a su discapacidad es un personaje sumamente inquietante del que nunca se sabe por dónde irán sus arranques de ira. Y luego está Floki (Gustav Skarsgard), quien si esto fuera una serie actual sobre una pandilla de forajidos, sería el equivalente al amigo fiel y un poco fumeta.

En cada nueva tierra en las que desembarcaban Ragnar y los suyos, se abrían nuevas subtramas en el argumento de la serie. Por momentos, las escenas de las intrigas en Inglaterra y en París desbancaban en interés a lo sucedido en la aldea vikinga de los protagonistas. En la última temporada, los vikingos han llegado a la España musulmana. Y para la próxima, los guionistas prometen nuevas incursiones en el Mediterráneo, así como la llegada a Islandia. Para Hirst el momento ideal para terminar la serie sería el del desembarco en América por parte de los vikingos, por lo que al ritmo actual perfectamente ese momento podría llegar en la séptima temporada.

La serie ha superado una de sus pruebas de fuego en la segunda mitad de la cuarta temporada. Aunque Vikingos se ofrece por una buena parte de las plataformas de pago (Movistar, Netflix y HBO) nunca se sabe si hay alguien que no esté al día con los episodios. Así que si alguno no ha visto el capítulo 15 de la cuarta temporada más vale que no siga leyendo porque en el siguiente párrafo vienen spoilers de los gordos.

Parecía mentira pero nos hemos quedado sin Ragnar. Hay una nueva generación que deberá continuar con su legado y expandiendo los barcos de los vikingos por el mundo. Parece como si el legendario guerrero nórdico para sus momentos finales hubiera seguido las enseñanzas de su añorado monje Athlestan (George Bladgen) para tener una muerte como la de Jesucristo. Ragnar se deja capturar por sus enemigos a sabiendas de que su ejecución será vengada por los suyos y así hará salir a los guerreros vikingos de esa decadencia y apatía en la que parecían haber caído. Todos sus padecimientos son comparables a los de la Pasión de Cristo. La nota de misterio viene cuando alguien semanas después de la ejecución se asoma a la fosa donde se supone que se encontraba su cadáver, éste ya no está allí. Desde el Más Allá, Ragnar sigue comunicándose con los suyos. ¿Ha conseguido también la resurrección? Vikingos seguirá sin Ragnar, pero su mano ha conducido a su pueblo mucho más allá de dónde muchos esperaban que llegaría.