Más de uno habrá sentido cierta nostalgia al enterarse de que el viernes 10 de marzo se cumplieron veinte años del estreno en televisión de 'Buffy Cazavampiros' (1997/2003). Una serie que empezó siendo de culto y seguida por unos pocos frikis, para ir haciéndose más grande, más épica y convertirse en todo un fenómeno de masas. Su envoltura de serie de adolescentes probablemente alejará a algunos. Durante la primera temporada, más de uno se preguntará ¿qué hago viendo viendo esto? Pero, capítulo tras capítulo, hay algo que impulsa a volver. Uno coge aprecio a los personajes y se va creando una mitología propia (algo que los fans han bautizado como el Whedonverso, en alusión al creador de la serie Joss Whedon). Hasta que, a mitad de la segunda temporada, hay uno de esos giros con los que ya no se puede dejar de verla. Como cuando Locke encontró la escotilla en 'Lost'. La mezcla de géneros nos ofrecía un cocktail de variados ingredientes entre los que se encontraba el terror, la ciencia ficción, la comedia y el drama adolescente. Y, sobre todo, el hecho de que nunca se permitió el lujo de tomarse en serio a sí misma y era capaz de autoparodiarse, con tantos guiños a estos géneros como puede tener un episodio de 'The Big Bang Theory'. El legado de Buffy ha estado presente en otras producciones posteriores y sus influencias se han dejado notar en títulos como 'Crónicas vampíricas', 'True Blood', 'Smallville', 'Sobrenatural' y la recién estrenada 'Riverdale'; mientras que en el cine son muchos los que afirman que sin Buffy probablemente no habríamos tenido jamás la saga de 'Los juegos del hambre'.

El creador de la serie es Joss Whedon, artífice de títulos como 'Dollhouse', 'Firefly', 'Ángel' (el spin off de 'Buffy') y 'Agentes de Shield'. En cine fue uno de los guionistas de la primera parte de 'Toy Story', así como responsable de las dos primeras entregas de Los vengadores para los Estudios Marvel. La serie de 'Buffy' fue concebida como una parodia a los tópicos del cine de terror. La rubia mona no era la primera en morir, sino que era una chica de armas tomar, con la misión de limpiar las calles de vampiros y otros seres salidos de la 'Boca del Infierno'. Estacas, mazas, ballestas, espadas y hasta un bazooka figuran en el arsenal que 'Buffy Summers' (Sarah Michelle Gellar) ha tenido que usar para salvar el mundo... unas cuantas veces. Buffy era la Cazadora, una especie de elegida que tenía la misión de proteger a la humanidad, tarea que realizaba a su pesar puesto que lo que ella quería era tener una vida normal. El chico tampoco era el típico galán. Xander Harris (Nicholas Brendon) era más bien un inútil. El graciosillo del grupo, al que frecuentemente Buffy tenía que acabar salvando. El verdadero interés romántico de Buffy era Ángel (David Boreanaz), un vampiro con alma y que posiblemente ha inspirado a otros chupasangres edulcorados que nos ha dado la televisión. Tras la tercera temporada, Ángel se mudó a Los Ángeles para protagonizar su propìa serie en solitario. Willow Rosenberg (Alison Hannigan) era la cerebrito del grupo y, por cierto, uno de los primeros personajes de televisión que salía del armario e iniciaba una relación lésbica. Los tres adolescentes eran el grupo de los raritos del instituto, los nerds, como los llaman en inglés. Frecuentemente recibían las burlas de sus compañeros, en especial de Cordelia Chase (Carisma Carpenter) y su grupito de niñas pijas, hasta que Cordelia fue reclutada para el grupo. El mentor de todos ellos era Rupert Gilles (Anthony Stewart Heard), el bibliotecario del instituto que tiene la misión de guiar y enseñar a Buffy en su lucha contra las fuerzas del mal. Todos ellos viven en el aparentemente tranquilo pueblecito californiano de Sunnydale, que está situado sobre una Boca del Infierno, lo que lo convierte en generador de toda suerte de amenazas potenciales para la humanidad.

En el fondo, Buffy era una gran metáfora a modo de cuento de terror de la experiencia que supone hacerse mayor. El paso de la adolescencia a la madurez y cómo buscar tu lugar en el mundo puede ser un momento de mucho miedo. Los inadaptados buscan su sitio. La serie tiene muchos episodios autoconclusivos que usan la fórmula de monstruo de la semana, pero hay un argumento mayor que se va desarrollando episodio tras episodio que nos cuenta el enfrentamiento con una gran amenaza de la temporada y que suele terminar con la batalla definitiva. Cada temporada siempre tenía uno de esos giros que dejaban al espectador con la mandíbula desencajada, como diciendo ¡Qué c...! (en inglés WTF, What the fuck). En este post, hemos querido recoger un listado de los diez momentazos de la serie. No hace falta decir que a partir a de ahora vienen muchos spoilers y cuánto más se avance en el texto más gordos serán.

10) El épico final: La séptima última temporada de Buffy fue el proceso de ese extraño viaje por el que pasó de ser serie de culto a mainstream. En estos episodios, Buffy entrenaba a un ejército de Cazadoras para librar la batalla final contra la amenaza definitiva. Un enfrentamiento para el que regresaron viejos conocidos, en el que había muchos monstruos y con alguna que otra baja entre los miembros del reparto. La serie podría haber continuado hasta que sus fans se cansaran de ella, pero fue Sara Michelle Gelar quién lo hizo. En una entrevista anunció que dejaba el personaje y así fue cómo algunos de sus compañeros de reparto se enteraron de que era el final. David Boreanaz buscó hueco en su agenda para poder aparecer una vez más en la serie que le catapultó a la fama. Un año más tarde, Buffy fue la gran ausente en el episodio final de Ángel, donde no hizo ni siquiera un cameo. Joss Whedon ha continuado creando nuevos argumentos en una serie de cómics. En la actualidad, en papel ya se ha publicado la 11 temporada.

9) El romance entre Xander y Cordelia: Entre los mejores momentos de los primeros episodios de la serie estaba el continuo intercambio de zascas entre Xander y Cordelia. Personajes totalmente opuestos y que no se soportaban. Así que muchos se quedaron con la mandíbula desencajada cuando entre los dos iniciaron un tórrido romance en la segunda temporada. En el tono autoparódico que tiene Buffy, los primeros besos entre ellos llegan a arrancar sonoras carcajadas. Y así, sin darnos cuenta, un día descubrimos que nos encanta esa pareja.

8) La llegada de Dawn: Al inicio de la quinta temporada se nos presentó el enfrentamiento entre Buffy y el mismísimo conde Drácula, algo que no pasó de ser el típico monstruo de la semana. Al final de ese episodio vemos a la Cazadora volver a su rutina y que, de repente, resulta que tiene una hermana pequeña, Dawn Summers (Michelle Trachtenberg). Un personaje sacado de la manga y al que todos tratan como si llevaran años con ella. En pasados capítulos aparecieron escenas de sueños en los que se anunciaba la llegada de la hermana de Buffy. Tras el desconcierto inicial que puede causar al espectador la súbita aparición del personaje, a lo largo de los episodios se va descubriendo que Dawn es el envoltorio de un poder místico cuya sangre puede destruir el velo que separa todas las dimensiones y que persigue una diosa llamada Gloria. Alguien ha alterado la realidad para poner a Dawn a salvo bajo la protección de Buffy. El personaje es la pieza fundamental del enfrentamiento contra Gloria. Dawn merecería un puesto de honor en esa lista de personajes adolescentes más odiados de la televisión, pero Buffy acaba sacrificándose por ella al final de la temporada. No he incluído la muerte de Buffy en esta lista porque estaba claro que iba a resucitar y ser uno de esos personajes que siguieron los pasos de Jon Nieve.

7) El enfrentamiento con Faith: Sobre el papel, el villano de la tercera temporada era el Alcalde, un político corrupto que busca convertirse en un demonio. En la realidad, el enemigo ese año fue Faith (Elizah Dushku), la Cazadora que se pasó al lado oscuro. Las escenas de combate de ésta contra Buffy en los últimos episodios son momentos de alta tensión, entre dos jóvenes que antes fueron amigas. Faith se convierte en otro Anakin Skywalker al optar por el camino fácil y usar sus dones de manera irresponsable. Aunque no sería el único personaje de la serie que visitaría el reverso tenebroso Faith volvió en varias ocasiones a la serie, buscando su redención y la actriz fue otra de las musas de Joss Whedon.

6) El romance con Spike: Si en Buffy hay personajes que se pasan al lado oscuro, otros vuelven a la luz. Spike (James Marsters) era uno de los villanos de la segunda temporada y su propósito al principio era el de aniquilar a la Cazadora. Otro de los grandes giros de la serie se produjo cuando, en la cuarta temporada, Spike descubría que se había enamorado de su mayor enemiga. Su primer impulso es el de renegar de esos sentimientos, pero finalmente se convierte en otro aliado de las fuerzas que luchan contra el mal en Sunnydale, mientras trata de conquistar el corazón de su amada. Spike es el chico malo, rubio de bote y con acento británico y al que todos los del grupo miran con recelo. Buffy le va dando calabazas una vez tras otra, hasta que en la sexta temporada, tras regresar de la muerte, ella empieza a corresponder sus sentimientos y ambos inician una tormentosa relación, algo alejada de los tradicionales cánones del amor romántico.

5) Silencio: El décimo episodio de la cuarta temporada de Buffy está considerado como uno de los mejores de la serie. El capítulo es una metáfora sobre los límites del lenguaje y la comunicación y presenta a unos de los villanos más aterradores vistos en Buffy. The gentlemen o los caballeros, inquietantes seres salidos de una pesadilla de Whedon y que recuerdan al señor Burns de Los Simpsons. Estos seres roban la voz a todos los habitantes del pueblo. El espacio ya no es el único lugar donde nadie puede oir tus gritos. El argumento juega también con la situación personal que atraviesan algunos de los personajes y su incapacidad para expresar lo que sienten. No faltan los momentos cómicos aprovechando esa limitación para hacerse entender.

4) El episodio musical: Si en la cuarta temporada tuvimos un episodio mudo, en la sexta nos llegó otro musical. En Once more with feeling (Una vez más con sentimiento, episodio 6x07), era un demonio quien estaba detrás de que todo Sunnydale se comportara como si estuviéramos en 'La La Land' o una escena cualquiera de Cantando bajo la lluvia. Todos se ponían a cantar y bailar como en un musical, donde las letras y la música estaban compuestas por el propio Joss Whedon. En esas canciones, los protagonistas hablan sobre sus sentimientos y para Buffy es un momento de gran trascendencia, al expresar a sus amigos lo que realmente siente tras traerla de vuelta de la muerte.

3) La transformación de Ángel: Ya he hablado de que la mitad de la segunda temporada tiene un giro que enganchará a la serie a más de uno. Se trata de cuando Ángel se convierte en el villano. Resulta que su alma y sus buenos sentimientos son fruto de una maldición, un tormento que le enfrentará a lo que ha hecho y al dolor que ha causado mientras era un feroz vampiro. Ese alma desaparecerá en el momento en que sienta un ápice de felicidad. Tras descubrir el amor con Buffy, Ángel se convierte en Ángelus y en el gran enemigo al que hay que derrotar esta temporada. Los protagonistas descubren la transformacion al mal del vampiro de la más dramática de las maneras, la brutal muerte de Jenny Calendar (Robia LaMorte), la nueva profesora del instituto y de la que se acababa de enamorar Giles. Su muerte es uno de los momentos más trágicos de la serie, pero no será el único personaje por el que derramaremos alguna que otra lágrima. Aún nos quedan dos momentos brutales más.

2) La muerte de Tara: Tras varios años figurando en la serie como personaje secundario, Tara Maclay (Amber Benson) apareció finalmente en los títulos de crédito principales de la serie en el episodio 19 de la sexta temporada. Se trataba de una broma macabra a los fans, ya que su personaje acababa muriendo asesinada de un disparo al final del capítulo. Fue en ese momento cuando se reveló quién era el gran villano de la temporada. Tara era la novia de Willow, personaje que durante los episodios anteriores había empezado a jugar con la magia negra y había padecido una preocupante adicción. El dolor por la pérdida de su amante entregó a Willow al lado oscuro y la convirtió en una nueva amenaza que podía destruir el mundo.

1) La muerte de Joyce Summers: Un momento que dejó en shock a todos los seguidores de la serie en la quinta temporada. Buffy llegaba a casa y se encontraba a su madre muerta en el sofá. Su mente intenta buscar una explicación a lo que pasa, pensar que se trata de un ataque hacia ella del monstruo de turno. Pero no hay nada sobrenatural tras la muerte de Joyce. Un aneurisma consecuencia de un tumor cerebral del que fue operada y del que parecía haberse recuperado es la causa. Buffy descubre por la vía más dura que la muerte no tiene por qué tener un sentido, simplemente ocurre y sólo queda afrontar el dolor por la pérdida. Todavía se me escapa alguna lágrima cuando recuerdo la imagen de Joyce tirada en el sofá y a su hija tratando de despertarla sin darse cuenta de qué está pasando. Un capítulo desolador sobre la muerte que merece encabezar este ranking. La pérdida de su madre, nos dejó a una Buffy psicológicamente más vulnerable, abonando el camino para el gran sacrificio con el que terminó la temporada.