La crisis de los refugiados, la pérdida derechos y la política de construcción de muros en lugar de puentes centraron el ultimo libro del filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman, fallecido este lunes a los 91 años en Leeds (Reino Unido).

Publicado por Paidós este pasado noviembre, 'Extraños llamando a la puerta' es un breve ensayo en el que este pensador, figura clave del siglo XX y padre del concepto 'Modernidad líquida', analiza los orígenes, la periferia y el impacto de las actuales olas migratorias.

Bauman culpa a los políticos de aprovecharse del miedo de los desheredados y los pobres y asegura que la política de construcción de muros que pueden dar algo de tranquilidad momentánea está condenada a fracasar a largo plazo.

El libro comienza así: "Los noticieros televisivos, los titulares de los periódicos, los discursos políticos y los tuits por internet, que sirven de puntos focales y válvulas de escape para las ansiedades y los temores de la población en general, rebosan actualmente referencias a la 'crisis migratoria' que aparentemente inundan Europa y presagian el desmoronamiento y la desaparición del modo de vida que conocemos, practicamos y apreciamos".

"Esa crisis es, en el momento presente -continúa-, una especie de nombre en clave políticamente correcta con el que designar la fase actual de la eterna batalla que los creadores de opinión libran sin descanso en pos de la conquista y el sometimiento de las mentes y los sentimientos humanos...".

Bauman, que nació en Polonia (Poznan, 1925), Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, en 2010, deja un libro por publicar, que saldrá editado en inglés el próximo, el 27 de enero, "Retrotopia", un volumen que se publicará también en español.

El pensador polaco, una de las voces más criticas contra "el capitalismo salvaje" y la situación de "desigualdad" que ha generado, explicó en una entrevista con Efe, en 2014, con motivo de la publicación en España de su libro "¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? que la principal víctima de esta situación de desigualdad era "la democracia".

"El Estado democrático durante años se ajustó a su promesa y a su responsabilidad de proteger y dar bienestar a cualquier colectivo en contra de la desgracia individual. La gente tenía sentido de pertenencia y solidaridad", argumentó el autor.

"Hoy todo eso ha cambiado y, cuando llegan los problemas comunales y compartidos, el Estado dice: 'Es asunto vuestro; resolvedlo vosotros'", explicaba a sus 81 años este autor.

Bauman para explicar esta situación de desigualdad en esta sociedad "moderna y líquida" -concepto con el que definía la sociedad actual, "consumista y en continúo cambio"-, aseguraba que la confianza que se tenía en las instituciones estaba decayendo.

"La gente sabe que del Estado no va a obtener nada y sabe que las instituciones democráticas y políticas no llevan a cabo sus promesas", subrayaba.

"Hoy la sociedad está cambiando, y los multimillonarios son un grupo cada vez más pequeño que se beneficia del desarrollo de las rentas ascendente, de la renta nacional. Sin embargo, la clase media está mas cerca de los proletarios y de la gente que vive en la miseria: es lo que yo llamo el 'precariado'".

Y para acompañar esta opinión, Bauman, autor de títulos como 'Vigilacia líquida', 'Sobre la educación en un mundo líquido' o 'Vidas desperdiciadas', citaba al Papa Francisco en su exaltación apostólica llamada Evangelium Gaudium: "Las ganancias de una minoría están creciendo exponencialmente, al igual que el hueco que separa la mayoría de la prosperidad que unos pocos de seres felices disfrutan".

Una situación tan desigual que, según el pensador, la sociedad acepta de forma pasiva por varios motivos. "Nos han hecho esclavos del consumo, las tiendas, las grandes superficies. La búsqueda de la felicidad equivale a ir de compras", sostenía.

La nueva organización de la vida es "más individual y desregularizada, y eso hace crecer la insolidaridad", sentenciaba.

Este sabio, con pelo blanco siempre acompañado por su pipa, hijo de judíos polacos que tuvieron que huir del país tras la invasión de Alemania, afirmaba que "hoy no hay racionalidad ni solidaridad, solo competitividad sin piedad".

"Si se tiene riqueza, educación y privilegios, también se tiene un deber moral por los demás", advirtió el profesor.