Rafael Álvarez 'El Brujo' reconoce que es muy fácil "darle caña a los políticos" y que puede llegar a convertirse en un hábito "compulsivo" pero asegura que aunque el Gobierno español "es bastante inculto" no es culpa suya, sino de la sociedad que ha permitido la pérdida del gusto por la cultura.

"La sociedad española está perdida", señala 'El Brujo' en una entrevista con Efe tras presentar este miércoles en los Teatros del Canal de Madrid su montaje 'Misterios del Quijote' que ha pasado ya por varios festivales de teatro, el último de ellos el de Almagro.

Se reivindica como un juglar y en su monólogo de comediante se introduce en el alma del Quijote para explicar sus misterios al público de la forma en la que un guía expondría ante unos turistas los secretos de una catedral con guiños a la actualidad, a los políticos y a los gobernantes.

Según "El Brujo", en España existe de siempre una brecha entre la "oficialidad" y la cultura: "Ya ocurría con Goya", asegura el artista que considera que frente a la reivindicación que hacen otros países de su patrimonio cultural e intelectual, aquí solo hay "la cultura de la pose".

"Aquí tenemos a Rafa Nadal y al Real Madrid. Eso es la marca España", recalca el actor que se pregunta cómo se puede imponer a una joven compañía de teatro un IVA de un 21 por ciento mientras que un partido de fútbol en el Bernabéu tiene un 10 por ciento.

Pero, insiste, es sintomático de "una barbarie que la sociedad ha permitido" en la que ahora la cultura es "una pose, una apariencia de algo diferencial, como llevar un collar o un coche de lujo".

Ha reconocido en la presentación de su obra que le gusta dar caña "tanto a Rajoy como a Pablo Iglesias. Y a los otros dos no te quiero ni contar" porque como ha dicho en alguna ocasión "parecen dos vendedores de enciclopedias".

Pero cree que la época que se vive en la actualidad en España es importante para comprobar que "el carro funciona" si las piezas encajan" y recuerda que el sectarismo es un "síntoma de incultura".

Por el contrario, subraya la sabiduría que contiene el Quijote y relata cómo disfrutó leyendo por primera la obra de Cervantes en 2003, un libro que poca gente ha leído, aunque todo el mundo diga que lo ha hecho en el colegio.

"Si tengo 500 personas en una actuación, lo han leído 10 ó 15", explica el actor, que dice que su obra es para todos los espectadores, el "público popular", de tal forma que hay guiños para unos y para otros.

Las referencias a la actualidad no son pilares básicos de su espectáculo porque, recalca, él no hace "un monólogo del Club de la Comedia": "es un espectáculo sobre Cervantes y el público quiere un poco de caché".

Y entra en el Quijote, señala, por la vía de la "conexión con la tradición oral", la de contador de historias sobre la relación de Don Quijote con las prostitutas o con la naturaleza y habla como narrador "del investigador que se vuelve loco y pierde la cabeza analizando" sus misterios.

"El Brujo" tiene un público fiel al que cuida y le va "muy bien" desde hace años, aunque señala que cuando empezó a destacar intentaron "domesticar" su estilo. Hizo más caso del público que de profesores y críticos, pero tampoco siguió la opinión de los espectadores al cien por cien porque sino, asegura, se habría convertido en un cómico comercial.

El espectáculo sobre el Quijote, que se representará en la Sala Verde de los Teatros del Canal hasta el próximo 11 de septiembre, precederá a su montaje "Teresa o el sol por dentro", una obra en la que "El Brujo" repasa los momentos más importantes de la vida de Santa Teresa, una mujer "que tenía algo de Quijote".