La triste pero a la vez celebrada quinta del rock español que le puso honestidad emocional y verbo poético a los 80 tiene en Manolo Tena un nuevo nombre que llorar, tras una vida aciaga de éxito y "fondos muy raros", a la que se aferró para caminar unos cuantos pasos más que algunos compañeros de fatigas.

Antonio Vega, Antonio Flores, Enrique Urquijo, Juan de la Rosa... "Son compañeros de un viaje que solo ellos y yo entendemos", relataba el músico en su última entrevista con Efe, en la que se refería a ellos como "vencedores" y en la que constataba cómo, tras pasarlo muy mal y llegar incluso a la indigencia, había decidido aferrarse a la vida y volver "a disfrutar de cada suspiro".

"No dormí en la calle porque mi familia no me dejó", reconocía Tena, que encontró en su familia, en sus padres y en su hija, pero también en su hermano Rafa, un motor para continuar. "Me hizo creer en mí a pesar de mí", decía.

También le debía su supervivencia a la poesía. "En mis peores momentos, lo que me ha salvado ha sido escribir".

En aquel último encuentro con Efe renqueaba al caminar y hablaba quedo y despacio, pero lúcido ante todo. Acababa de publicar el que se ha convertido en su epitafio musical, "Casualidades" (2015), aunque no pretendiera serlo, como demuestra que uno de sus temas se llamara "La vida por delante", escrito desde un centro de rehabilitación en Cuba.

Se lanzó a la par que un documental que ahora resulta aún más revelador y cuyo propósito era arrojar algo de luz y redención a su biografía. "En todo juicio tiene que haber un fiscal, un juez y un abogado defensor", argumentaba.

Miembro del grupo Cucharada a finales de los 80 y del grupo Alarma!!! después, entre 1983 y 1986, Tena tocó la gloria en solitario especialmente con el disco "Sangre española" (1992), que incluía el éxito del mismo nombre o el también celebradísimo y ubicuo "Tocar madera".

Con él, llegó a vender más de medio millón de copias, quizás un subidón difícil de asimilar para un miliciano del rock que reconocía sus problemas de confianza.

"No he tenido nunca mucha autoestima. He sido más bien un tipo acomplejado y tímido. Es ahora cuando he empezado a aceptar que, como todo el mundo, tengo bajas y altas pasiones, virtudes y defectos", decía al respecto.

La mejor definición de Manolo Tena la ofrecía, en su opinión, el que fuera su profesor de Literatura: "Un hombre en desacuerdo con el mundo, que ha dado luz a mucha gente, pero que también ha hecho sufrir a mucha, como está reflejado en sus canciones".

Autor de temas conmovedores como "Frío", que popularizó él mismo con Alarma!!!, y de otras piezas singulares para artistas de primera línea como Luz Casal, Miguel Ríos, Rosario Flores o Ana Belén, las cosas ya no volvieron a ser iguales a partir de "Sangre española".

Unos "fondos muy raros"

Su caída en esos "fondos muy raros" le provocaron un desgaste físico que, entre otras cosas, le hacían difícil recordar las letras de sus propias composiciones en pleno directo.

Paulatinamente los lanzamientos empezaron a dilatarse cada vez más. Siete años transcurrieron entre "Canciones nuevas" (2008) y el citado "Casualidades".

Aunque de forma breve, Tena revivió musicalmente gracias a su participación en el programa de La Sexta 'A mi manera', que lo reunió con otros importantes autores como Mikel Erentxun o Nacho García Vega, con los que hizo piña y que la semana pasada recibían ya con pavor la noticia de un ingreso hospitalario que ha traído el peor de los desenlaces.