Los fotógrafos Ciuco Gutiérrez, Chema Madoz y Pedro Armestre han sido los encargados de elegir las imágenes de la exposición "Upcycling", donde la belleza emocional y comprometida de los residuos y el reciclaje no dejan resquicio a la indiferencia.

Iglús de reciclaje de papel que miran pensativos al mar, lápidas protegidas por tarros de cristal, latas de conserva transformadas en objetos cotidianos, bosques de latas de refrescos y bolsas "medusas" son foto con un denominador común: la idea de que el hombre puede vivir en armonía con la naturaleza e integrarse en ella sin dañarla.

"La intención es acercar el reciclaje de forma amable y distinta para llegar a un público con otros intereses, como es el campo del arte", explica a EFE Cristina Muñoz, de Ecoembes, la organización que gestiona en España la recuperación y reciclaje de los envases de plástico, las latas y los briks (iglú amarillo) y el cartón y el papel (iglú azul).

Esta asociación sin ánimo de lucro, la firma de moda Ecoalf y la Escuela de Fotografía EFTI organizan la tercera edición de la muestra fotográfica y audiovisual "Upcycling", compuesta por una selección del más de medio millar de trabajos presentados.

Estará abierta desde hoy al 3 de enero en la sede de EFTI.

El jurado ha estado integrado por Pedro Armestre, Andrés Ciuco Guitiérrez, Chema Madoz, Carlos de Andrés, junto a profesionales de Ecoembes, Ecoalf y EFTI.

En la valoración de las obras ha pesado tanto su carga estética, visual y plástica como el valor del mensaje medioambiental, centrado en la idea de que el residuo no es simplemente basura sino algo que puede ser bello y capaz de disfrutar de una segunda vida.

Precisamente, explica Muñoz a EFE, uno de los escollos a la hora de comunicar el valor del reciclaje es "explicar a la sociedad en qué se convierte su basura".

Entre los ejemplos que baraja: latas de aluminio "reencarnadas" en llantas de bicicleta; latas de acero transformadas en carrocerías de coches, y botellas de plástico convertidas en forros polares, abrigos, vaqueros y equipaciones de fútbol. "Todo vale, solo hay que darle un tratamiento adecuado".

Entre las tres fotos ganadoras, "Return", de Patricia Fernández, muestra un bosque con guirnaldas naranjas de papel prendidas de sus ramas, emulando frutos silvestres. Intenta mostrar que "algo creado por el hombre se integra en el medio ambiente sin resultar intrusivo", explica Muñoz.

"Ventana a la naturaleza", de José Tomás Rojas, arrastra al espectador al interior de un contenedor azul de reciclaje de papel y cartón, a través de cuya ranura, se observa un mar en calma.

El mensaje es claro: "cuando tiras tus residuos al contenedor, al mismo tiempo estás preservando el medio ambiente".

El primer trabajo, sin título, corresponde a la fotógrafa Marta Mak, afincada en Gran Bretaña.

Muestra un perfecto fondo rosa pastel, en cuyo centro hay una lata de refresco sin etiqueta, arrugada, de tonos dorados; una imagen que asemeja un lienzo hiperrealista en donde prevalece el valor estético.

Entre los trabajos finalistas, también los hay con una fuerte carga emocional, entre ellas una lápida en la que se ha depositado la foto de la persona muerta y a la que se protege de las inclemencias del tiempo con un sencillo tarro de cristal.

O bien la de una madre que abraza a su hijo pequeño de un violento temporal de papel reciclado, metáfora de las consecuencias que tienen las acciones del hombre sobre el clima del planeta.

La exposición incluye también dos vídeos, titulados "Recicla o se quedarán para siempre", de Miguel Ángel González, y "Un buen día", de Rubén Crespo.