El mundo de la cultura conmemora este martes el centenario del nacimiento de Eleanora Fagan Gough, conocida artísticamente como Billie Holiday, una de las voces icónicas de la música, considerada la primera cantante popular de jazz responsable de conmover al público con la intensidad y el sentimiento personal del blues clásico.

Canciones como 'Lover man', 'Don't explain', 'Strange fruit' o 'God bless the child' son algunos de los legados musicales de esta artista, para muchos considerados como las interpretaciones más sensibles y emotivas que se han conseguido grabar nunca.

Su vida privada, salpicada por abusos, diferentes adicciones a sustancias y periodos depresivos, también contribuyó a acrecentar su leyenda. Su padre, Clarence Holiday, era un guitarrista de jazz y banjo que abandonó a Billie y a su madre, Sadie Fagan, cuando la artista apenas era un bebé. Años más tarde, le conoció en Nueva York y, a pesar de contar con diferentes músicos en sus grabaciones, nunca recurrió a él para sus sesiones de estudio.

Billie Holiday (Filadelfia, 1915-Nueva York, 1959) tuvo su golpe de suerte en 1933, cuando fue fichada para acompañar con su voz una audición sobre danza. Pronto grabó su debut discográfico, 'Your mother's son in law', junto a Benny Goodman, y debutó en los escenarios a principios de 1935 en el Apollo Theater.

Uno de los hitos de la trayectoria musical de Lady Day, como se refirió a ella Lester Young en referencia a su elegancia, fue haber formado parte de la banda del clarinetista y director de orquesta estadounidense de jazz Artie Shaw. De esta forma, se convirtió en una de las primeras mujeres negras que formó parte de una formación blanca.

Precisamente, aspectos como su raza o su estilo poco ortodoxo, provocaron el rechazo por parte de promotores y emisoras radiofónicas, motivo por el que la artista decidió abandonar esta formación. Después, comenzó a actuar en el Café Society, el primer local nocturno con público de diferentes razas. Allí aprendió la canción 'Strange fruit', uno de los temas que elevó su carrera.

Holiday hizo su última gran aparición en 1957, en el programa especial que preparó la CBS titulado 'El sonido del jazz'. Finalmente, murió en 1959 a causa de enfermedad coronaria así como por síndrome de abstinencia.