La mujer y las hijas de José Antonio Labordeta dieron ayer su último adiós al político y poeta uniendo su memoria al considerado precursor del aragonesismo, Joaquín Costa, en cuya tumba depositaron las cientos de flores que ha recibido el cantautor como muestra de cariño y respeto.

En un acto íntimo en el cementerio de Torrero, la mujer de Labordeta, Juana de Grandes, y sus tres hijas, Ana, Ángela y Paula, dejaron en la tumba de Costa el centro de rosas rojas que ha acompañado al féretro del cantautor durante los dos días en los que ha estado abierta su capilla ardiente en las Cortes de Aragón, por donde han pasado decenas de miles de personas.

El acto se celebró tras la incineración de los restos mortales de Labordeta, cuya familia aún no ha decidido dónde esparcirá sus cenizas, según fuentes de la Chunta aragonesista.