El hombre practicaba el canibalismo de forma habitual hace 800.000 años. Así lo indica un estudio paleontológico de los restos recogidos del yacimiento de Atapuerca (Burgos). La investigación parte del descubrimiento en las campañas arqueológicas de 1994 y 1996 de restos humanos de una nueva especie bautizada como 'Homo Antecesor'. El equipo científico observó entonces evidencias de prácticas antropofágicas en los huesos encontrados. En concreto, los huesos de un niño mostraban marcas de cortes que habían sido practicados con herramientas líticas, es decir, hechas de piedra.

Lo que determina el nuevo descubrimiento es el canibalismo como práctica habitual, y lo hace tras el análisis de fósiles encontrados en 2003 en diversos subniveles del mismo yacimiento, pero de la misma antigüedad. "Nos encontramos ante el caso de canibalismo cultural más antiguo conocido hasta el momento", afirma la página web del instituto.

La investigación, realizada por diversos miembros del Instituto Catalán de Paleoecogía Humana y Evolución Social (Iphes) y publicada en la revista 'Current Anthropology', parte del descubrimiento en las campañas arqueológicas de 1994 y 1996 de restos humanos de una nueva especie bautizada como 'Homo Antecesor'. El equipo científico observó entonces evidencias de prácticas antropofágicas en los huesos encontrados.

MARCAS EN LOS HUESOS DE UN NIÑO

El artículo, publicado bajo el título 'Cultural Cannibalism as Paleoeconomic System in the European Lower Pleistocene' explica que los huesos de un niño mostraban marcas de cortes practicados con herramientas líticas --de piedra--.

"El análisis de los restos craniales y postcraniales de Homo Antecesor ha permitido identificar diversas alteraciones de origen antrópico --marcas de cortes y fracturas de huesos--", afirmó Isabel Cáceres del Iphes.

La especialista añadió que "estos fósiles no muestran una distribución específica, ya que aparecen mezclados con instrumentos líticos y huesos de otros animales, como ciervos, caballos o rinocerontes. Ambos tipos de restos muestran modelos de provecho y patrones de carnicería similares", lo que indicaría el origen humano de las marcas.