María Prieto O'Mullony (Zamora, 1997) acaba de proclamarse campeona de la Liga Iberdrola, la máxima categoría del balonmano femenino español. Lo ha hecho con el Bera Bera, el club que más ha dominado el torneo a lo largo de la última década. Tras cosechar este éxito, la deportista participará en este viernes en el webinar “Crecer en el deporte”, una cita organizada por LA OPINÓN-EL CORREO DE ZAMORA y por el diario deportivo Sport, gracias al impulso de Iberdrola. La jugadora, que cuenta entre su palmarés con el título de los Juegos del Mediterráneo 2018 con la Selección Española, repasa su etapa formativa, aporta su visión acerca de la importancia de los valores en la cantera y explica el proceso de madurez que ha tenido que seguir para consolidarse en la élite de su disciplina, tras superar además una serie de lesiones.

–Usted ha logrado grandes éxitos como deportista, pero el balonmano entró en su vida como algo lúdico. ¿Cómo fue este proceso?

–Yo empecé jugando en el colegio, como un deporte extraescolar. También hacía judo, pero finalmente me decanté por el balonmano. Me lo pasaba bien con mis amigas y era algo con lo que disfrutaba mucho. Después pasé al Balonmano Zamora, más tarde me ficharon en León y a partir de ahí ya fue una forma de vida. Dejó de ser tanto un hobby para pasar a ser algo más profesional. Este proceso me ha enseñado valores y me ha hecho madurar mucho, tanto en lo personal como en lo deportivo. El balonmano enseña compañerismo, deportividad y amistad. En ese sentido, he ganado muchas cosas a nivel deportivo, pero lo más importante es la gente que he conocido y todos los valores que he ido aprendiendo.

–¿Cómo de importante es el deporte en la formación de los niños?

–Me parece que el deporte es algo fundamental cuando eres niño. Estás con tus amigos y compartes muchas vivencias. Yo, cuando voy a Zamora, coincido con gente que ya no juega al balonmano, pero compartimos muchas cosas de cuando éramos pequeñas y eso es algo importante. Para mí, los primeros pasos en el balonmano constituyen una época de mi vida muy bonita.

–¿Qué cambia cuando se pasa del deporte amateur a ver la competición desde un punto de vista profesional?

–En mi caso, el matiz más importante es tomarte el balonmano como tu trabajo. Es cierto que lo primero es disfrutar y me lo paso muy bien entrenando y jugando, pero ser profesional implica cuidarse más física y mentalmente. Hay que pensar que el cuerpo es tu herramienta. Yo vivo de mi cuerpo y eso es realmente lo que más cambia. Hay una gran exigencia física.

–En su caso, también ha tenido que lidiar con unas cuantas lesiones, ahora padece una en el hombro. ¿Cómo se sobrellevan esas cuestiones?

–Las lesiones me han dado más cosas positivas que negativas. He aprendido muchísimo. La primera no se toma igual que la tercera, pero lo importante es estar bien mentalmente. Si estás bien de cabeza tienes mucho ganado, mientras que, si piensas todo desde un punto de vista negativo, te va a costar más. Hay que trabajar para recuperarse de la lesión a nivel físico, pero sobre todo hay que cuidar la cabeza y estar fuerte. Se debe ser muy constante para poder superar las adversidades.

–Usted es una jugadora que genera unas expectativas muy altas. ¿Cómo se gestiona mentalmente esa circunstancia?

–Es muy complicado estar arriba, que te den un golpe en forma de lesión y volver abajo. Es complicado y hay que aprender a cambiar de objetivos según el momento en el que estés. Ahora mismo, yo me quiero recuperar de mi lesión de hombro, volver estar bien y ya más a largo plazo conseguir todo lo que sea con mi club y lo que venga. Lo importante es que tus expectativas vayan acorde a las circunstancias en las que estés en ese momento concreto.

– Su llegada al primer nivel se dio tras el paso por un club de Zamora que ha ido creciendo, poco a poco, en estructura. ¿Qué tipo de referente le gustaría ser para las niñas que juegan al balonmano?

–Me gusta cuando me dicen que las niñas se fijan en mí o que quieren llegar a lo que yo he llegado. Si de verdad es así, me gustaría ser un referente bueno y transmitir que con trabajo y constancia se puede llegar, pero siempre hay que seguir trabajando. En Zamora hay una cantera increíble, con un montón de niñas, y las que hemos llegado más arriba tenemos que ser un buen espejo.

–Su caso o el de Elba Álvarez más tarde muestran que es posible llegar al alto nivel con un buen trabajo de base, pero la gran mayoría se quedará en el camino de alcanzar el profesionalismo. ¿Qué opina de la importancia del desarrollo de los valores dentro de las estructuras de cantera?

–Si marcas unos valores para las niñas en esas edades tempranas, eso es lo más importante. Luego podrán aspirar a llegar a ser lo que ellas quieran, pero hay que inculcar unos valores que sean buenos para su vida. A partir de ahí, las niñas de Zamora tienen el ejemplo reciente de Elba, que es más joven que yo, pero tienen que fijarse mucho en los valores y, ya más tarde, pensar en llegar arriba en el balonmano.