De la tijera a la cuchilla: el esquileo en un pueblo de Sanabria

Una cuadrilla de nueve esquiladores se reparten el trabajo para despojar de su lana a cientos de ovejas en una explotación de Santa Colomba de Sanabria.

Pilar García realiza una demostración de esquileo tradicional que es parte del proyecto para dar valor a la lana "Impulsando Tradiciones"

"Esquilar era una paliza. Todavía me acuerdo de cuando esquilábamos en casa" relata un vecino de Santa Colomba de Sanabria. Espectador muy atento a la rapidez con que la cuadrilla de 9 esquiladores de Galicia y El Bierzo despojan de su lana cientos de ovejas, más de 600. "A mano tardábamos una hora en “mutilar” una oveja. Era muy pesado" relata otra mujer que dejó el pueblo y se instaló hace 50 años en la ciudad.

La imagen no puede ser más generosa, Pilar García Muela, con las tijeras de esquilar hace una demostración de esta labor que se hacía a mano, de cara a la llegada de los calores. "Las primeras tijeras que se usaron fueron las que tenías para la costura, que casi no cortaban". Luego llegaron esas tijeras de hierro de grandes dimensiones que atormentaban las manos y la muñeca. La demostración de esquileo tradicional es parte del proyecto para impulsar el oficio de la lana "Impulsando Tradiciones".

La máquina eléctrica desbancó el filo de las tijeras. Con un arsenal de cuchillas de diferente calibre y un arsenal bien surtido porque "se desgastan mucho", comenta uno de los experimentados profesionales.

La cuadrilla de 9 esquiladores se reparten el trabajo, cinco de ellos máquina en mano y con el método australiano se encargan de la labor de esquilar, mientras que otros cuatro realizan las labores de apoyo. Sacar las ovejas de un corral a otro, separar y coger las ovejas, doblegarlas y colocarlas para que el esquilador no pierda tiempo y entre directo con la cuchilla. La familia propietaria de la ganadería hace los trabajos auxiliares de ir retirando la lana y dejar el espacio de trabajo limpio. Aquí participa toda la familia, desde el más pequeño a la más mayor.

Para la única mujer de la cuadrilla, Ari, esta es su tercera campaña aunque su presencia no es continua. Sorprende por su juventud y de momento no entra a la faena de esquilar.

Dos modos de esquilar, con la tijera (en primer plano) y con la cuchilla (a la derecha) | ARACELI SAAVEDRA

Dos modos de esquilar, con la tijera (en primer plano) y con la cuchilla (a la derecha) | ARACELI SAAVEDRA

Proceden de El Bierzo leonés, de la población lucense de Fonsagrada, de Zaragoza, de Teruel y todos se ponen en marcha a comienzos de la campaña, a finales de marzo. Los más jóvenes señalan al más veterano y "el que nos ha enseñado a todos" Atilano Borrás Gargallo. Y rebaja el mérito "casi, casi. Luego aprende solos y me enseñan ellos a mí".

Empezaron la campaña en marzo pero "hubo que parar porque se puso mal tiempo, y venía un día bueno y a traballar". Recorren todo Lugo, Asturias y el norte de Portugal hacia la zona de Braganza y Vila Real. En estos años "ha bajado el ganado, han bajado las cosas pequeñas, las de los paisanos. Es va bajando cada año. Vamos buscando por otro lado, lo que salga". "Estos –señalando a la cuadrilla- no entran en España, andan por Francia, Italia y vienen aquí a vernos, vienen de turistas. Hay uno que ni viene y otro que estuvo cuatro días y otro ni vino", así de expresivo narra la demanda de buenos profesionales fuera de España. Incluso hasta Suiza. La situación laboral es de "autónomos y amigos".

Atilano empezó a los 15 años y lleva 34 en la profesión. Aprendió "en el pueblo, Alcañiz (Teruel), aunque llevo en Lugo desde el siglo pasado, había muchos esquiladores". "Antes te dejaban una máquina y aprendías mirando al de al lado. Antes se aprendía de otra manera. Ahora con la historia del estilo neozelandés ya hay un método. Tiras más al método para aprender, que es como esquilamos todos aquí". Y "cuanto más te arrimas al método, más fácil es todo. Pero antes era cuidar la máquina y fijarte aquí y allá".

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