El arte rupestre de la Culebra abre una vía para su protección global como BIC

El arqueólogo Román Rodríguez defiende en Villardeciervos que el conjunto de castros prosectados merecen la categoría más alta para el yacimiento

Vecinos de la Culebra en la conferencia de Román Rodríguez en Villardeciervos | ARACELI SAAVEDRA

Vecinos de la Culebra en la conferencia de Román Rodríguez en Villardeciervos | ARACELI SAAVEDRA

La presencia de arte rupestre en yacimientos arqueológicos de la Sierra de la Culebra abre la puerta a la declaración de Bien de Interés Cultural para estos vestigios. El doctor en Arqueología por la Universidad de Valladolid, Román Rodríguez Calleja, incidía precisamente en que el arte rupestre "representa la categoría más alta de protección" y "es un elemento muy importante y protegido por Ley" en el transcurso de la primera de las charlas informativas y didácticas celebrada en Villardeciervos.

Excavaciones en el castro de «El Castillán» situado en la Sierra de la Culebra, en Ferreras de Arriba | JCYL

Excavaciones en el castro de «El Castillán» situado en la Sierra de la Culebra, en Ferreras de Arriba | JCYL

El arte rupestre conlleva la "protección máxima del yacimiento" y obliga a la administración competente "a activar cualquier actuación para declarar BIC". Román Rodríguez defendió que el conjunto de castros prospectados "merecen tener una protección única en su conjunto".

Como consecuencia de los incendios de la Sierra de la Culebra, la Consejería de Cultura activó un protocolo para evaluar los daños ocasionados por el fuego y el grado de afección para "valorar y revisar las fichas del inventario porque de alguna manera tienen que actualizar esa información". A raíz de esa actualización, en la que participó el doctor Rodríguez, "se ve la necesidad de hacer alguna acción para salvaguardar ese patrimonio".

En esos trabajos de prospección se evaluó el estado de trincheras de extracción minera, escoriales de hierro, y fundamentalmente arte rupestre catalogado como en Peña el Jeijo con las representativas herraduras del Caballo de Santiago.

Además de estas prospecciones, se georreferenciaron todos los yacimientos y se efectuaron vuelos de dron para documentar de manera más didáctica los yacimientos, especialmente dirigido a vecinos y residentes de estas zonas. Un primer trabajo de documentación fue determinar cómo acceder a los yacimientos. Puso como ejemplo el castro de Peña Robledo de Villardeciervos, "un castro muy importante".

El trabajo de prospección va dirigido a reconocer superficialmente si hay evidencias materiales, cerámica, piedras de molino, etc. cualquier evidencia que pueda asignar cultural y cronológicamente un yacimiento en concreto.

También se analiza la presencia de "estructuras" murallas, habitacionales, accesos a los distintos recintos amurallados, y otros elementos como depósitos de escoriales, hornos de fundición de mineral de hierro, desde época prerromana hasta medieval, con el problema de que no hay una datación exacta. Los castros, precisamente pervivieron desde época prerromana hasta medieval. Es complicado localizar escoriales ya que dada su riqueza se han reutilizado. Uno de los datos relevantes es el número de castros que además están interconectados. Entre los elementos más singulares están los castros arriscados, que aprovechan afloramientos naturales de roca como muralla natural, donde adosan piedra para construir muralla.

Hay un elemento defensivo muy escaso en la península ibérica pero ampliamente representado en los castros de la sierra, los campos de piedras hincadas. Para Román Rodríguez "es un elemento muy característico, muy importante y que no se ha tenido en cuenta anteriormente".

El trazado de cortafuegos ha arrasado en algunos casos, los campos de piedras hincadas y en otros el propio castro, el propio yacimiento. En numerosos casos el sistema defensivo está duplicado, piedras hincadas, fosos y recinto amurallado.

Otro de los hallazgos importantes ha sido la cantera de piedras de molino de Cional, de la que había constancia por transmisión oral, pero que el descenso de las aguas del embalse de Agavanzal en 2022 ha permitido su localización y estudio. Ahora vuelve a estar bajo las aguas. La documentación que se recoja ahora "será muy importante para el futuro" y "hay que documentarlo todo" precisó Román, tras el trabajo de medición y estudio del tipo, grosor y diámetro que se extrajeron o se quedaron a medio extraer.

Uno de los datos que señaló es que no hay documentación de cazoletas ni de arte rupestre en los castros. En una de las prospecciones precisamente se hizo un pequeño trabajo de documentación donde se localizaron más de 50 cazoletas en uno de los yacimientos de la zona.

El patrimonio arqueológico, además de dar relevancia histórica al municipio, abre la posibilidad de aprovechamiento por parte de los pueblos. Comparado con la comunidad gallega, estos castros estarían excavados y puestos en valor.

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