Fallece el hombre más longevo de Zamora

Manuel Martínez Molezuelas nació en San Pedro de Ceque hace 107 años y ha muerto en Ferreras de Abajo

Estuvo dos años en el frente durante la Guerra Civil y uno de prisionero en Andalucía

La emigración le llevo a trabajar en Francia, Asturias, Madrid, Toledo y País Vasco

Participó en la construcción de la presa de Vega de Tera

Manuel Martínez Molezuelas

Manuel Martínez Molezuelas / Ch. S.

La comarca natural de Aliste, Tábara y Alba, un paraíso de la longevidad humana, da su último adiós al hombre más longevo que ha vivido en ella a lo largo de la historia: Manuel Martínez Molezuelas ha fallecid en la Residencia de la Tercera Edad “San Juan Bautista” de Ferreras de Abajo a escasos días de cumplir los 108 años de edad, lo cual, además, le convertía en el hombre vivo más longevo en la actualidad en toda la provincia de Zamora

Manuel Martínez Molezuelas nació el día 22 de marzo de 1917 en el seno de una humilde familia en la localidad de San Pedro de Ceque. Su primera prueba de fuego fue la “Gripe Española” de 1918 a la que sobrevivió con solo un año de edad. Su infancia fue feliz “Eramos muchos niños y niñas que estudiábamos la lección y ayudábamos en casa en lo que podíamos”. En la escuela aprendió a “leer y escribir y las cuatro reglas (suma, resta, multiplicación y división) para defendernos en la vida. Eran otros tiempos, no había tantas comodidades como ahora pero éramos felices”.

Cuando era solo un adolescente, época de sueños e ilusiones posibles e imposibles, con toda vida por delante, se le truncaron los planes al ser testigo directo el 18 de julio de 1936 del inicio de la Guerra Civil, siendo consciente desde un primer momento que su destino estaba en el frente. La vivió y sufrió en sus carnes como nadie pues fue llamado a filas sin en haber cogido un fusil en su vida. Apenas paró en el Cuartel de Zamora para instruirse en lo más básico, lo justo, para irse al frente donde el mismo reconocía pasó “los momentos más duros de mi vida”, tres años, de ellos dos combatiendo y uno como prisionero del Bando Republicano en Andalucía.

En la mili

En la mili con un compañero / Ch. S.

Hablarle a Manuel de la Guerra Civil era verle cambiar el semblante, de la alegría a la tristeza, de las sonrisas a las lágrimas: “Fueron tres años muy duros, españoles contra españoles, hermanos contra hermanos; pase mucha hambre, sobre todo durante el tiempo que estuve prisionero”.

Llegó la paz y regresó a Zamora, una provincia convertida en la posguerra en cuna de emigrantes, unas gentes que se veían obligadas a emigrar lejos de la tierra que les vio nacer a ganarse el pan de cada día. No iba a ser menos Manuel para el que tras vivir las penurias del frente emigrar era un simple camino de rosas. Ni una maleta poseía y guardando sus pertenencias en una fardela salió camino del Norte de España siendo su primer destino la cuenca minera de Asturias, probando luego suerte en Madrid y en Toledo, hasta que decidió cruzar Los Pirineos y trabajar en Francia.

Con veinticinco años encontró el amor y uno de los días mas felices de su vida fue aquel en que contrajo matrimonio en la iglesia parroquial de San Pedro de Ceque con su amada, la joven Dominga Furones Sastre, creando una familia ejemplar, de la que nacieron cinco hijos, -tres mujeres y dos varones-, además de numerosos nietos y bisnietos que le adoraban comos su “abuelito” renociéndole “su amor incondicional, su paciencia infinita y la propina de los domingos”. Una familia liderada por un hombre bueno, muy sociable, amable y correcto, de buen humor y muy activo físicamente.

Manuel hace unos años

Manuel hace unos años / Ch. S.

Ya pasada la barrera de los cien años él siguió muy activo jugando su partida de cartas diaria y participando en sesiones de psicomotricidad: al caminar contaba en idioma alemán para marcar los pasos casi de una manera marcial.

Un hombre que sobrevivió a dos pandemias, la Gripe Española de 1918 y el Covid de 2020. Una enciclopedia abierta que ha vivido las dictaduras de Primo de Rivera y Francisco Franco, las monarquías de Alfonso XXIII, Juan Carlos I y Felipe VI, ademas de la Segunda República.

Tras terminar su vida de hijo pródigo en Francia regresó a España y en los años cincuenta del siglo XX fue uno de los que participo en la construcción de la presa de Vega de Tera (Sanabria) que reventó en enero de 1959 arrasando el pueblo de Ribadelago con 144 fallecidos: “Yo me encargaba de lo que llamaban el hogar, donde se daba de comer a los obreros y camioneros”.

Manuel junto a su mujer

Manuel junto a su mujer de jóvenes / Ch. S.

Su vida parecía estar condenada al éxodo rural y su siguiente destino estaría en el País Vasco, más concretamente en Bilbao, donde se instaló con su mujer e hijos hasta jubilarse y disfrutar de un bien ganado y merecido descanso en su tierra natal.

San Pedro de Ceque era su patria chica y siempre, hasta el día de su muerte, la llevó en su memoria y en su corza. El día 3 de septiembre de 2014, con 97 años, el señor Manuel mudaba su domicilio a la Residencia de la Tercera Edad “San Juan Bautista” donde reconocía “aquí me siento como en mi propia casa y soy feliz” dejando una profunda huella entre los gestor del centro residencial, empleadaos y residentes. Allí, justo a orillas del río Castrón, pasó los últimos diez años de su vida en pleno corazón de la mítica, mística y paradisíaca Sierra de la Culebra.

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