Abatido un descomunal jabalí en un pueblo de Zamora

Francisco Romo presume de haber cazado uno de los jabalís más grandes que se han abatido en España. Ocurrió el sábado 4 de enero y la fiera "reventó" la báscula con un peso de 200 kilos y una altura de 1,8 metros. La proeza cinegética se realizó durante una espera nocturna de jabalí en un pueblo de Zamora

Ocurrió después de una cena con unos compañeros de caza, cuando el cazador zamorano decidió probar suerte en una de las modalidades de caza que más le gustan: la espera nocturna de jabalí. Y lo hizo en uno de los cotos de un pueblo de Zamora en los que tiene autorización para esta práctica cinegética.

Como el propio Francisco Romo relata, hacia la 1:45 de la noche consigue ver los primeros cochinos y abatir uno de ellos que resaltaba por su tamaño, dejando marchar al resto por no aparentar ser buenos ejemplares. Tras ir a comprobar el animal abatido y sin tener mucha suerte resultó ser una hembra de 90 kilos sin trofeo.

Entonces decidió probar suerte en otra parte y desplazarse unos cientos de metros. Al rato volvió a aparecer la camada que había visto anteriormente y tras encender la linterna y disfrutar viéndolos durante un rato, esperó a que se fueran. Pasados unos minutos, a eso de las 2:37 de la madrugada, llega un ejemplar solitario que no perdía el paso.

Francisco se prepara para el disparó y tras encender su linterna se da cuenta que apenas le queda batería por haber estado disfrutando de las vistas de los anteriores animales. Aun así, se la juega al todo o nada y busca un claro entre unos árboles. Espera a que el jabalí pase por allí y con un golpe de suerte el animal cumple "solo se veía una sombra", entonces hace detonar su rifle Beretta brx1 cargado con la munición RWS KS 165 grains calibre 30-06 y el animal parece caer. "Rápidamente me acerco al animal a unos 110 metros y compruebo que el disparó ha sido certero con un tiro un poco alto en las costillas justo detrás de la paletilla" relata el propio cazador.

Se trata de otra hembra solitaria de las que denominan "machorras". Un ejemplar que, tras intentar pesarlo al día siguiente acompañado de un amigo y dos familiares en una báscula tradicional de las matanzas, con un peso limitado a 150 kilos, llega a su tope sin lograr pesar al ejemplar en su totalidad. Finalmente fue pesado en la báscula del pueblo dando el asombroso peso de 200 kilos y con un tamaño de 1.8 metros.

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