El Baile del Niño de Venialbo o el arte de danzar hacia atrás

Los danzantes discurren por la procesión hacia atrás, para no dar la espalda a la imagen

Declarada Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León, la celebración toma fuerza con savia nueva

VÍDEO | Venialbo evoca la tradición del Baile del Niño

José Luis Fernández

«Nadie rompe la fila» se escucha entre los danzantes instantes antes de que aparezca la imagen del Recién Nacido portada por cuatro jóvenes. Concluida la misa en este día de San Juan Evangelista, Venialbo renueva la tradición del Baile del Niño que por segundo año celebra su distinción como Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León. 

Frío y niebla. Una mañana propia de un 27 de diciembre para representar el fervor y adoración con el que los vecinos de Venialbo presentan al Niño Jesús. Una fiesta singular, antaño protagonizada por los mozos (hombres) como danzantes y hoy adaptada a los nuevos tiempos con un grupo mixto, predominantemente de mujeres, y la esperanzadora incorporación de savia nueva.

Niños y niñas vistiendo la indumentaria tradicional que empiezan trazar sus primeros pasos emulando la veteranía de los danzarines siempre mirando a la imagen. Una condición tan «sagrada» en el Baile del Niño de Venialbo que antiguamente se ponían fuertes multas a los danzantes que se atreviesen, en algún momento de la procesión, a dar la espalda a la imagen. Y es así como mientras el pueblo acompaña en procesión al Recién Nacido, desde la iglesia hasta la ermita de la Vera Cruz para volver de nuevo al templo, los danzantes, al son de la flauta y el tamboril que tocaba Alberto Jambrina, lo adoran siempre de cara. 

Foto de familia de danzantes, autoridades y párroco en Venialbo

Foto de familia de danzantes, autoridades y párroco en Venialbo / Cedida

La austera vestimenta con la que los mozos bailaban antaño, sin ningún traje especial, solamente con «los leguis» de cuero hasta las rodillas, se torna hoy en coloristas trajes vestidos regionales vestidos por las mujer y fajín y chaleco los varones. Todos ellos realizando un ejercicio físico y de sincronización que requiere de ensayos previos para que nada falle en esta función religiosa y antiquísima, perdida durante años y recuperada con éxito a principios de los 80 para conseguir en 2024 la distinción como Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León.

Un reconocimiento que ayuda a situar a Venialbo en el mapa y permite promocionar tan señera celebración coronada por el «Floreo» al niño en la Plaza de la Iglesia antes de volver del nuevo al templo donde comenzó la fiesta con una solemne misa cantada por el coro del pueblo y la brillante ofrenda al son del Bolero de Algodre. 

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