Una carocha de bronce al rescate de las milenarias técnicas de fundición en Riofrío de Aliste
El alistano Emilio Gallego aprendió en Mondragón el oficio que ya jubilado revive en Riofrío con su última obra sobre el Diablo Grande, elaborada en cobre y estaño

José Manuel, Paco, Celestino y Emilio, el equipo que gestó la obra. | Ch. S.
La Plaza de los Carochos de Riofrío acoge la obra escultórica "La Carocha", fundida en el propio pueblo por Emilio Gallego Alonso y siguiendo las mismas técnicas utilizadas hace 3.000 años. Un homenaje a los rituales de la ancestral mascarada de invierno de Año Nuevo, declarada en el año 2002 por la Consejería de Cultura de la Junta como Fiesta de Interés Turístico de Castilla y León. Incrementa la pieza la ya amplia y variada oferta del Museo al Aire Libre de Riofrío que se puede visitar como complemento a la Casa de los Carochos.
Emilio Gallego Alonso nació el día 5 de agosto de 1955 en Sarracín donde pasó la infancia hasta que con 16 años (1970), se fue a estudiar a la Granja Escuela de la Aldehuela de Zamora. Tras dos años allí, decidió convertirse en emigrante, saliendo en noviembre de 1972 a la aventura camino del País Vasco recalando en Mondragón (Guipúzcoa) en "una época donde si llegabas hoy, mañana podías ponerte a trabajar". Antes de cumplir los 18 años entró en la empresa de fundición de Industrias Irubide (Tres Caminos) donde estuvo quince años (hasta 1987) aprendiendo las técnicas de la fundición del hierro, aluminio, latón y bronce. Al llegar la crisis de la fundición pasó a Hierros Bañu Etxe de Arechavaleta, dedicada al reciclaje, donde se mantuvo hasta jubilarse en 2019. Allí conoció a su esposa alistana, Dioni, de Riofrío, y fijó su residencia, pasando los veranos en Riofrío donde heredó una casa su mujer.

Carochos en el Museo al Aire Libre / Chany Sebastián
En el verano de 2019, en una conversación con dos vecinos de Riofrío, el periodista Isaac Macho y el viticultor Rubén Gago, surgió la idea de hacer algo y crear el Museo al Aire Libre que actualmente ya incluye varias de sus obras por distintas calles y parajes de Riofrío. En 2020 formaron un grupo de trabajo "dispuestos a dinamizar la vida del pueblo". El 16 de agosto de ese año, Rubén Gago y Reguardo Abarca aportaron los primeros trabajos.
La primera escultura de Emilio Gallego Alonso fue "El Caminante" que desde el 28 de agosto de 2021 cautiva a los transeúntes junto al puente urbano sobre el río Frío, la cual se hizo utilizando el hierro de un viejo carro agrícola que cedió para tal fin por Anselmo. El 2 de septiembre, se colocaba una "Carocha" (partiendo de dibujos de Gerardo García) construida en latón sobre pizarra.
El 2023, el director del Museo de los Carochos, Juan Francisco Blanco González, le pasó a Emilio unos dibujos de los Carochos (Diablo Grande y Diablo Chiquito) y del Molacillo: "Me parecieron interesantes y después de algunos retoques construí las esculturas instaladas el 31 de agosto de 2023". A ella se fueron añadiendo otros personajes "El Picador" (hierros aportados por Eloy Blanco) en homenaje al labriego alistano en la artesana labor de picar el guadaño antes de ir segar la hierba de los prados y "El Ciclista". Para sus obras utiliza los aros metálicos de ruedas de carros. La empresa Pizarras la Luz de Cupa Group ha colaborado cediendo las peanas de pizarra.

Trabajos de fundición / Chany Sebastián
En la Semana Santa de 2024 se fraguó la idea de la obra maestra, "La Carocha" del Diablo Grande de los Carochos, que se realizaría mediante fundición en bronce. La empresa donde había trabajado en Arechavaleta (Hierros Bañu este) le cedió el material (cobre y estaño) y el Ayuntamiento de Riofrío apoyó la iniciativa. Emilio recuerda la idea de su obra maestra: "Llevaba yo tiempo con la intención de fundir una Carocha en bronce y en Riofrío. Consciente de las grandes dificultades del proyecto en Semana Santa decidí que tenía que ser en los meses de verano".
En un primer lugar se barajó la idea de la fragua de Pepe el de Riofrío, luego descartada pues al estar abierta no daba potencial energético suficiente y sería imposible alcanzar los 1.200 grados. Llegados a este punto, Emilio Gallego se encargó de construir un horno y un crisol con sus propias manos: una estufa metálica con revestimiento de cerámica (ladrillo refractario). El Ayuntamiento de Riofrío se encargó del material y de facilitar el Carbón de Antracita que Paco Blanco fue a buscar a Benavente. La tierra de moldeo sería de Riofrío y después de analizar varios sitios se optó por la de Valdespino, similar a la que antaño se utilizaba para hacer los adobes de barro, con un buen porcentaje de arcilla y el grado adecuado de humedad.
Emilio Gallego Alonso montó su equipo con Paco Blanco González y los hermanos José Manuel y Celestino Blanco Mezquita, todos ellos de Riofrío, eligiéndose la fecha del 3 de agosto para el histórico acontecimiento, en La Era para que pudiera ser seguido en vivo por quien así lo desease. La prueba salió mal: "No pudimos terminar con éxito nuestro trabajo, el Crisol no soportó la temperatura, se nos abrió por la base y el bronce terminó en el fondo del horno, la desilusión no podía ser mayor. En ese mismo instante mientras recogíamos todo el montaje prometimos volver a intentarlo, esperando un tiempo para corregir los puntos débiles".
Dejaron pasar el tiempo de sacar las patas y las vendimias –finales del verano –y el 24 de octubre a las 9 de la mañana se encendió el horno, todo funcionó correctamente y en aproximadamente una hora "teníamos el bronce líquido a unos 1.200 grados". Sin perder tiempo Paco y José Manuel cargaron el Crisol y lo fueron vertiendo al molde. Tras veinte minutos de espera "pudimos abrir el molde, la satisfacción fue total, lo habíamos conseguido".

Careta / Ch. S.
Según Gallego Alonso, "La Carocha" es una es cultura abstracta, porque es de personaje abstracto que no elige realismo. "Hacer una cara a martillazos no es fácil y por eso elegimos la fundición". La boca, la nariz y los cuernos son de hierro y cobre que se asemeja al rojo y van incrustados en la propia fundición de bronce. Para los colmillos utilizamos acero inoxidable pues no encontramos un metal blanco. "Existía la posibilidad de ir al rodio pero es algo inalcanzable para nosotros". En la parte derecha aparecen dos monedas de dos euros fundidas utilizando monedas de un céntimo aportadas por los niños del pueblo de Riofrío y en la derecha la rúbrica del fundidor.
Aunque en los últimos dos siglos no ha sido habitual la fundición de bronce en tierras alistanas lo cierto es que si fue práctica habitual de algunos campaneros de lugares como Palencia y Santander que preferían traer el bronce y fundir la campana al pie de campanario.
El maestro fundidor seguirá con su tarea en Riofrío y también a corto plazo en su pueblo, Sarracín, donde prevé reunirse con el alcalde del Ayuntamiento Germán Matellán Fernández y el pedáneo Javier Fernández Lorenzo, junto a las fuerzas vivas, para ver las esculturas a realizar. El bronce es una fundición a base de cobre y estaño que se funde en un horno a temperaturas muy elevadas, generalmente por encima de los mil grados celsius, en un crisol y se vierte al molde a través de los llamados bebederos (copas o embudos).
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