Ovación al cielo: por la amistad que los toros han unido
Un buen puñado de familiares y amigos homenajean en "Toros Villalpando" la memoria de Miguel Ángel Toranzo

GALERÍA | Familiares y amigos mantienen vivo el recuerdo de Miguel Ángel Toranzo en una jornada ganadera /
"La amistad que se hace a través de los toros es distinta y la que tenemos con Miguel Ángel y mantenemos es especial", decía Francisco Pérez-Moro, uno de los organizadores de la jornada, al inicio de la misma. Y buena muestra eran todos los que se congregaban en la ganadería Toros Villalpando, en Fresno de Sayago, para honrar, precisamente, eso, la amistad, al empeñarse en mantener viva la memoria de Miguel Ángel Toranzo.
Porque familiares y amigos del que fuera miembro fundador y presidente del Foro Taurino de Zamora se han reunido, un año más, para recordarlo en una jornada de fraternidad, campo y toros. A cuentagotas, fueron llegando y juntándose en la ganadería sayaguesa alrededor de medio centenar de personas que habían conocido al villalpandino antes de que abandonase el mundo terrenal, hace ya tres años.
Una vez reunidos todos y hechas las veces de maestro de ceremonias por parte de Pérez-Moro, que recordó algunas anécdotas de Toranzo, como aquella repetida, novillero a novillero, tarde tras tarde de las diferentes ediciones del bolsín taurino "Tierras de Zamora" en las que ejerció como presidente del jurado, con aquella "voz fuerte", al decirles a los jóvenes aspirantes a torero, "remata, por favor", que hizo esbozar más de una sonrisa de los presentes al venirles a la memoria el gran aficionado taurino en diferentes plazas de la provincia, era el momento, entonces, sí, de dar comienzo a la jornada campera.
Apretados en el remolque tirado por el tractor, al abrigo del calor humano en una jornada de temperatura agradable en la que el sol también quiso hacer un guiño al recuerdo de Toranzo, sus familiares y amigos recorrieron algunos cercados de la Dehesa "Villoria de Arriba" para ver de cerca los ejemplares de encaste Villamarta, que conservan "un resto de genética" de la Casta Jijona, una de las castas fundacionales de los toros de lidia, como explicó al resto de sus compañeros de remolque el veterinario y aficionado taurino Casto López Cañibano, que indicó que esa genética "degradada" en las reses de la ganadería sayaguesa "se podría recuperar". López Cañibano también se empleó en apuntar algunos detalles de las características de aquellas reses de capas negras, castañas o jaboneras, estas últimas, "por influencia de un semental de Núñez del Cuvillo" que echaron los ganaderos, apuntaron.
De regreso al epicentro de la finca, el ruedo de la coqueta plaza de tientas "La Glorieta" hizo las veces de templo para albergar una oración en memoria del homenajeado, que fue conducida por el sacerdote Miguel Ángel Hernández, quien aseguró, como todos los presentes pensaban, que "celebrar hoy a Miguel Ángel es celebrar la amistad".
Y otro Miguel Ángel, el hijo del recordado, tomó después la palabra en el que fue el momento más emotivo de la jornada y en el que el hijo se dirigió directamente a su padre para remarcar la categoría humana que aquel tuvo y su apuesta y confianza, siempre, en los toreros más jóvenes, los novilleros, por quienes "papá siempre apostó, apoyándoos y dándoos oportunidades en aquellos bolsines taurinos".
"Miguel Ángel siempre se preocupaba mucho de apoyar a los novilleros, la gozábamos cuando organizábamos el bolsín", remarcaba Pérez-Moro.
Por eso, el año pasado, iniciaron la idea de mantener vivo ese "espíritu de ayudar a los novilleros de una familia tan taurina como son los Toranzo". Y, por ese motivo, la familia quiso hacer partícipe de la jornada de celebración y recuerdo a uno de ellos que hubiese tenido un percance durante el año.
Y el "llamado" fue el albaceteño Jesús Moreno, enormemente agradecido por el gesto, que devolvió, de corazón, en un ramo de flores que entregó a la viuda de Toranzo, Marga, que lo recibió emocionada. Ella y los tres hijos del matrimonio, Miguel Ángel, Raquel y Paula, posaron ante el altar relativamente improvisado, adornado con un capote que llevaba grabado el nombre ya eterno de Miguel Ángel Toranzo Cepeda, para inmortalizar también, al igual que su memoria, aquel emotivo recuerdo.
Y le siguió el motivo para el que el novillero Moreno había acudido a aquella llamada zamorana: torear, gustándose, una erala con el hierro de Toros Villalpando "echada" de parte de la familia Toranzo. Ante el deleite de los amigos dispersos en burladeros, tendido y ventanas, a las banderillas, acompañó al novillero su profesor en la Escuela Taurina de Navas del Rey, David Adalid, quien también le señalaba desde el burladero pequeños detalles para mejorar su lidia, como cómo citar a la vaca o la necesidad de nivelar el paillo de la muleta para embarcar mejor la embestida de una bonita erala castaña chorreada que embistió con codicia y buen tranco y que tuvo una duración inverosímil en la persecución de los engaños.
Más de media hora estaría embistiendo en el ruedo la de encaste Villamarta. Y, cuando se cansó, llegó el momento de pasar a reponer fuerzas con un arroz a la zamorana cocinado por el propio ganadero, Jesús Alaiz, y otros manjares que los presentes se habían cuidado de llevar para compartir.
En torno a la mesa, compartieron también comentarios, anécdotas y alegría, porque aquella era una jornada de celebración de la vida. Y, en torno a la sobremesa, algunos de los amigos de Toranzo, como Celedonio Pérez, Luis Miguel Alcón o Sergio Leal, todos, fundadores del Foro Taurino de Zamora, recordaron bonitos momentos vividos junto al villalpandino. Leal destacó la "calidad humana y valores que hacían que todo fluyera", "es el recuerdo que tengo de Miguel Ángel", rememoraba.
También tomó la palabra el novillero invitado, Jesús Moreno, que se mostró agradecido a quienes habían hecho posible su presencia allí y aseguró que se sentía "muy representado en la calidad humana que mostráis todos y que mostraba, por todo lo que contáis, don Miguel Ángel. Me llega al alma todo ese cariño que le profesáis", reconoció el albaceteño.
El novillero también les contó cómo fue la grave cornada que sufrió el pasado mes de mayo en Las Ventas, donde un novillo de Aurelio Hernando lo prendió al recibirlo a porta gayola y le infirió un pitonazo de doble trayectoria en el muslo izquierdo, una de 20 cm hasta el fémur, y otra de 30 cm hasta el hueco poplíteo.
Pero la jornada terminó con buen sabor de boca porque varias vacas volvieron a salir al ruedo, hasta que cayó la luz, para disfrute de todos; también, de Miguel Ángel Toranzo, desde su privilegiado tendido celestial.
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