Coreses enmienda un "error" y nombrará Hijo Predilecto al imaginero Ramón Álvarez

Los preparativos de la conmemoración, en septiembre del 2025, del bicentenario del nacimiento en Coreses del escultor e imaginero Ramón Álvarez han deparado una inesperada sorpresa en el Ayuntamiento de Coreses.

A pesar de la "creencia generalizada y del sentimiento de los vecinos, así como de otras muchas personas que conocen su obra y lo proclaman en sus escritos, discursos o intervenciones en medios de comunicación", en los archivos del Ayuntamiento de Coreses no consta ningún documento oficial que acredite el nombramiento de Ramón Álvarez como Hijo Predilecto del pueblo en el que nació el 22 de septiembre de 1825, "error" que el Ayuntamiento se ha propuesto enmendar.

En Coreses, como explicó el alcalde, José Luis Salgado, no existían dudas sobre la distinción honorífica. De hecho, al cumplirse el primer centenario del fallecimiento de Ramón Álvarez, el pleno del Ayuntamiento acordó por unanimidad, en la sesión celebrada el 27 de enero de 1989, sumarse a los actos de homenaje organizados por el Instituto de Estudios Zamora Florián de Ocampo y realizar el pago de 300.000 pesetas para levantar un monumento con el busto del escultor en una calle del pueblo, erigido en "El Arroyo" y dedicado a su Hijo Predilecto.

El monolito no es la única referencia a Ramón Álvarez como Hijo Predilecto de Coreses, ya que, en 1925 y con motivo del primer centenario de su nacimiento, las autoridades locales de aquella época acordaron colocar una lápida en su casa natal, en la que también figura la distinción, al entender que "se trataba de un hijo del pueblo de especial relevancia".

El acuerdo adoptado en aquella sesión plenaria, celebrada hace casi un siglo, también contemplaba otorgar el nombre del escultor a un tramo de la antigua calle La Arena, en la que se ubicaba su vivienda natal, así como aceptar la recepción de un busto realizado por uno de sus discípulos, Ramón Núñez, para su exposición en el salón de plenos del Ayuntamiento y organizar diversos festejos en honor de su ilustre vecino.

Coreses se ha sumado siempre a los homenajes organizados en honor del escultor, coincidiendo con las fechas claves de su vida y esta predisposición ha permitido ahora comprobar que, en ningún momento, Ramón Álvarez fue reconocido con el título de Hijo Predilecto de su pueblo natal.

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Para subsanar este "error", el Ayuntamiento ha aprobado en un pleno extraordinario el expediente para oficializar el nombramiento del escultor, acuerdo que justifica en que su figura "es suficientemente conocida por su excelente labor de escultor e imaginero en nuestra provincia" y, de manera particular, "por los sobresalientes pasos de la Semana Santa de la capital".

De hecho, el Ayuntamiento resalta que "cada año, miles de personas contemplan sus figuras que desfilan por las calles zamoranas en la Semana de Pasión", a lo que añade "casi un centenar de imágenes producidas por su oficio artístico, que reciben culto en iglesias y conventos de la provincia y, en menor medida, en otras diócesis próximas".

A los méritos del imaginero, el Ayuntamiento añade su prolija y abundante producción artística, a la que se refieren numerosas publicaciones, artículos periodísticos, estudios, dibujos y montajes audiovisuales, entre otros trabajos.

En este capítulo, también alude a dos libros sobre la figura y obra del imaginero o a la obra de Cecilio Vidales sobre Coreses y San Pelayo, historiador local que también ha contribuido a impulsar el reconocimiento definitivo del escultor en su pueblo natal.

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Una vez aprobado en pleno el nombramiento, el Ayuntamiento de Coreses someterá el acuerdo a información pública para que los interesados presenten sugerencias o reclamaciones, además de nombrar al instructor del expediente, que realizará todas las actuaciones precisas para acreditar los méritos. En una fase posterior, la propuesta de nombramiento será elevada al pleno y deberá ser ratificada, al menos, por una mayoría cualificada.

Por último, el Ayuntamiento comunicará el nombramiento, en este caso póstumo, a los descendientes del escultor para que asistan a la entrega solemne de la insignia y el diploma correspondiente al merecido reconocimiento de Hijo Predilecto, con el que Coreses salda una deuda histórica.

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