La primera «Villa Taurina» zamorana
El Pleno municipal de Villafáfila aprueba oficialmente este jueves la declaración, tras cinco siglos de festejos protagonizados por astados

Acto celebrado el pasado sábado, en el que se aprobó de manera oficiosa la declaración de «Villa Taurina». / Cedida.
500 años celebrando festejos taurinos bien valen la declaración oficial de «Villa Taurina». Villafáfila ha sido la primera localidad en la provincia de Zamora en ostentar este reconocimiento. Un hito a nivel provincial y otro más, en la historia taurina de la localidad.
Como explica el villafafileño e impulsor de la iniciativa, José Luis Domínguez, aunque el primer dato que se tiene de la celebración de festejos taurinos en el municipio no es directo, sino «indirecto», y se remonta a 1538, asegura que, junto con el historiador local, Elías Rodríguez, ambos han llegado a la misma conclusión: «pensamos que empezaron en 1506», debido a la visita en la villa del rey Fernando «el Católico», donde el monarca acabó firmando el Tratado de la Concordia junto con su yerno, Felipe «el Hermoso». «Pensamos que, como era muy común, igual que hicieron los condes de Benavente con Felipe ‘el Hermoso’, ahí se dio un festejo taurino y ya se continuó», explica Domínguez.
Por su parte, el historiador local Elías Rodríguez expresa que «es de suponer que en San Juan, que es cuando está Fernando ‘el Católico’ en Villafáfila, se corriesen toros».
«Lo que está claro» es que, en aquellos primeros siglos, «era un toro único» puesto que, en los documentos que se conservan del siglo XVI, «se menciona el toro», explica el historiador, que añade que, «partir del XVIII, ya se habla de los novillos».
Rodríguez explica también que, más tarde, los festejos taurinos se trasladan a la festividad de San Roque, el 16 de agosto, «imagino que coincidiendo con el nombramiento de San Roque como patrón» con el «Voto de Villa», añade el experto.
Rodríguez también señala que, a pesar de su larga tradición, la celebración de festejos taurinos en Villafáfila «deja poca huella en la documentación porque los toros los traían a cargo del obligado de la carne», quien tenía el deber de facilitar los novillos que se correrían en las fiestas y que se traían andando desde las dehesas cercanas de la comarca de Benavente y Los Valles, según relata José Luis Domínguez. «Ya con la prensa y las hemerotecas, es más fácil hacer relaciones de los festejos desde finales del XIX», señala el historiador.
Como uno que se desarrolla a partir de una anécdota que cuenta José Luis Domínguez, que asegura que, en 1919, el Ayuntamiento no había presupuestado los toros para las fiestas y los villafafileños, nada contentos con la decisión, acudieron a la casa del alcalde del momento, «que tuvo que salir por la parte de atrás y saltar las tapias e ir a buscar los toros». «A partir de ahí, se instauró San Roquito», que la localidad celebra el 17 de agosto.
El historiador local alude a otra anécdota recogida en la prensa de la época, que también muestra que «la gente lo pedía con mucha impetuosidad». «Una de las veces, picaron con las picas a uno de los concejales que quiso encerrar a los toros, los mozos no querían y le picaron en los flancos», cuenta Rodríguez. De hecho, y tras haberla perdido en 1950, la localidad ha recuperado la "pedida" de los toros de manera simbólica el pasado sábado.
En cuanto a la evolución de la tipología de los festejos taurinos que se celebran en la localidad, Elías Rodríguez explica que, «probablemente, del toro de cuerda del XVI, se pasa a una corrida con encierro de novillos hasta principios del siglo XX. Después, ya se corren en la plaza; primero, en la pequeña, al lado del Ayuntamiento, que se queda pequeña y se pasa a la plaza Mayor»; después de un tiempo, «se reanuda un poco con plaza del tipo portátil y, a principios del XXI, se ha establecido la modalidad de toros de cajón en la plaza del pueblo y los encierros camperos», que se volvieron a correr a finales de los años 80.
Atrás quedó la «pared de carne» que se formaba cuando se traían hasta la localidad los toros con los caballos y, «cuando querían entrarlos» al llegar por la zona de la Magdalena, los vecinos formaban una fila humana, «entrelazados» y los golpeaban con las cachas, «tipo a los espantes de Carbajales o Fuentesaúco».
Actualmente, Villafáfila acoge la suelta de un toro cajón en San Isidro y otro festejo del mismo tipo, además de un encierro campero que, este año, se celebrarán el próximo 11 de agosto.
La declaración de «Villa Taurina» para Villafáfila no supone ningún blindaje a nivel legal, si bien, como explica su alcalde, Antonio Jesús Rodríguez, es «una declaración de intenciones» y supone «una forma de decir que Villafáfila tiene mucha historia» taurina. «Nos declaramos porque queremos ser tradicionales como tal», afirma el regidor. Y es que, aunque el municipio celebró el pasado sábado un acto que sellaba la declaración, la misma se aprobará oficialmente en el Pleno municipal que se celebra este jueves.
«Tanto el Ayuntamiento como la población estamos de acuerdo en aprobar esta declaración y que, en su día, podamos ser declarados como festejos tradicionales», expresa el primer edil, quien también asegura que el municipio va a «luchar que se nos reconozca legalmente que, tradicionalmente» Villafáfila cuenta con una gran tradición taurina.
Una tradición que, según asegura José Luis Domínguez, «se podría decir que, a día de hoy, es, junto con la semana Santa, las dos tradiciones más interiorizadas que tiene el pueblo. No se concibe que no haya toros en fiestas». «De ese sentimiento», nació la asociación Taurino-Cultural «Villataurina», de la que Domínguez ha sido secretario hasta hace no mucho tiempo y a través de la que se ha organizado también la solicitud de la declaración que ya es una realidad.
La iniciativa nació cuando José Luis Domínguez formaba parte de la junta directiva. «Estaba buscando información, haciendo un trabajo sobre historia de los toros en Villafáfila, me topé con que otras poblaciones de otras provincias se habían declarado como Villa Taurina y se lo comenté a la asociación. La propuesta se basaba en que «tenemos historia, elementos,...» y Domínguez obtuvo el «adelante» del resto de los socios.
Tradición y argumentos no faltan y, como coinciden el impulsor de la iniciativa y el alcalde, el «sentir mayoritario» del pueblo es taurino por lo que el sobrenombre de «Villa Taurina» está más que justificado para Villafáfila.
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