Terna de banderilleros zamoranos

Javier Gómez Pascual, Jesús Herrero y Elías Martín conforman el "cartel" de hombres de plata con los que cuenta la provincia

Javier Gómez Pascual, Jesús Herrero y Elías Martín.

Javier Gómez Pascual, Jesús Herrero y Elías Martín. / Cedidas

Hay hombres de plata que valen oro. Porque el valor no se les presupone, sino que lo tienen más que probado, aunque no sean matadores. Y es que de eso hay que tener mucho para colocar un buen par en la cara del toro, "asomándose al balcón".

Javier Gómez Pascual, Jesús Herrero y Elías Martín forman una terna en activo de banderilleros con raíces zamoranas o vínculo con la provincia.

"Yo, vinculado, no, de Zamora, bueno, de Guarrate", se presenta Gómez Pascual. Pero es que es imposible no saber y, de hecho, no habrá en España aficionado taurino que no sepa de las raíces de este zamorano, al que el nombre de su pueblo le ha servido como apellido en muchas ocasiones.

Javier Gómez Pascual

Javier Gómez Pascual / Cedida

"Javi Guarrate", como muchos lo llaman, lleva más de un cuarto de siglo colocando los palos, desde que debutó como banderillero allá por la temporada de 1996. Antes, había pasado por la Escuela Taurina de Salamanca con la intención de ser torero y llegó a matar unas 40 novilladas sin picadores y tres, con caballos, hasta que decidió vestirse de plata. "Hacerse banderillero es empezar de cero otra vez, no tienes nada garantizado", aunque Gómez Pascual asegura que, después, "adquieres esa experiencia" y que la profesión "es más justa de lo que la gente se piensa".

Recién llegado de la Feria de Abril de Sevilla, en la que ha toreado tres tardes a las órdenes de Cayetano y de Borja Jiménez, se prepara ya para la feria más importante del mundo, la de San Isidro, en la que tiene previstas seis tardes, en las cuadrillas de los dos diestros andaluces y en la del salmantino Damián Castaño.

En la temporada actual lleva ya 22 corridas, entre las que se cuentan tardes en Madrid, Valencia, Zaragoza o Arlés (Francia), a las órdenes también de Román o Clemente y del novillero Mario Navas. Anteriormente, ha actuado junto a matadores como Matías Tejela, Javier Castaño, Juan del Álamo, Julio Aparicio, Eduardo Gallo o Alberto Durán. "Estos últimos años son los que más estoy toreando", dice Pascual, quien asegura que, con 52 años cumplidos y la friolera de 118 paseíllos como banderillero en Las Ventas, la retirada ya está cerca. "Como mucho, esta temporada y dos más", son las que tenemos para disfrutar de este subalterno de primera categoría.

De corazón toresano

Jesús Herrero

Jesús Herrero / Cedida

Jesús Herrero nació en Tiedra (Valladolid), pero asegura que siempre se ha sentido zamorano y toresano por la proximidad. De hecho, ha estado "muy vinculado" a Toro, donde ahora reside, desde niño. Allí, en la peña taurina "La Verónica", le echaron "una mano" y, siendo "tanto solo un niño", lo llevaban a torear donde Mayoral y donde La Requejada.

"He toreado mucho en los pueblos de Zamora, pero tengo la espina clavada de no haber toreado en la plaza de Toro ni en la de Zamora", dice. Y es que Herrero, antes de ser hombre de plata, también lo fue de oro. Se inició en la Escuela de Medina de Rioseco y llegó a debutar con picadores, escalafón en el que estuvo activo durante dos temporadas.

"La situación en el escalafón de novilleros con picadores se ponía dificil, hay que tener fuerza y contactos, había que entrar en las ferias y todo era muy costoso. En 2006, después de haber toreado en San Pedro Regalado, que era una oportunidad muy buena, me quedé prácticamente parado". Ahí decidió cambiar el traje que se enfundaba cada tarde, quizás, alentado por el ejemplo de su padre, el también banderillero Ramiro Herrero. "Fue fundamental que estuviera al lado, echó los restos conmigo en mi etapa de novillero y me animó en la decisión", dice Herrerito, refiriéndose a su padre. De él también asegura que ha seguido algunos consejos a la hora de banderillear, "pero él tenía su escuela y su técnica y yo he seguido la mía y mi camino de lidiador".

Herrero asegura que el balance de su carrera como banderillero, que inició en la temporada 2007, es positivo y está convencido de que la decisión fue "la acertada", aunque tiene "la espina clavada" de no haber "culminado el sueño" de tomar la alternativa, algo "vocacional" que sintió desde niño.

Aun así, el subalterno se muestra orgulloso del camino vivido, en el que cree que ha visto recompensado "el sacrificio y el esfuerzo" con "tardes buenas" y al haber podido torear con figuras como Diego Urdiales o los rejoneadores Pablo y Guillermo Hermoso de Mendoza.

Precisamente, del apoderado del maestro Urdiales, el zamorano Luis Miguel Villalpando, recuerda Herrero cómo le "echó una mano" en sus inicios. También otro villalpandino, el eterno maestro Andrés Vázquez, tuvo influencia en su carrera. "Me acompañó en mi trayectoria de novillero y guardo gran recuerdo de él, me ha aportado mucho y he tenido el privilegio de beber de sus fuentes", recuerda agradecido Herrero, quien ahora acompaña a los toreros Rubén Sanz y a los novilleros con picadores Miguel Andrades y Pedro Andrés, además de a rejoneadores como Sergio Pérez y Adrián Venegas.

Con el "primer" novillero

Elías Martín

Elías Martín / Cedida

Aunque ahora tiene su vida en Salamanca, Elías Martín nació en Zamora y, hasta los 12 años, vivió en Pinilla de Toro, pueblo de donde procede su familia y con el que "no ha dejado de tener contacto" ya que acude "con frecuencia".

El caso de Martín es distinto al de estos compañeros de "terna". Él tuvo claro desde que se apuntó a la Escuela Taurina de Salamanca que lo hacía para ser banderillero. "Fue una decisión que tomé con 20 años y de la que estoy orgulloso y no me arrepiento". Y es que esta vocación tardía y sin antecedentes taurinos previos en su familia, "siempre ha existido" para él hacia el mundo de los toros, aunque no la materializó hasta que alguien de su entorno le sugirió la opción.

Este 2024 cumplirá su décima temporada como hombre de plata, desde que debutase con las banderillas en 2015. Todo este tiempo, ha sido un fijo en la cuadrilla del salmantino Manuel Diosleguarde, tanto en su etapa como novillero como ya de matador de toros. Y desde el pasado noviembre, ha pasado a acompañar de manera fija al novillero con picadores Marco Pérez, la "sensación" del escalafón y a cuyas órdenes ya había actuado antes de su debut con caballos el pasado octubre. "Es un privilegio, pero, a la vez, estoy muy responsabilizado porque, al estar en boca de todo el mundo, hay mucha más presión y hay que salir a ser el mejor", dice sobre ir con Pérez.

Y es que Martín lo tiene claro: cada tarde, quiere ser el mejor, pero sin olvidarse de su matador, a quien hay que "aportarle todo lo posible". Para aunar ambos objetivos, le gusta "hablar y ver mucho de toros" y fijarse en la tauromaquia actual y en la pasada "ya que en todas hay algo que te puede servir para mejorar" por lo que le gusta fijarse también en "prácticamente todos" sus compañeros tanto para ver errores como virtudes; aunque, si tiene que destacar un nombre, es del de Curro Javier.

Martín busca ser un banderillero "completo" y da importancia tanto al capote, "que es lo que el matador necesita para ver el toro", como a las banderillas, una suerte "muy bonita" que al de Pinilla de Toro le gustar resolver bien y "con pureza". La plata de ley la trae de casa.

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