Samir de los Caños se queda sin bar por tercera vez en un año y los vecinos se ofrecen a pagar los gastos para reabrirlo

Tres jóvenes de Cuba lo reabrieron durante el verano de 2022 | En enero llegó una pareja de Ávila que ahora abandona tras cinco meses

El bar de Samir de los Caños durante el verano pasado. | Ch. S.

El bar de Samir de los Caños durante el verano pasado. | Ch. S. / Chany Sebastián

Chany Sebastián

Chany Sebastián

Samir de los Caños vuelve a quedarse sin bar por tercera vez en menos de un año. La noticia de su cierre, el pasado día 5 de junio, ha causado una honda preocupación entre los vecinos y los emigrantes que se quedarán de nuevo sin un centro donde poder reunirse y convivir.

Autoridades y vecinos consideran que la despoblación rural galopante y el cierre de los bares y tiendas de alimentación será la estocada final para la supervivencia de los pueblos: "Las tabernas y cantinas fueron siempre y deberían seguir siendo un centro social vital para el encuentro, el hermanamiento y la convivencia vecinal. Un pueblo sin bar y sin tienda es un pueblo a donde los emigrantes y muy en particular los más jóvenes van a venir menos y estarán condenados a morir a corto y medio plazo".

Todas las esperanzas estaban puestas en Ángel López y Maribel Boya, una pareja procedente de Ávila que asumió la gestión del bar de Samir de los Caños el día 5 de enero de 2023 dispuestos a iniciar una nueva vida en tierras alistanas. La aventura ha durado solamente cinco meses.

Desde Cuba y desde Ávila

Hace ahora un año, en junio de 2022, se abría una puerta a la esperanza, cuando se lograba el milagro de la reapertura gracias a la llegada de tres jóvenes, José Enrique, Gissele y Rey, hermanos, nacidos en la provincia de Las Tunas (Cuba) que decidieron cambiar la isla caribeña por Aliste. La aventura apenas duró tres meses, coincidiendo con la época estival, donde el pueblo de Samir incrementa su población hasta casi el millar de residentes en agosto por las fiestas patronales.

Finalizado el verano, los tres cubanos dejaron Samir y el bar cerraba su puertas durante todo el otoño. La esperanza es lo último que se pierde y el día 5 de enero el bar reabría sus puertas, otra vez gracias a la llegada de una pareja de foráneos, Ángel López y Maribel Boya, decidieron trasladarse de Ávila a Samir.

La comunión entre los gestores del bar y los vecinos era total y se aventuraba duradera, incluso en los últimos meses habían mostrado su interés por conseguir un segundo local que les permitiera abrir una tienda donde poder vender productos alimentarios.

Algunos vecinos no solo piden el alquiler gratuito y la liberación de impuestos, sino que incluso proponen pagar los gastos a escote

La sorpresa mayúscula llegaba el sábado: "Tras comunicarlo a quien corresponde, lamento profundamente informaros que el lunes 5 de junio damos por finalizado estar al frente del bar. Gracias a todos por vuestra acogida y por ser como sois: gente auténtica" escribía Ángel López.

Samir ha vuelto a quedarse sin bar e incluso algunos vecinos no solo piden el alquiler gratuito y la liberación de impuestos, sino que incluso proponen pagar los gastos a escote (como la seguridad social, por ejemplo) a quien lo reabra.

Actualmente prácticamente la mitad de los 102 pueblos alistanos se han quedado sin bar y sin tienda: Gallegos del Río, Flores, Tolilla, Puercas, Lober, Arcillera, Castro, Brandillanes, Ceadea, Arcillera, Samir, Fradellos, Ufones, Matellanes, Mellanes, Villarino de Manzanas, Figueruela de Abajo, Gallegos del Campo, Moldones, Flechas, Boya, San Pedro de las Herrerías, Cabañas, Campogrande, San Cristóbal, Villarino de Cebal, Vega, Villarino tras la Sierra, San Martín del Pedroso, Latedo, Rivas, San Blas, Cerezal, San Mamed, Vide, Villaflor, Castillo, Carbajosa, Marquiz, Olmillos, San Pedro de las Cuevas, San Martín de Tábara y los tres poblados de Iberdrola en Muelas, Villalcampo y Castro.

Tola fue el único pueblo que abrió un bar nuevo durante la crisis sanitaria global originada por la pandemia. Está muy claro que solo una normativa acorde con la situación y las circunstancias y exenciones fiscales podrán evitar el cierre de los bares y tiendas de los pueblos alistanos.

Una prioridad municipal

El Ayuntamiento de Samir de los Caños, cuya Corporación Municipal preside el alcalde Francisco Belver Crespo, asumió en 2022 como una prioridad absoluta la recuperación de un local municipal con vistas a adecuarlo como bar que, mediante la explotación privada, pudiera prestar sus servicios a los ciudadanos a lo largo de todo el año.

Las antiguas escuelas de niñas, situadas junto a la ermita de San Juan Bautista, fue el lugar elegido. Magnífica la restauración , con fondos propios, que permitió habilitar un bar con sala, cocina y baños. Se incluyo el mobiliario con mesas y sillas, y una moderna televisión para que los clientes pudiesen ver sus programas favoritos y los partidos de fútbol.

Cuando lo que parecía mas complicado y difícil parecía solucionado, llegaba el momento de encontrar una familia dispuesta a embarcarse en la aventura de montar su negocio en el pueblo. La oferta no podía ser más cautivadora pues los interesados sólo 100 euros mensuales. Se daba preferencia a los vecinos empadronados pero nadie del pueblo se interesó por su gestión.

Un pasado de cantinas

Paradojas de la vida, fue Samir de los Caños uno de los pueblos alistanos que llegó a contar con más bares, hasta cinco llegaron a funcional simultáneamente tras la Guerra Civil. Tabernas y cantinas donde aparte de poder alternar en sus ratos libres, los vecinos y vecinas podían abastecerse de los diferentes artículos alimentarios necesarios para las familias desde el bacalao y el aceite a la sal, el azúcar, el escabeche y el vino.

Hasta los años sesenta los más conocidos eran los de los Jipes y los de la familia de los Mielgos: tres hermanos, Andrés, Manuel y Santos, que llegaron a gestionar uno cada uno. Contaban con su propio medio de transporte, varias mulas originarias de la raza autóctona asnal zamorano-leonesa con las cuales se desplazaban hasta Zamora a comprar los comestibles muy en particular el aceite y el vino. Incluso Florencio Belver (Jipe) llegó a regentar una taberna en Domez y Andrés Mielgo otra en Vegalatrave. El último bar (restaurante y albergue) del pueblo fue el de Agustina.

Hasta mediados de los años sesenta no llegaron los primeros camiones a tierras alistanas: los primeros vendedores ambulantes fueron los Colinos, originarios de Fornillos de Aliste.

La emigración y el éxodo rural se cebó con Samir emigrando mas de la mitad de sus vecinos (328) en veinte años: en los años sesenta del siglo XX 158 de su hijos se vieron obligados a emigrar para buscarse la vida lejos de su tierra y otros 170 siguieron el mimo camino en los setenta. En la actualidad hay 163 empadronados, de los cuales 92 son varones y 71 mujeres. Son ya más los nacidos en Samir que viven fuera (61 en el extranjero) que los que allí siguen residiendo.

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