Rafa Castaño, sobre el "pellizco" de Hacienda: "Me parece bien, me beneficio de la educación y la sanidad pública"

Reconoce lo igualado que estaba con su rival, al que se enfrentaba desde el 1 de junio

Cartel de entrada a Alcorcillo, pueblo del que desciende Rafa Castaño. | J. L. Fernández

Cartel de entrada a Alcorcillo, pueblo del que desciende Rafa Castaño. | J. L. Fernández / Irene Barahona

Inés Álvarez

La noche del jueves se llevó el mayor bote de la historia del programa de Antena 3 “Pasapalabra”: 2.272.000 euros, una cantidad que no recibirá íntegra porque tiene que pasar por Hacienda. Sin embargo, parecía no disfrutarlo.

Y es que el sevillano Rafa Castaño, de 32 años, pensaba que ganar, pese a que luchó por ello durante 197 programas y en 13 ocasiones se quedó a una respuesta de completar el Rosco, podría ser injusto para su compañero. Porque Orestes Barbero, tras concursar en 360 entregas, se quedaba sin el triunfo. Ya repuesto, este periodista de formación y socio de una librería solo piensa en invertir bien su dinero.

–Poco antes de la emisión de su triunfo vimos en “El hormiguero” a Roberto Leal, presentador de “Pasapalabra”, con el corazón partido. Pero a usted tampoco le vimos disfrutar. ¿Pensaba en Orestes?

–Sí, sin duda. Es que se me pasaba todo el rato por la cabeza Orestes, porque sabíamos que sería uno de los dos el que se lo llevara y el otro no, y que podía ser injusto, con lo que no podía estar del todo contento. Y, por respeto, no podría ser muy efusivo en mi celebración.

Si yo soy un Ronaldo él ha sido un Mozart, porque tenía una intuición increíble.

–Lo que le dolería también a Orestes es, tras 360 programas, no tener opción a intentar el Rosco.

–Sí. Es la primera persona que no pudo. Igual que soy yo la primera que lo hace del tirón. Tiene que ser muy ingrato, porque somos competidores y queremos concursar. Pero esas son las reglas.

–Han hecho un gran dúo. Él es más impulsivo; usted, más estratega. Le llamaba el “Cristiano Ronaldo”.

–Sí, porque no me rindo y soy muy competitivo. Yo he sido más obsesivo y he confiado mucho en mis posibilidades. No me he venido abajo en ningún momento. Porque si lo haces, te tiras piedras contra ti mismo. También considero que él ha sido un genio. Si yo soy un Ronaldo él ha sido un Mozart, porque tenía una intuición increíble. Creo que era la persona mejor preparada y mejor capacitada para ganar el bote y siempre he creído que es el mejor para ganar “Pasapalabra”.

–Han congeniado y no han parado de competir. ¿Cree que han hecho un gran programa?

–Sí. Creo que parte del éxito del duelo ha sido tener personalidades distintas y grandes concursantes. La cosa estaba igualadísima, y aunque en el cómputo global yo le he ganado a él en más programas, él ha sido bastante más impulsivo y ha tirado por la borda algunos programas que podría haber ganado. La igualdad era absoluta y eso ha sido la clave de que lo viera tanta gente.

Rafa Castaño: "Lo que más me venía a la cabeza era Orestes"

PI Studio

Se abren tantas opciones que ahora lo que quiero es estar tranquilo. Y cuando pase un poquito esta gran ola, pensar con la cabeza y no con el corazón lo que quiero hacer.

–¿Un rival de tanto nivel aumentó su motivación?

–Sí. No me permitía relajarme. Yo veía que Orestes no dejaba de estudiar. Es cierto que tenía otras cosas en su vida: ir a clase, exámenes... Tenía una carga mental que yo no tenía. Pero sabía que él llevaba más tiempo que yo, tenía más trabajo previo y yo tenía que tomármelo muy en serio, porque consideraba que era mi última bala.

–Cuando asumió el triunfo, ¿en quién pensó: en su padre tirándose por el suelo, como dijo que haría?

–No dejaba de pensar en Orestes y lo injusto que sería para él. Y luego, en cómo sería mi vida a partir de entonces, que por fin lo había logrado. No concretaba nada, porque estas cosas no se asimilan en el momento. Pero me parecía increíble esa sensación..

–Había quedado 13 veces a una pregunta de completar el Rosco. Orestes, 15. Pero se le veía muy tranquilo cuando no fallaba ni una. ¿Visualizaba el triunfo?

–Veníamos de unas semanas en las que la dificultad no era absolutamente rebuscada y muchas veces los dos nos habíamos quedado a una respuesta. También influye que venía muy bien estudiado y tenía muchos segundos. Se combinaron ambos factores para que me lo tomara con tranquilidad y concentración. De hecho, se vio que en la C, que era “claustro”, una palabra normal, me tomé mi tiempo y no quise ir como un loco. Si bien es cierto que muchas, incluso las de enciclopedia o de diccionario, son definiciones o conceptos muy bien estudiados y no necesitas pensarlo. Aún así, no quería tirarme a la piscina sin saber si estaba vacía o no.

Me parece bien que, siendo un gran beneficiado de la educación y de la sanidad pública, yo también aporte lo mío.

–Hasta ahora era socio de una librería, Caótica, en Sevilla. ¿Ha pensado comprarla?

–Sigo siendo socio. De momento no puedo comprar nada, porque no me han ingresado nada: lo harán dentro de unos meses. Pero, sobre todo quiero, vivir la vida con tranquilidad e invertirlo bien. Es una oportunidad maravillosa para, si quiero trabajar, sea de lo que yo quiero y como quiero. Y si no, intentaré vivir de la renta y seguir aprendiendo. Se abren tantas opciones que ahora lo que quiero es estar tranquilo. Y cuando pase un poquito esta gran ola, pensar con la cabeza y no con el corazón lo que quiero hacer.

–¿Cree importante ser un referente para los jóvenes como alguien que estudia para lograr algo?

–El mensaje tiene que ser: tienes que estar contento con tu esfuerzo, porque no depende todo de ti. La vida es mucho más compleja que un concurso. Te puedes esforzar mucho y no conseguirlo y hay gente con mucha suerte que no se lo merece y lo logra. Si te hace ilusión y lo visualizas, ponte a ello: nada te garantiza que te lo vayas a llevar, pero sí ganas papeletas.

–¿Y del pellizco de Hacienda?

–Me parece bien que, siendo un gran beneficiado de la educación y de la sanidad pública, yo también aporte lo mío. Siempre digo que la gente no sufra por mí, porque voy a quedarme con 1.200.000 euros. O sea que no tengo ningún problema.

Suscríbete para seguir leyendo