La historia del alcalde zamorano que fue en busca de amor camino de los 100 años

Domingo Refoyo, uno de los últimos supervivientes de San Vicente del Barco y exalcalde de Santa Eufemia, no renuncia a emparejarse a sus 90 años

Domingo Refoyo en su época de alcalde de Santa Eufemia

Domingo Refoyo en su época de alcalde de Santa Eufemia / Ch. S.

Domingo Refoyo Torrado, vecino de Santa Eufemia del Barco y, sin lugar a dudas, una de las personas mas emblemáticas, conocidas y queridas de la Tierra de Alba, ha iniciado una emotiva cruzada en busca del amor, camino ya de los cien años.

La despoblación rural galopante que va dejando a los pueblos sin gente, muy en particular niños y jóvenes, no ha logrado amilanar a este albarino de pura sangre, ya nonagenario, que no se resigna a vivir sólo y en soledad los últimos años de su ya larga vida. Por ello sigue en su empeño, con la templanza que da la ancianidad, y la ilusión de un adolescente, de buscar y conseguir una mujer con la que convivir y compartir su vida.

De lento caminar y paso seguro, Domingo gusta de pasear ya sea por las calles o campos de Santa Eufemia del Barco donde tiene su casa o por Zamora capital donde tiene arrendado un piso para pasar, muy en particular, los fríos otoños e inviernos. Entre sus vicios de siempre "echar la partida" ya fuera en el bar del pueblo o ahora en el Studio 1. No pasan por el los años.

Pero, ¿quién es Domingo Refoyo?. La del señor Domingo Refoyo Torrado es una vida peculiar, digna de un best seller o película gracias a su aconteceres.

Nació el 26 de enero de 1933 en la histórica localidad de San Vicente del Barco, pueblo de nobles, de barcas y de barqueros camino de Aliste, allá a vera del caudalosos río Esla (frente a Montamarta), que agonizó y desapareció con la construcción y llenado del “Salto de Ricobayo” entre los años 1929 y 1934.

Marquesado

En dicho pueblo tiene su origen el Marquesado de San Vicente del Barco, un título de la nobleza española, concedido el día 30 de marzo de 1629 por el rey Felipe IV a Frabrique de Vargas y Manrique de Valencia, al elevar a marquesado el señorío. En 1771 Carlos III le otorgaba la Grandeza de España.

Actualmente obstenta el título de XII Marqués de San Vicente del Barco Fernando José Martínez de Irujo y Fitz James Stuart, heredado de su madre Cayetana Fitz-James Stuart el 26 de mayo de 1994, conocida a nivel popular como la Duquesa de Alba.

Llenado el embalse los vecinos, con sus casas ya expropiadas, aguantaron en lo alto de la loma casi cuatro años con el agua a los pies y al cuello hasta que en 1939 decidieron abandonar uno de sus más preciados tesoros: el pueblo que les vio nacer.

Uno de los desolados moradores que se vieron obligados a abandonar su casa y su pueblo, ya en plena Guerra Civil, fue Domingo Refoyo Torrado, un niño con apenas seis años de edad, que hoy 84 años después es el único superviviente vivo de San Vicente del Barco. Cuando habla de su patria chica se emociona: "Fue muy doloroso tener que abandonar el pueblo y ver como el agua del embalse de Ricobayo entraba en algunas calles y nos rodeaba. No queda un día de mi vida que no me acuerde de San Vicente".

Su lugar de acogida fue el vecino pueblo de Santa Eufemia del Barco. Allí creció y formó lo más grande y preciado de su vida: su propia familia. Sus descendientes residen hoy lejos, unos en el País Vasco y otros en Estados Unidos (Nueva York).

Domingo Refoyo en una imagen de cuando era alcalde. | Ch. S.

Domingo Refoyo en el programa "First Dates" / Chany Sebastián

Con la llegada la era democrática, los vecinos, con sus votos, decidieron convertir a Domingo en el alcalde más histórico del Ayuntamiento de Santa Eufemia del Barco (Losilla y de Alba y San Pedro de las Cuevas), pues llevó el bastón de mando durante cinco legislaturas (veinte años).

Además fue miembro de la Junta Directiva de Adata siendo presidenta Ildefonsa Salgado Santos; y uno de los fundadores de la mancomunidad de servicios Tierra de Alba junto a Aurelio Tomas Fernández y José Ramos San Primitivo; aparte fue siempre uno de los alcaldes que más apoyo la celebración del Día de la Comarca: durante su mandato su ayuntamiento siempre colaboró económicamente y él asistió a la fiesta de la hermandad.

El hombre de Peñarroldana

Santa Eufemia (Losilla y San Pedro) es hoy uno de los municipios más ricos de Zamora y ello se le debe en gran parte a Domingo Refoyo Torrado como alcalde.

Él fue el artífice de gestionar y conseguir en 2006 la construcción y puesta en marcha del parque eólico "Peñarroldana" con 32.108.330 euros de inversión teniendo como interlocutor de la eólica a Javier García Vidal, para la cesión de los terrenos y contraprestaciones por un período de cuarenta años: hasta 2046.

Finalmente se construyeron 22 aerogeneradores, 20 ubicados en Santa Eufemia y 2 en Manzanal del Barco. Refoyo Torrado conseguía un acuerdo de 4.207 euros por cada molino al año. Aparte la promotora hubo de pagar el 2% de la obra civil, ingresando las arcas municipales 1.894.5221 euros. Domingo Refoyo Torrado, el niño que perdió su pueblo, San Vicente de Barco se ha ganado por méritos propios un rinconcito en el corazón de los zamoranos y un lugar en la historia de su amada tierra: Aliste, Tábara y Alba.

La última cita: "Firts Dates"

Domingo Refoyo Torrado tuvo su última cita en el programa "Firts Dates", de Cuatro, donde cautivó a todos con su don de gentes, su presencia y su manera de ser. Muy buena gente, abierto, sencillo y directo, con las ideas muy claras, aunque no hubo suerte, no encontró lo que fue a buscar: quizás su último amor. La cita fue con Manuela, una mujer que "sola en busca de un hombre que sea limpio en su persona y en su casa". Y allí apareció el galán albarino con un rosa que ella recibió con agrado.

Domingo llegó dispuesto a todo para encontrar un amor con el que convivir, perdió al amor de su vida y desde entonces no ha vuelto a encontrar a alguien con quien compartir su existencia: "Hubo un tiempo que tuve una amiga pero también se marchó". Con la claridad y campechanía que le caracteriza Domingo fue a por todas: "Pues a mi me has caído bien. Te veo guapa y bien. pero un poco fría. Hombre yo no soy", a lo que Manuela le contestó: "Yo no busco un Robert Taylor. Yo creo que vive usted un poco lejos, que no vamos a coincidir en cosas no, no, no". Pero el de San Vicente del Barco no se daba por vencido: "No, si yo lo que busco es para convivir. A mi no me importaría el venir y vivir contigo", encontrándose como respuesta de la dama un “Yo no quiero una persona para convivir. Yo quiero un amigo para salir”.

Un achuchón

Él insistía: "Pues yo es lo contrario hija mía. Yo quiero una persona que yo me voy a vivir con ella o ella que se vaya a vivir conmigo. Que si ella tiene casa, pues vamos allí un mes y otro a la mía" y de nuevo la negativa: "Es un señor, muy buena persona, muy sincero, y él lo que quiere es una pareja para convivir con el". Domingo lazó la ofensiva final: "Yo no tendría problemas en ir contigo a tu casa. Cuando se pasen quince días y eso y tenemos que acostarnos juntos, pues nos acostamos, pero sino no. Seguro que si me dice que si no se iba a arrepentir. Eso se lo juro. A estas alturas nosotros en el amor que vamos a hacer ya. Si yo lo que busco es compañía y una persona que me quiera y que se deje querer y no quiero más. Lo otro ya vendrá por añadidura. Ahora, si yo estoy contigo sentado en el sofá y no te puedo dar un achuchón, hacerte un cariño". Llegó la despedida: "Domingo cómo estás?", a lo que respondía "Muy Bien". Y ella coincidía "Yo también".

Sentenció Domingo: "Me llenaste los ojos cuando entraste por esa puerta" y ella se alegró: "Ya pero tu necesitas una mujer que vaya a tu casa que esté contigo. O vaya yo para la de ella. No, no, Domingo, lo siento por ti". Y quemó su ultimo cartucho: ¿Bueno y no tengo forma de poderte convencer?. Y nuevo desencanto "No, no Domingo. Yo lo siento, tu me llamas que a mi no me molesta. Somos ya muy mayores". Él se levantó y como un caballero se despidió con un beso en la frente. Ahora tu vas por ahí y yo por aquí". Domingo Refoyo Torrado regresó a Zamora, quizás tocado, pero nunca hundido. Cuando con sólo cuatro años perdiste a tu pueblo la vida te convierte en un guerrero donde la esperanza es lo último que se pierde. Hoy empieza un nueva etapa de su vida donde el hombre de la mirada sincera y la eterna sonrisa seguirá su andar por Aliste, Tábara, Alba y Zamora repartiendo amabilidad y, sin prisa pero sin pausa, buscando camino ya de su centenario, una mujer que quiera convertirse quizás ya en su último amor. Domingo no se rinde sigue buscando amor y pareja.

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