Fitecu: Un escaparate para la Sierra de la Culebra y sus productos
Cinco cocineros zamoranos agasajan a los asistentes a la feria con un menú degustación de los mejores manjares del noroeste zamorano
La organización en Villardeciervos de una feria internacional de la dimensión de Fitecu supone un espaldarazo económico y una oportunidad para la promoción turística de una zona tan castigada como la Sierra de la Culebra, que en el último año ha sufrido los dos incendios más devastadores de la historia reciente de España.
A la villa cervata se han desplazado estos días cientos de personas procedentes de todos los rincones de nuestro país y de destinos más lejanos como Japón, Irlanda del Norte o Estados Unidos, por citar algunos ejemplos. Gente que además de participar en la feria ha tenido la oportunidad de conocer una tierra con tanto potencial como la Sierra de la Culebra y que, probablemente, serán prescriptores en sus lugares de origen de una comarca tan desconocida como rica en productos, paisajes y valores.
Por eso, cinco chefs zamoranos han dado lo mejor de si mismos para agasajar a los invitados a Fitecu con los manjares más exquisitos de la Sierra de la Culebra en un menú degustación de cinco tapas y un postre que ofrecieron a todos los asistentes a la segunda jornada de Fitecu. Nadie se irá de Zamora sin haber probado lo mejor de esta tierra: sus setas y carnes.
La comida –elaborada con la profesionalidad que solo estos experimentados restauradores podrían ofrecer– comenzaba con unos habones sanabreses con setas de la Sierra de la Culebra cocinados por La Posada de las Misas (Puebla de Sanabria).
Gloria Martín, la afamada cocinera de El Empalme (Rionegro del Puente, cruce de N-631 con N-525) ofreció un pastrami de ciervo con angulas de monte (Cantharellus lutescens).
Por su parte, Casa Paca (Puebla de Sanabria) preparó un escabeche de perdiz en ensalada.
La degustación continuaba con un taco de carrillera guisada con puré de patata trufado al alioli de pimiento de Zamora, obra del restaurante Cuzeo (Zamora).
Desde Sanabria, el Restaurante Padornelo (Padornelo, Lubián) trajo un exquisito guiso de cucurriles.
Del postre se encargaron los alumnos de CTFP Ciudad de Zamora: Serradura transfronteriza con calabaza y Cantharellus.
La degustación también sirvió de pretexto para que los participantes en Fitecu probaran los vinos de la Sierra de la Culebra, de Toro y de Valles de Benavente.
Más allá de la gastronomía, la organización de Fitecu se encargó de que los asistentes a la feria también tengan la oportunidad de conocer los valores medioambientales, históricos y etnográficos de la Sierra de la Culebra. Para ello se ofrece un programa de actividades complementarias –culturales y naturales– por las tardes, una vez terminadas las ponencias.
Entre las visitas ofrecidas, con desplazamiento incluido, los invitados a Fitecu podían escoger entre el Centro del Lobo Ibérico Félix Rodríguez de la Fuente, en Robledo de Sanabria, el único lugar donde ver de cerca lobos en semilibertad; el Centro de Interpretación de la Miel, en Sagallos, un punto de referencia para el mundo de la apicultura en el noroeste de la península ibérica, con visitas guiadas en varios idiomas, o el castillo de Puebla de Sanabria, construido a mediados del siglo XV, es uno de los monumentos más impresionantes de la comarca y ofrece hermosas vistas de la sierra desde sus almenas.
También se han organizado visitas guiadas por las calles de Puebla de Sanabria y al Museo de los Gigantes y Cabezudos.
Por último, sin moverse de Villardeciervos, los participantes en Fitecu que lo desearon pudieron conocer una de las prendas tradicionales más singulares de Europa: la capa parda alistana de honras y respeto.
Los miembros de Apeca (la asociación para la promoción y el estudio de la capa) se congregaron con sus prendas de paño pardo de lana de oveja castellana negra en la Oficina de Turismo de Villardeciervos. La prenda, utilizada como seña de respeto en los entierros durante generaciones por los hombres de las aldeas a ambos lados de la Raya hispanolusa, ayer se empleó en un sentido homenaje a las víctimas del fatídico incendio de Losacio, en cuya memoria se prendieron varias velas en la villa cervata.
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