Entrevista | Eladio Riesco Hernández Autor del libro “Teresa y la noble villa Aldea del Palo”

“Santa Teresa fue valiente, tuvo el valor de enfrentarse a una sociedad de hombres”

“La Santa no olvidó a Zamora, de hecho pensó en fundar el décimo convento aquí, pero esta provincia no le ha dado la relevancia necesaria”

Eladio Riesco Hernández durante la entrevista realizada en la Diputación de Zamora

Eladio Riesco Hernández durante la entrevista realizada en la Diputación de Zamora / Ana Burrieza

Eladio Riesco Hernández, nacido y criado en San Miguel de la Ribera, ha cumplido su sueño de escribir un libro sobre el vínculo de santa Teresa de Jesús con su pueblo, la Aldea del Palo en el siglo XVI. Químico y profesor, Riesco ha aprovechado el tiempo que le concede su jubilación y los largos días de confinamiento para investigar una etapa de la vida de la Santa muy desconocida. No tanto para el autor, que desde niño escuchó a su madre hablar con devoción de la religiosa, incluso vivió en la casa donde Santa Teresa pasó una larga estancia junto a su amiga Guiomar de Ulloa. La investigación tiene largo recorrido y Eladio Riesco ya piensa en un monográfico sobre la mística castellana.

–¿Por qué la atracción hacia santa Teresa desde su infancia?

–De niño, cuando levantaba la ventana de mi habitación, lo primero que veía era el convento y siempre me suscitó gran curiosidad pensar cómo sería la vida de los frailes tras esos muros. Y sobre todo aquella historia de la Santa, que durmió en la Casa del Mayorazgo, y las menciones constantes de mi madre, una apasionada de la Doctora de la Iglesia. Ahora he tratado descubrir que la casa donde vivió santa Teresa en la Aldea en realidad era toda una manzana y además había una vinculación personal porque aquellas posesiones pasaron al Monasterio del Sancti Spiritus y quien compró las casas era familiar de mi madre.

–¿En San Miguel de la Ribera se conoce realmente la presencia de Santa Teresa en el pueblo?

–Siempre ha existido el run run, aunque hay leyendas que no son verdad como esa de una fuente que la llaman de las Antanillas y que Teresa que perdió el anillo. De eso no hay nada. Siempre se ha oído que durmió un día en el pueblo, de paso a Toro, pero la realidad es que fue una estancia más larga porque la Santa vino a cuidar al padre Prádanos, cuando enfermó. Llegaron a la Aldea desde Ávila junto a Guiomar de Ulloa, que tenía la Casa del Mayorazgo.

–Es cuando menos llamativo la coincidencia de personajes fundamentales del siglo de Oro en un pueblo de Zamora.

–Desde luego. En la Aldea coincidieron figuras que influyeron mucho en la vida de santa Teresa, como Guiomar de Ulloa, el jesuita padre Prádanos, uno de sus confesores, y desde luego San Pedro de Alcántara, quien fundó el Convento de los Franciscanos en el pueblo. Guiomar de Ulloa es un personaje fundamental en la vida de ambos santos, pues apoyó con su patrimonio el convento de la Aldea y también influyó en la fundación del de San José en Ávila, el primero creado por la Santa. Además fue una colaboradora necesaria en la Reforma del Carmelo junto a Teresa de Jesús.

Para Zamora tiene que ser un orgullo esta relación con una de las mujeres más importantes en la historia de la Iglesia

–Corría el año 1557, santa Teresa tenía 42 años, cuando llegó a la Aldea del Palo.

–Llegó de enfermera a cuidar del padre Prádanos, que padecía una grave mal del corazón y le recomendaron reposo. Como Guiomar de Ulloa tenía una hacienda y buena casa en la Aldea, allí se fueron los tres procedentes de Ávila. Pero sobre todo en la Aldea la Santa reflexionó mucho sobre lo que iba a ser la Reforma del Carmelo. Y hay un dato importante, en ese momento habría compuesto su primer poema “¡Oh hermosura que excedéis a todas las hermosuras…!”. Ella dice que lo escribió en el año 1957, en compañía de Guiomar y en su casa, y que le brotó de una manera espontánea aunque al transcribirlo no lo recuerda entero. El padre Teófanes Egido, el gran historiador de la Santa, considera que perfectamente se puede situar ese primer poema en la Aldea del Palo, a pesar de que la Santa no lo dejara escrito. Para Zamora tiene que ser un orgullo esta relación con una de las mujeres más importantes en la historia de la Iglesia. El padre Teófanes siempre dijo que la Aldea es importante en la vida de santa Teresa y que lo va a ser mucho más.

–Sostiene que Teresa de Jesús se pasó año y medio en la provincia de Zamora.

–Aproximadamente. El padre Teófanes afirma que estuvo una temporada muy larga. Y lo cierto es que en la vida de Santa Teresa, de 1557 a 1559 hay un vacío total.

Me parece importante que se haya creado una pequeña devoción en Zamora con la capilla en la parroquia de San José Obrero

–¿Por qué ese desconocimiento en la trayectoria de una de las mujeres más estudiadas de la Iglesia?

–Pues no lo sabemos. Se ha escrito mucho de su presencia e influencia en Salamanca, por supuesto en Ávila, Toledo, de donde su familia venía. Se ha escrito ríos de tinta con lo de la pureza de sangre. La vida de Santa Teresa es apasionante. Quiero hacer un monográfico, porque además me lo está pidiendo mucha gente.

–Usted otorga mucha importancia a ese periodo en la Aldea por las consecuencias que tuvo después en la Reforma.

–Creo que aprovechó muchos momentos para la meditación, porque ella estaba agotada. Viene de aquellos arrobos que tenía en Ávila, de aquella intranquilidad. No soportaba lo que le decían los confesores de que tenía dentro el demonio. Aquello no la dejaba vivir. Sin embargo, en aquel ambiente relajado y de tranquilidad, Teresa meditó mucho sobre su proyecto de la Reforma del Carmelo. Ella no admitía que en el Monasterio de la Encarnación de Ávila hubiera más de doscientas monjas pasando hambre. Pensaba que podía llevarse mucho mejor la Regla de la orden con un número reducido.

–Cómo influyó aquel encuentro con San Pedro de Alcántara en la Aldea en el devenir de la vida de la religiosa.

–La amistad con San Pedro de Alcántara fue decisiva. Es el que le abre los ojos y le dice que olvide los demonios y ese desasosiego, y que vuelva al convento porque Dios la estaba llamando y le estaba pidiendo una Reforma. Es cuando Teresa se rebela contra la sentencia paulina que negaba cualquier protagonismo a las mujeres en la Iglesia. Incluso la atacan altos poderes eclesiásticos y le dicen que está desobedeciendo las órdenes de san Pablo. Pero contestó, quien me lo pide es Dios, que está por encima de San Pablo. Por consejo de San Pedro de Alcántara la Santa se decidió a fundar su primer convento de San José, en Ávila.

La vida de Santa Teresa es apasionante. Quiero hacer un monográfico, porque además me lo está pidiendo mucha gente

–¿Estamos ante una mujer revolucionara en pleno Siglo de Oro o es exagerado?

–Absolutamente revolucionaria. Parece mentira que tanto como se está reivindicando y denunciando la marginación de la mujer en tiempos pasados, pues ahí estuvo Santa Teresa. Lo que pasa es que como fue monja no se le concede el valor e importancia que merece. Pero es una mujer valiente, que se atreve a quejarse ante los inquisidores de la misoginia de muchos varones con los que trató.

–Pero en la época era una figura claramente incómoda por sus pensamientos ¿no?

–Desde luego. Fue una revolucionara tanto desde el punto de vista religioso como social. Por eso yo reclamo ese valor que tuvo como mujer en época de hombres, esa valentía para enfrentarse contra viento y marea a esa sociedad estamental, con grandes desigualdades, donde la mujer estaba minusvalorada y marginada. Es lo que me entusiasma y quiero resaltar de Santa Teresa. Y a la vez me da pena que habiendo vivido en la provincia de Zamora y teniendo en mente la fundación del décimo convento en la capital, no se le otorgue la relevancia necesaria a una mujer tan importante en la historia.

–¿Ella tuvo presente a esta provincia en su proyecto?

–Claro. Ella pensó fundar aquí. Santa Teresa no olvidó a Zamora y recurrió a Ana Enríquez, la marquesa toresana de Alcañices, para llevar a cabo ese proyecto. Por eso me parece importante que se haya creado una pequeña devoción en Zamora con la capilla en la parroquia de San José Obrero. La Iglesia necesita tirar de referentes que den fuerza como Santa Teresa.

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