El “amigo” de Florindo: El encuentro entre un zorro y un gato en La Culebra

Un raposo visita casi a diario el pueblo de San Pedro de las Herrerías y le disputa a un felino la comida y el protagonismo

El gato y el zorro en sus visitas a San Pedro de las Herrerías. | J. L. Pérez

El gato y el zorro en sus visitas a San Pedro de las Herrerías. | J. L. Pérez / Irene Gómez

La presencia de la fauna salvaje merodeando o pisando las mismas calles de San Pedro de las Herrerías no es ninguna rareza.

El vecindario, ahora escasísimo, está más que acostumbrado, no siempre de buena gana, a encontrarse a las puertas de sus huertos o no muy lejos de las casas, a ciervos, corzos, algún jabalí o jineta, y también el no menos esquivo zorro.

Hace unos años, uno de estos animales estableció contacto con alguno de los vecinos sin rechazar el ofrecimiento de comida. Aquella historia terminó con la aplicación estricta de la norma y el raposo desapareció para siempre.

El relato se repite. Ocurre que desde hace meses se observa la presencia de un joven zorro por el casco urbano de este pueblo situado en el corazón de la Sierra de la Culebra. Solitario y de costumbres crepusculares, en el tiempo de verano, cuando hay más vida humana en San Pedro de las Herrerías, el raposo se dejaba ver al anochecido.

El “amigo” de Florindo

El “amigo” de Florindo / Irene Gómez

Pero llegó el otoño, las casas se cerraron y con un puñado de almas en el pueblo, el zorro ha ido cogiendo confianza hasta presentarse en las calles en plena luz del día. Así lo certifican las imágenes tomadas por José Luis Pérez Mansilla, quien observa con curiosidad la reacción de su gato “Florindo” ante la presencia del raposo. “Se puede presentar a las 11 de la mañana. Cuando salgo a echar la comida al gato, ahí aparece. Se acerca, pero el gato es el que gana la batalla” comenta el vecino.

El zorro, a la derecha, observa al gato en una calle de San Pedro de las Herrerías

El zorro, a la derecha, observa al gato en una calle de San Pedro de las Herrerías / J. L. Pérez Mansilla

“Ahora hay pocos ratones y topillos, así que el zorro busca donde puede” apunta José Luis Pérez. Y nada más sugerente que la comida “a domicilio”. Otra cosa es que el zorro se salga con la suya. A decir del vecino, "Florindo", un corpulento macho de tres años, es el que se lleva el gato al agua”.

Pero el raposo lo intenta y no es raro verle a diario merodeando por San Pedro de las Herrerías, donde la fauna campa a sus anchas. Los episodios de animales que bajan de la sierra se suceden a diario. “Hay ocho ciervos que se plantan en la era, los veo todas las noches”.

Cuentan que en la parte de arriba del pueblo se deja ver otro zorro con la cola quemada. Y que llegaron casi a establecerse dos varetos y uno fue bautizado como “Pedro”.