En Zamora hay un pueblo que tiene más murales que vecinos. Está situado a tan solo media hora de la capital, pero el padrón del municipio refleja la galopante despoblación de la localidad zamorana: 12 habitantes. Una exigua cifra que contrasta con el número de murales que pueblan sus calles vacías.

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Tras la culminación de las tres últimas obras artísticas con pinturas facilitadas por el Ayuntamiento, Villaflor cuenta con más murales (14) que vecinos (12). La localidad, que pertenece al municipio de Muelas del Pan —junto a Cerezal de Aliste y Ricobayo de Alba—, se ha sumado en los últimos años a la moda de los murales callejeros estampando bellas y llamativas estampas en las paredes del centro social, del consultorio médico, o del parque infantil, entre otras localizaciones.

Uno de los tres últimos murales realizados en Villaflor. Cedida

La iniciativa partió de la asociación de vecinos “La Barca”, bajo la coordinación de Gerardo Hierro, quien acaba de concluir las tres últimas obras, unas imágenes que cautivan y dan colorido al ya de por sí siempre bonito y acogedor pueblo de Villaflor a orillas del embalse del Esla.

Un gato recostado protagoniza uno de los tres últimos murales realizados en Villaflor. Cedida

Con estas pinturas pretende “ofrecer un atractivo más para visitar el pueblo y, en definitiva, luchar para que Villaflor no se muera”. "Mientras pueda, seguiré pintando las paredes de las casas de Villaflor", expresa Gerardo Hierro. 

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Un mural en homenaje al oficio de pastor pintado en una fachada de Villaflor. | Cedida

Villaflor es el pueblo más pequeño del municipio con solo 12 vecinos inscritos en el padrón, de ellos seis hombres y seis mujeres.

La historia de Villaflor, aún estando situado en la margen derecha del río Esla (Aliste y Alba), es la de un pueblo ligado al municipio de San Pedro de la Naves (Tierra del Pan), lo mismo que La Pueblica, desde el mes de enero de 1845 en que fueron integrados en él a raíz de la división de los partidos judiciales en distritos municipales.

A nivel religioso pertenecía a la parroquia e iglesia visigótica de San Pedro de la Nave, a donde debían acudir a celebrar lo mismo bautizos que comuniones, bodas e incluso funerales, pues el pueblo carecía de cementerio.

Cruzar el Esla no era fácil, pues era un río muy caudaloso en otoño, invierno y primavera. La única manera de cruzarlo era la barca del Camino Portugués de la Vía de la Plata, según la leyenda, atendida antaño por los santos Julián y Basilia. La realidad era muy distinta, pues cuando era explotada por los “monjes Benitos” si a alguien en verano se le ocurría cruzar el cauce andando, también le cobraban.

La historia comenzó a tambalearse el día 23 de agosto de 1926 cuando el rey Alfonso XIII otorgaba por real decreto-ley la concesión del Salto del río Esla (Ricobayo) a la Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos “Saltos del Duero” (luego Iberduero y ahora Iberdrola), que comenzaba a construirlo en el año1929. Con su llenado y puesta en marcha en 1935 Villaflor quedaba aislado de San Pedro de la Nave y La Pueblica sumergida bajo las aguas.

El día 19 de noviembre de 1935 era agregada al colindante municipio de Cerezal de Aliste, que desde 1854 tenía como anejo a Carbajosa de Alba. En noviembre de 1969 se disolvía el municipio de Cerezal que, junto a Villaflor, eran anexionados al Ayuntamiento de Muelas del Pan, mientras Carbajosa pasaba a pertenecer al municipio de Villalcampo.