La Opinión de Zamora

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Sesenta años de la tragedia de Abejera: dos trenes hechos escombros y cuatro muertos

La comarca recuerda el siniestro que costó la vida a cuatro personas al chocar los expresos de Vigo y Madrid la madrugada del 3 de noviembre de 1962

Imagen de la catástrofe en Abejera en 1962. | Archivo

La tragedia de Abejera, el siniestro ferroviario más trágico y mortal de la historia de la comarca que sembró de muerte las faldas de la sierra Sesnández en la linea férrea Zamora-Orense-Coruña, cumplía ayer sus primeros sesenta años.

Día 3 de noviembre de 1962 (sábado): bajo la penumbra de una desapacible noche de otoño, intensa y fría, de lluvia serreña, hacia las 2.30 de la madrugada tenía lugar el fatal desenlace: un expreso (el 615) procedente de Vigo con destino a la estación de Príncipe Pío de Madrid chocaba frontalmente con otro expreso (el 616) que hacia el recorrido a la inversa entre la capital de España y Galicia. Deberían de haberse cruzado en la doble vía de la estación de Abejera de Tábara situada en el paraje “llama de arriba” (bajo peña corvacera), a escasamente tres kilómetros del accidente.

La fuerza del impacto “sonó como una bomba en Abejera”, pueblo situado en una hondonada entre la sierra Sesnández y la sierra de Valer, a menos de dos kilómetros. Conocida la situación, el alcalde y el mayordomo tocaron las campanas de la iglesia de la Natividad a concejo (Arrebato) y prácticamente todos los vecinos se dieron cita en el lugar del accidente para ayudar y a la vez pasar uno de los peores momentos de sus vidas: “Cuando lo vimos creímos que allí no había quedado vivo nadie”.

A pesar de ser tiempos de aislamiento y escasez de comunicaciones, en los pueblos aún no había ni teléfono fijo, la triste y desoladora noticia se extendió como la pólvora por los pueblos cercanos: Riofrío, Valer, Sarracín, Puercas, Sesnández, Ferreruela y Gallegos del Río, algunos de cuyos vecinos y autoridades se desplazaron andando para ayudar y ser testigos del la tragedia.

El expreso que venía de Príncipe Pío (por Zamora) se acercaba a una velocidad inusual sin obedecer las señales para que parara

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El trágico accidente tenía lugar concretamente en el punto kilométrico 55.550, justo en la curva de gran radio que hay situada entre la actual carretera de acceso a Abejera de Tábara y la sierra Sesnández: en los parajes conocidos como “la armena” y “las carbas”. A la salida del túnel.

El factor de circulación de Renfe que esa noche prestaba servicio en la estación ferroviaria de Abejera de Tábara se quedó sorprendido al ver que el expreso que venía de Príncipe Pío (por Zamora) se acercaba a una velocidad inusual sin obedecer las señales para que parara. De hecho no paró. Al ver que no hacía caso a las indicaciones con el banderín y que el tren pasó sin parar, intentó avisar vía telégrafo al factor de la estación de Sarracín de Aliste para que parase al tren de Vigo. Este le comunicó que el tren Vigo-Madrid ya había pasado por Sarracín para hacer el cruce estipulado en Abejera: el choque ya era inevitable.

La gravedad del choque hacía presagiar incluso una tragedia aún mayor de la sucedida, más aun viento la dantesca estampa: las locomotoras quedaron empotradas una en la otra y el último vagón de uno de los trenes se encaramo en el anterior y aún así no resultó herido ninguno de los pasajeros que iban en ellos

“Cuando lo vimos creímos que allí no había quedado vivo nadie”

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La duda nunca llegó a esclarecerse ¿Porqué no paró en Abejera el tren procedente de Príncipe Pío? La única realidad certera es que el maquinista y su ayudante ambos fueron rescatados tras el siniestro sentados en el pupitre de conducción de la locomotora. Ni se habrían enterado que se saltaban la parada obligatoria en Abejera ni fueron conscientes de choque. De ahí que se barajaran varias posibilidades, desde que estuvieran dormidos, inconscientes o ya fallecidos por alguna causa desconocida.

Entre los cuatro fallecidos estuvieron el propio maquinista del expreso Madrid-Vigo, Benigno Aguado Antón y y su ayudante de maquina Luciano Ruiz Méndez. El tercero fue el ayudante de maquina del expreso de Vigo-Madrid, Manuel Méndez Álvarez, el cual, al darse cuenta del inminente choque frontal, no dudó en saltar del tren en marcha, seguramente creyendo que iba a caer rodando por el terraplén de tierra.

Por segunda vez la mala fortuna le acompañó pues fue a caer en el puente que hay para el paso subterráneo de un camino. en “la armena”. Su compañero maquinista tuvo mas suerte pues corrió hacia la parte trasera del tren y aunque resulto herido grave salvo la vida. Al retirar los escombros se localizaba un cuarto cadáver correspondiente a la persona dada por desaparecida.

Lugar del siniestro en la actualidad. | Ch. S.

Una tragedia en mitad de la lluvia

Hubo tres heridos muy graves todos ellos del expreso Vigo-Madrid: Antonio León Martín Gallego (mozo del tren), Cesáreo González Maroto (jefe) y Andrés Pavón Carpena (maquinista). Entre los viajeros se produjeron varios heridos, todos leves.

Jóvenes de entonces, hoy ya octogenarios y nonagenarios, recuerdan como “un infierno” la imagen: dos trenes con sus locomotoras y vagones convertidos en amasijos de hierros, cientos de viajeros, algunos muertos y heridos, a la intemperie en plena serranía, en una noche de intensa lluvia, más propia del invierno que del otoño, que con tanto trajín convertían la argamasa en auténticos barrizales dificultando las tareas de salvamento.

La primera asistencia sanitaria fue prestada por dos médicos gallegos que viajaban en el Vigo-Madrid, Manuel Fuentes López, forense de Muros (La Coruña) y Antonio José Pérez Gregorio, de Orense. Así mismo se acercaron inmediatamente los médicos residentes en Riofrío y Tábara.

Al lugar se desplazó el médico de Renfe en Zamora Alfredo Alonso Fernández junto a tres practicantes y abundante material sanitario, que tras completar las primeras curas, disponía lo necesario para los traslado de los heridos que quedaron ingresados en la clínica del doctor Crespo Neches (Cirujano de Renfe).

Llegaron cuatro trenes de socorro, dos desde Zamora (uno con los sanitarios y otro con obreros, técnicos y equipos de trabajo) y dos desde Salamanca y Valladolid (este con una potente grúa necesaria para las labores de limpieza de la vía.

La evacuación de los pasajeros del expreso Vigo-Madrid se hizo mediante un tren especial desde Galicia que retrocedió hasta Orense para proseguir luego su camino por Ponferrada y Astorga, pasando por Zamora a las 21,40 horas del sábado, donde se distribuyeron 310 bolsas de comida .

La estación ferroviaria de Abejera de Tábara, una de las más importantes arquitectónicamente, de toda la línea Zamora-Coruña, fue abierta el día 24 de septiembre de 1952 al ponerse en marcha el tramo entre la capital y Puebla de Sanabria. Funcionó durante 25 años, hasta 1977, en que era sustituida por un apeadero. Allí acudían a coger el tren desde pueblos cercanos o mas lejanos como Valer, Puercas, Gallegos del Ríos, Fradellos y Flores.

Más sucesos

El 20 de octubre de 1964 se producía otro suceso en la línea Zamora-La Coruña. A las 18.38 minutos salía el convoy de mercancías JOX-2 procedente de Orense de la estación de Carbajales y diez minutos mas tarde, cuando cruzaba sobre el viaducto de “Martín Gil”, se producía la explosión de 142 kilos de explosivos (pirotecnia) que se transportaba en un vago que salto por los aires, provocando la caída de otros siete vagones al Esla.

Resulto muerto el mozo de tren José Vicente Redondo, 58 años, de Zamora, que viajaba en el furgón del convoy que en la composición marchaba entre la maquina de vapor y el vagón con los explosivos. Resultaron heridos Pedro Carril (Jefe del Tren), José Domínguez López (mozo), Julio Alejo Gómez (fogonero) y José Rodríguez Sánchez (agente del servicio eléctrico).

El día 21 de mayo de 2004 en las estación de Linarejos-Pedroso chocaban dos Talgos que circulaban entre Madrid y Galicia y Galicia-Madrid con un resultado de de 23 heridos.

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