Las ovejas volvieron a cruzar el Puente Quintos. Dos meses y medio después del viaje hacia las rastrojeras terracampinas, el rebaño de raza castellana de José Manuel Ballesteros pisa de nuevo las quemadas tierras de Tábara.
Alrededor de dos mil animales que, empujados por la devstación del incendio de Losacio del verano que les dejó sin un metro de hierba, han aprovechado los rastrojos de Fontanillas de Castro realizando una labor de limpieza como hacía años que no se veía por aquellos lares.
Un recorrido de casi 35 kilómetros desde Fontanillas pasando por los términos de Riego del Camino, Granja de Moreruela, Santa Eulalia de Tábara, Faramontanos de Tábara y Tábara, en la Sierra de Culebra. Ganaderos, pastores y vecinos que han ayudado en la titánica tarea han evocado los tiempos dorados de la trashumancia. “Si no llega a ser por el incendio esto ya no se hubiera visto” admite José Manuel Ballesteros (Pascualín).
Los beneficios de esta práctica ancestral son palpables. Los animales aprovechan las rastrojeras y libran a los agricultores del quebradero de cabeza de las malas hierbas. “Las ovejas hacen una labor de limpieza importante, entran en las tierras, previenen las malas hierbas y también los fuegos de invierno, además de abonar el terreno con el estiércol. Los agricultores de Fontanillas de Castro van a ver la gran labor que hace el pastoreo” certifica Juan Manuel Rodríguez, veterinario de Tábara.
Los técnicos de la Unidad Veterinaria de Tábara y la de Manganeses de la Lampreana (de la que depende Fontanillas) han facilitado toda la tramitación requerida para realizar el desplazamiento del ganado. Y así lo agradece Ballesteros tras dos intensas jornadas de tránsito que comenzaron la mañana del domingo con el retorno a las castigadas tierras de la Sierra de la Culebra. Salida a las 8.30 de Fontanillas de Castro para pasar el Puente Quintos sobre las 5 de la tarde y llegada a la cerca Faramontanos de Tábara cedida por el propietario, donde los animales pudieron descansar y beber. A lo largo del recorrido ni un abrevadero, ni una charca, ni gota de agua.
La falta de infraestructuras, cañadas limpias y pasos de ganado que se han ido perdiendo entre la maleza, complican sobremanera el desplazamiento de los animales. Solo la conjunción de fuerzas, el trabajo de un puñado de voluntarios, las facilidades de los técnicos y la operatividad de la Guardia Civil durante el tránsito por la carretera hacen posible esta trashumancia impuesta por los devastadores incendios en el noroeste de la provincia. Además de este ganadero de Tábara, han aprovechado las rastrojeras una ganadera de Ferreruela que ha desplazado los animales a Montamarta y otro de Litos a Burganes de Valverde.
A los ganaderos afectados por los incendios no les han faltado tierras de labor en distintos pueblos para el pastoreo de las ovejas. Una muestra más de la solidaridad entre compañeros tras el desastre.
José Manuel Ballesteros aceptó el ofrecimiento de los agricultores de Fontanillas, donde el pastor, Maximino, ha tenido una casa donde alojarse a lo largo de estos dos meses y medio. “La gente se ha portado bien con nosotros y creemos que han quedado contentos con la labor realizada por las ovejas” apunta el productor tabarés.
¿Volverán?. “Si no tenemos pasto de cara a los veranos puede volver a suceder” apunta Ballesteros, aún arrastrando el cansancio de dos jornadas duras para él y la decena de voluntarios que han ayudado a guiar al rebaño. Incluso lluvia vieron en este viaje. Y es lo que esperan los ganaderos de la Sierra de la Culebra y todas las zonas devastadas por los incendios. Agua “bien caída y temperatura suave” para que los pastos regeneren y vacas, ovejas y cabras recuperen su hábito alimenticio.
“A ver si viene una buena otoñada, de momento de pastos nada” apunta el ganadero tabarés. Sus ovejas ahora podrán aprovechar la alfalfa de regadío y las tierras de maíz cosechado, además del alimento proporcionado por la Junta. ¿Después?. “Dependemos del tiempo, esperemos que llueva bien sino a Sanabria o a buscar otros pastos”.
