Zamora es uno de los territorios en los que el internet de las cosas ha llegado para quedarse en forma de sensores, una tecnología que permite controlar en tiempo real el estado de las infraestructuras, servicios y patrimonio desde un ordenador.

Villalpando ha sido el epicentro de presentación de la nueva tanda de sensores inteligentes que van a instalarse en los pueblos de Zamora: la Junta de Castilla y León ya prepara la puesta en marcha de 800 nuevos microchips, que se suman a los 700 que ya monitorizan Castilla y León.

¿Para qué sirven estos sensores?

Las administraciones pueden monitorizar y conocer en tiempo real las necesidades de los servicios rurales. En concreto, la Diputación de Zamora puede acceder a datos como por ejemplo el porcentaje de llenado de los contenedores de vidrio, gracias a los 116 chips que dispone en contenedores de pueblos. A su vez, la Junta también utiliza 147 sensores en contenedores del medio rural.

Cómo ayudan a los pueblos

Esta tecnología permite "un uso eficiente de los recursos", según señaló la consejera de Movilidad y Transformación, María González Corral, durante el evento celebrado en Villalpando.

De esta manera, los servicios de recogida de basuras pueden diseñar rutas más eficientes, reducir viajes y desplazamientos a localidades alejadas de los centros de reciclaje, y en definitiva, ahorrar un 30% del gasto de combustible actual, según estima la Consejería.

Zamora es una de las provincias donde mayor numero de actuaciones de sensores hay disponibles y que cuenta con un proyecto de colaboración junto a Portugal con una inyección de 320.000 euros procedentes de fondos europeos.

Un mundo rural lleno de "internet de las cosas"

La Junta ha anunciado que durante el primer trimestre de 2023 se prevé llegar a los 2.000 sensores instalados en toda la comunidad, una nueva partida de chips que ayudará a Zamora a expandir este sistema de motorización más allá de los contenedores de residuos.

La gestión inteligente del agua es otro de los flancos que pueden mejorarse gracias a estos sensores, que tras su instalación permitirán monitorizar el estado general de los sistemas de abastecimiento, saneamiento y reutilización de agua en factores como el nivel de cloro disponible para conocer la calidad del agua, segundo a segundo.

Además, el estado de conservación de las carreteras, las condiciones ambientales, el estado de llenado de los silos de sal e incluso aparcamientos inteligentes son otras de las aplicaciones que llegarán en el futuro gracias al uso de los microchips.