La Opinión de Zamora

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Valleluengo rinde homenaje a José y Bernardino, los dos presidentes de San Blas

Una placa conmemorativa reconoce la labor de los vecinos para mejorar la vida en el municipio

José Fuente Ferrero destapa la placa conmemorativa. | Araceli Saavedra

José Fuente Ferrero y el tristemente desaparecido Bernardino Junquera Gallego fueron nombrados presidentes de honor de la Asociación “Amigos de San Blas” de Valleluengo, con el consenso y el aplauso de los asociados, veraneantes y convecinos.

José Fuente destapaba la placa colocada en la fachada de la sede de la asociación “que quiere rendir homenaje” a estas dos personas impulsoras de la asociación y numerosas mejoras en el pueblo, desde los años 70.

Al legado material -el abastecimiento, el alumbrado, el camino, el local de la asociación, las actividades organizadas todos los años- estos dos hijos reconocidos del pueblo suman el legado inmaterial, la unidad de todo el pueblo. José mencionó dos palabras claves en su legado al pueblo “añoranza, aquello que te falta” y “emigración”.

Bernardo fue recordado como “extraordinario amigo, marido, colega, maestro y compañero”

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Repartió su generosidad con el pueblo aludiendo que ese homenaje era para la asociación y para el pueblo, con una mención especial para su esposa, sus hijos y nietos. Dio especial valor a la palabra “gracias” llena de ese cariño de infancia como “ese pan recién sacado del horno. La bolla que se hacía antes de las hogazas, las bollas de los rapaces”.

El presidente de la asociación Vitoriano Colino Prieto abría el acto reconociendo que el acto de homenajear “no se hace a cualquier persona, sino a aquellos que se han destacado durante varios años, trabajando, creando actividades, promoviendo encuentros, denunciando situaciones de injusticias, siempre con una única intención de mejorar la vida de este pueblo”.

Recordó su gran contribución en la creación de la asociación y su sede desde “donde podemos organizar y programar distintas actividades culturales y de ocio”. Un calificativo significativo “creador” incansable y escritor de dos libros donde refleja la emigración.

Vecinos de Valleluengo en el homenaje. | Araceli Saavedra

Las palabras para describir a Bernardino, tanto por su familia como por el presidente fueron las de “creativo y emprendedor”, seguro, hubiera disfrutado de este homenaje de su pueblo. La familia mandaba un mensaje en la distancia de agradecimiento y recordando que “los que hacen el bien brillan como estrellas por toda la eternidad y seguro que desde una estrella no muy lejana nos mira y sonríe agradecido”.

La fortuna inmaterial de Valleluengo son estos dos hijos suyos “este pueblo forjó su personalidad con los valores que son propios: Natalia y Ascensión, Gregoria y Serafín, nos lo regalaron con los valores que ellos vivían”.

Su esposa añadía de Bernardo “extraordinario amigo, marido, colega, maestro y compañero”. “Sigamos las huellas de los grandes” unidad y ejemplo a los que apelaba la familia en reconocimiento de José y Bernard. Unas palabras que se acogían con aplausos y lágrimas, como las de la añoranza que guió los pasos de estos dos emigrantes que vuelven una y otra vez a Valleluego, siempre unido y “con alas”.

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