Los devastadores incendios que este verano han asolado la Sierra de la Culebra han conmovido a todos los zamoranos, como demuestran los muchísimos gestos de solidaridad por parte empresas y ciudadanos con los damnificados por el fuego, o las multitudinarias manifestaciones organizadas en Zamora. El último gesto de respeto con la Sierra de la Culebra llega desde la otra punta de la provincia, de la localidad de Villamayor de Campos, que ha querido lanzar un mensaje de ánimo y esperanza a los vecinos de La Culebra a través de un mural urbano.
La iniciativa partió de la psicóloga sevillana de origen zamorano –su padre era de Cerecinos de Campos y su madre de Villamayor–, María Jesús Rodríguez Asensio. A ella se le ocurrió decorar la fachada de su casa con una obra de arte que refleje la resiliencia y la capacidad de regeneración de la sierra tras el incendio. De hecho, así se llama el mural: “Regeneración”.
María Jesús se puso en contacto con el artista zamorano Antonio Feliz, natural de Paradores de Castrogonzalo, que firma sus murales como “Parsec”. Aunque le costó convencerlo, esta causa tan especial también conmovió a Parsec, que en pleno agosto se trasladó desde Madrid, sacrificando sus vacaciones, para plasmar esta obra sobre la pared del hogar de la sevillana en Villamayor de Campos.
La resiliencia es la capacidad que tenemos las personas de seguir creciendo pese a la dificultad. Se trata de enfrentarse a situaciones de sufrimiento y salir reforzado. Pero esta capacidad la tienen , mucho antes que nosotros, las plantas. Al igual que las personas y las plantas , también la tienen los pueblos. Pueblos con una larga historia como el pueblo zamorano, pueblos con profundas raíces como el zamorano, pueblos luchadores como el zamorano.
REGENERACIÓN es un mural realizado en Villamayor de Campos por un pintor de la zona, Antonio Feliz Parsec con el que he pretendido mandar un mensaje de esperanza a toda la gente de la Sierra de la Culebra y Losacio, que en estos días se están enfrentando a las consecuencias del gran incendio
María Jesús Rodríguez Asensio, vecina de Villamayor de Campos.
El trabajo de Parsec no pasó desapercibido para nadie en el pueblo, y acabó implicando a todo el municipio, con inauguración oficial incluida por parte del alcalde, Valentín Rodríguez. De hecho, desde que se pintó el mural, la casa de María Jesús es la más visitada de todo el pueblo, los niños pasan cada tarde por su calle, Cantarranas, para ver la enorme pintura.
Una culebra que dibuja las cumbres de la sierra zamorana divide el mural en dos mitades. En la parte inferior crecen unas raíces hondas que representan la fuerza de la naturaleza y de los pueblos para recuperarse tras el desastre.
En la parte superior, los bosques de la Culebra. En los márgenes los troncos calcinados, pero el centro, el corazón del bosque, ya está verde y frondoso. De la tierra emerge una silueta femenina, quizás una alegoría de la naturaleza o de la madre tierra, que llena de vida las zonas antes devastadas.
El mural esconde otros detalles, como algunos animales que habitan la reserva (el lobo, el ciervo, el tejó, el zorro) o las letras de la palabra “regeneración” entre las raíces de los árboles.
La promotora de la iniciativa, María Jesús Rodríguez, confiesa que “en la base” de su idea, lo que le inspiró a encargar este mural, están por un lado “la fuerza de la asociación La Culebra no se calla”, y por otro la cobertura que realizó de los incendios de la Sierra de la Culebra y de Losacio LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. “Yo no viví los incendios en primera persona, porque estaba en Villamayor, pero a través de vuestras crónicas, de vuestras fotografías, estaba allí, y como yo creo que así lo sintieron muchos zamoranos. Contábais desde lo más grande hasta las historias más humanas y particulares, que a muchos nos han conmovido, igual que las olas de solidaridad”.
Junto al mural se ha colgado un poema del autor terracampino Pepe González Torices, titulado “Zamora, la incendiada”.
ZAMORA, LA INCENDIADA
Zamora, ay, mi Zamora,
Zamora de doña Urraca,
La que llora entre los pinos
Los gritos de cada lágrima.
Siempre Zamora, Zamora
La de los rezos sin lanza.
Nacimos olor a campos,
Nuestra historia es la labranza
El silencio del majuelo
Y el dolor en cada hogaza.
El Duero pasa de largo
Y nuestra pobreza calla.
Así nos azota el viento.
Así nos ahoga el agua.
Así los lobos del monte
Despellejan nuestras almas.
Así el fuego nos derrite
Y el corrupto nos engaña.
Pero somos zamoranos,
La sangre de doña Urraca,
La Paz que exige justicia
Desde una tierra olvidada.
José González Torices
