La Villa de Alcañices puso el broche de oro a sus exitosas y concurridas fiestas patronales en honor a San Roque y la Virgen de la Asunción con los tradicionales encierros taurinos con novillos y vaquillas que, como ya es costumbre, atrajeron a numerosos aficionados de ambos lados de La Raya de España y Portugal.

Durante muchos años los toros tuvieron lugar en la Plaza Mayor y Avenida de San Francisco hasta que la Dirección General de Carreteras del Estado prohibió su celebración en ellas al coincidir parte de dichos espacios públicos y urbanos con la travesía de la carretera Nacional 122: Itinerario Europeo 82 entre Helsinki y Oporto.

Durante décadas la alternativa fue desviar el tráfico por las calles “Labradores” y “Hospital”, algo que hoy sería prácticamente imposible dadas las dimensiones de los tráiler de transporte internacional que vienen y van hacia Portugal. Ahora se celebran en San Andrés.

Alcañices, –aunque solo lo recuerdan los más ancianos del lugar, contó antiguamente con unos de los espantes de toros más importantes de la península ibérica, similares en sus características y desarrollo a los que perviven en Carbajales de Alba, que cuentan con más de cuatrocientos años de antigüedad.

El punto de partida se situaba en los corrales del “Monte de Sahú” poblado de robles desde donde se soltaban los toros y cabestros. Los caballistas llegados desde diferentes pueblos de Aliste y aldeas de Tras os Montes y Alto Douro eran los encargados de controlarlos primero en campo abierto para llevarlos luego al recinto urbano, donde entraba por la Avenida “San Francisco” (Iglesia de la Virgen de la Salud, para continuar por la Plaza Mayor y la calle “La Herradura” hasta el “Prado de los Toros” situado en plena ribera del río Angueira

Las fiestas de Alcañices y sus actos taurinos ya aparecen unidos en manuscritos hace 270 años. En 1752 se realizó en Aliste el “Catastro de Ensenada” por orden de rey Fernando VI al Marqués Zenón de Somodevillas.

Un astado coge a un corredor en Alcañices. | Chany Sebastián

La pregunta vigésimo novena era clara ¿Cuántas tabernas, mesones, tiendas, panaderías, carnicerías, puentes, barcas sobre ríos, mercados y ferias hay?.

Es ahí donde encontramos los primeros manuscritos con referencias concisas sobre las fiestas de San Roque y la Virgen de la Asunción y los actos taurinos.

Contaba aquel ya lejano año de 1752 el Ayuntamiento de Alcañices con un presupuesto de 5.333 reales de vellón (aleación e cobre y de plata) y de ellos alrededor de una tercera parte, concretamente 1.788 reales, se aprobaron para sufragar los gastos de los novillos y el “Toro de Muerte”, más las comedias de corral, los sermones que organizaban los frailes de la Orden Tercera de San Francisco, las danzas (paloteo) y los fuegos de San Roque y Virgen de la Asunción.

Si ya de por si la cuantía empleada en festejos delata la importancia que tenían, resalta aún más si tenemos en cuenta que en aquellos tiempos el médico de la villa, único que había en la comarca, cobraba 440 reales al año.

Si bien el presupuesto municipal era de 5.333 reales de vellón, la realidad es que los ingresos fiscales del común sumaban 12.541 muchos de los cuales iban a parar al Marques de Alcañices. Lo curioso estaba en que de dichos ingresos, más del 50%, los generaba la taberna: concretamente 6.777 reales.

Momento del encierro de San Roque. | Ch. Sebastián

Los personajes taurinos de Alcañices

El “Poto” fue uno de los personajes taurinos más conocidos en Alcañices y a la vez parece ser que entendido en la materia, pues él era en su época el encargado de dar la sentencia sobre las reses: “Estos han visto más alcaldes y pueblos que Murillo de Valdivia” sentenciando que los toros, antaño no se sacrificaban, ya habían estados en mas encierros y eran un auténtico peligro.

Juan Murillo de Valdivia y Matamoros (1908-1972), de la Falange Española Tradicionalista y Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, fue Gobernador Civil de Zamora durante la Dictadura de Franco y muy dado a las inauguraciones en los pueblos. De ahí la comparación

En 2 de junio de 2011 la Corporación Municipal de Alcañices declaró, por unanimidad, a sus encierros taurinos como patrimonio del municipio

Inicialmente los espantos se hacían con toros “Alistanos” y “Mirandeses” criados en libertad. Tras la inauguración oficial del “Puente de Requejo” entre Villadepera y Pino del oro el 15 de septiembre de 1914, a partir de 1915, la traída de las reses se hacía desde las dehesas de Salamanca campo a través por Sayago y tras cruzar el Duero se continuaba por Pino y Ceadea.

Manuel Gago Rodríguez, más conocido como “Melujo”, nacido el 11 de septiembre de 1917, que con 105 años es el “Abuelo de Alcañices” y la persona más longeva de Aliste, recordaba ayer sus años de infancia, juventud y fiestas: “Entre mis mejores recuerdos desde niños están las fiestas. Eran los días más importantes del año y aunque estábamos en plena faena de la trilla se paraba en San Roque y la Virgen de la Asunción. En mi memoria tengo grabado mi primer recuerdo de los espantes de Alcañices cuando era sólo un niño: mi padre junto a otros iban a buscarlos a Salamanca, los mas ricos iban con callallos y los otros andando”.

Gago Rodríguez continúa con el relato: “Los traían caminando y los mozos y rapaces de la época íbamos a esperarlos al “Puente Pino” y desde allí los acompañábamos hasta la Villa. Los espantes comenzaban en el paraje de “La Capitana” entre Alcañices y Vivinera y los traímos por los caminos de Mellanes y Pozal hasta el Prado de los Toros. Los espantes se hicieron al estilo tradicional hasta el año 1951. Hace ya 71 años que se perdieron los espantes de Alcañices”.

En 2 de junio de 2011 la Corporación Municipal de Alcañices declaró, por unanimidad, a sus encierros taurinos como patrimonio del municipio, una declaración de intenciones.