Las temperaturas bajaron, los toros eran bravos y los caballos se sumaron al espectáculo. Sin embargo, al ser un día de trabajo, faltó ambiente en Fuentelapeña. En torno a las 10:30 horas de la mañana, los bueyes anunciaron el comienzo del encierro con la subida de los bueyes al prado, donde tres novillos “muy bravos” dieron rienda suelta al evento taurino.

Gente detrás de las merinas protegiéndose. | J. L. F.

La gente, subida en los remolques y detrás de las merinas, participó en el encierro entre capotes y silbidos para atraer a los novillos.

Los caballos hicieron su trabajo bajando a los toros, sin embargo, de los tres que entraron en el campo, solamente uno llegó a las calles. “Estos novillos eran de ayer y estaban cansados”, afirmaron los presentes. Y, por ello, tuvieron que ser sustituidos por los toros de los cortes de ayer.

Un novillo rodeado por caballos en el campo. | J. L. F.

La gente disfrutó y se divirtió tanto en el prado como por las calles, donde una ligera brisa matutina acompañó a los presentes.

Aficionados durante el encierro. | J. L. F.

Por la tarde, tuvo lugar la bajada de los toros desde el prado hacia las calles para continuar con un encierro de calles. El día finalizó con la orquesta “Azabache” para dar un toque musical.

Para finalizar las fiestas, hoy por la tarde habrá una parrillada en el parque acompañada de la “Charanga CEA”.