Vecinos y emigrantes de la de La Torre de Aliste, localidad perteneciente al municipio de Mahíde, han cerrado las exitosas y concurridas fiestas en honor a Nuestra Señora la “Virgen de las Nieves,” con una jornada solidaria dedicada al resurgir de los antiguos concejo para, en esta ocasión, iniciar las labores de recuperación de la zona de su término arrasada por el incendio forestal de La Sierra de la Culebra, iniciado el 15 de junio en el término de Sarracín.

Voluntarios del pueblo recogiendo basura. | C. S. Chany Sebastián

Tras intensas jornadas de bailes hasta el amanecer, suculentas comidas caseras y comunitarias y noches sin dormir, lo que más pide el cuerpo es eso: descanso. Pues no. En La Torre de Aliste han incluido en sus fiestas una jornada, la última, a trabajar por amor al arte y al pueblo, como manda la tradición alistana: a prestación personal, haciendo bueno el dicho rayano que “valen y hacen más muchos a poco que poco a muchos”.

El municipio de Mahíde cuenta con un total de 10.820 hectáreas de terrenos públicos y privados arrasando el incendio de La Sierra de la Culebra su mayor parte, concretamente 5.666 hectáreas (52,37%), con lo cual solamente se libraron 5.154 hectáreas.

En el caso concreto del pueblo de La Torre, con 2.780 hectáreas, se quemaron 1.338 (48,74%) salvándose 1.407 hectáreas: “Se nos calcinaron los montes pinos y árboles autóctonos de La Viña, La Mayadica, El Corte, La Majada y Colmenares; una tragedia”.

La localidad del municipio ribereño y serreño más afectada fue la de Boya, donde de un total de 2.704 hectáreas se quemaron 1.900 (91,61%) y solamente quedaron intactas 174. Los otros tres pueblos también vieron sucumbir bajo las llamas parte de su patrimonio agroforestal: en San Pedro de las Herrerías de 481 hectáreas se quemaron 253 (52,60%), en Mahíde de 2.740 fueron arrasadas 850 (31,02%) y en Pobladura de Aliste de 2.780 se calcinaron hasta 1.325 (47,66%).

Basura recogida en la zona del incendio en La Torre de Aliste.

Hombres y mujeres, niños, jóvenes y mayores, 79 personas en total, acudieron voluntariamente al alba a la llamada de toque a concejo de las campanas de la iglesia parroquial de San Julián y Santa Basilisa.

Los turriones y turrionas, así se les conoce cariñosamente a los nativos de La Torre, si de algo van sobrados es de solidaridad y trabajo comunitario, heredando los valores de sus antepasados, aquellos padres y abuelos que desde la más tierna infancia, con sus acciones, les mostraron y demostraron, que la unión hace la fuerza.

Zonas quemadas en el municipio de Mahíde.

Salió el concejo, salió camino de la Sierra de la Culebra provistos de buena voluntad, guantes y sacos para contribuir a la recuperación de lo que hasta junio era un paraíso natural rico en biodiversidad de fauna y flora, un monte reducido a cenizas, donde quedaron al descubiertos las basuras y enseres abandonados durante muchos años. Un abuelo le daba un consejo a su nieto: “Cuando salimos al campo lo que va en la mochila puede y debe volver en la mochila” a lo que el niño sentenciaba: “Tenemos que aprender a cuidar nuestros campos como algo muy nuestro”.

La aventura soldara, entre cisco y tierra quemada, culminó con la recogida de un total de 102 sacos de diferentes materiales: de ellos 51 de basuras, 16 de botellas y cristales, 18 de chatarra y 16 de plásticos. Entre los recuperados para reciclar desde sillas a bicicletas, cables, bidones e incluso electrodomésticos.

El concejo de la Sierra de la Culebra, tras la satisfacción por el trabajo bien hecho, culminó con la tradicional convidada popular para todos los participantes. Este acto tuvo lugar ya en el nuevo centro social al que, precisamente, se le ha dado el nombre de la Sierra de la Culebra. La comida fue a base de los exquisitos hornazos tradicionales alistanos de sabroso pan con chorizo y tocino y las empanadas elaborados en la panadería de Mahíde, de Aliste aderezados con buen vino, cervezas y refrescos.

Laurentino Peláez Lorenzo, alcalde de La Torre y concejal del Ayuntamiento de Mahíde, se mostraba triste por el desolador paisaje,pero a la vez satisfecho por la solidaridad vecinal: “Nuestros vecinos y emigrantes hoy han demostrado su cariño al pueblo y su voluntad por mantenerlo limpio y recuperar cuanto antes un ecosistema que las llamas nos han arrebatado.Nuestro objetivo es concienciar a todos de que el campo, nuestro montes y riberas, son de todos y entre todos debemos de contribuir a preservarlos para las generaciones venideras. La Junta de Castilla y León y la Diputación de Zamora tienen que poner contenedores de todas clases en los pueblos porque su queremos reciclar hay que poner todos los medios, que la basura termine el los contenedores y nunca en la campiña”.