La Opinión de Zamora

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El lobo vuelve con fuerza y ataca varias ganaderías de Sayago el último mes

El cánido causa bajas en explotaciones de Villar del Buey, Almeida, Carbellino, Salce, Villamor de la Ladre, Gáname o Fresno de Sayago

Ovejas muertas tras el ataque del lobo el pasado viernes en una explotación de Villar del Buey. | Cedida

El lobo y la ganadería extensivas son incompatibles. O ellos o nosotros”.

Julián Miguel, ganadero de Villar del Buey es la última “víctima” de la sucesión de ataques del lobo a explotaciones de la comarca de Sayago.

“El último mes es un día sí y otro también” coinciden en advertir ganaderos de Villar del Buey, Almeida, Salce, Carbellino, Villamor de la Ladre, Gáname o Fresno de Sayago. En todos esos pueblos se cuentan episodios con decenas de bajas y animales heridos.

Julián Miguel perdía el pasado viernes 12 ovejas de raza churra y otras 17 resultaban heridas tras el ataque de los lobos al rebaño que se encontraba en una parcela cercada. Esta familia de ganaderos de ovino revivía el desastre del pasado mes de enero, cuando perdieron otros 9 animales. “Es muy injusto ver todo esto” apuntan mientras dedican una parte de su jornada a curar a las ovejas heridas. “Esto no se valora. Ni las medicinas ni las horas que echamos en curarlas”.

Indignación

La indignación es palpable entre un sector muy atosigado por los altos costes de producción y con una sequía de imprevisibles consecuencias. “Las ovejas son nuestras. No queremos indemnizaciones, queremos que el lobo no entre en nuestra propiedad y nos mate o nos dañe a nuestros animales”.

Tras unos meses de “cierta” tranquilidad, el cánido vuelve a actuar en Sayago y siembra el desasosiego en unos ganaderos obligados a cambiar el manejo de la explotación. “Teníamos los animales repartidos en diferentes parcelas, ahora nos toca juntarlos y ponerlos al lado del pueblo para tenerlos un poco más controlados. Nos cambia la vida” cuenta Julián Miguel.

En general todos toman precauciones a base de modificar su modo de trabajo. Acercando los animales a los pueblos o intensificando las “visitas” para comprobar que todo está en orden.

Jesús Figal, joven ganadero de Villamor de la Ladre, cría más de una decena de mastines para asegurar mejor a sus ovejas. “En verano dejábamos a los animales más sueltos, pero ahora es imposible; hay que estar más pendientes porque los lobos se han asentado en la zona y estamos más intranquilos”.

Julián Miguel cura una oveja atacada por el lobo el pasado viernes. | Cedida

Frente a pronunciamientos radicales que acusan a los ganaderos de pretender acabar con el lobo, éstos aclaran que “no queremos el exterminio, sino un control razonable. De lo contrario, el ovino tiene los días contados en Sayago” augura Jesús Figal.

En Villamor de la Ladre conocen bien las consecuencias de los ataques lupinos. Valentín García cuenta 83 ovejas muertas en los dos sufridos este año.

José Manuel Santos, de Almeida, lleva tres solo en el mes de julio. “El día 1 me mató doce, el día 24 una y el día 29 otras doce”. Pero son diez ataques desde agosto del año pasado, con casi 60 ovejas menos.

“Es triste que te encuentres con esta situación. En Sayago es un sistema semiextensivo y al final desaparece” lamenta este productor de oveja churra. “Ahora en verano que podíamos aprovechar la noche para que las ovejas estén al aire libre y evitar gastos de comida, resulta que las tienes que encerrar. Así no hay quien trabaje. Esta alimaña no nos deja vivir. Y luego vienen con el cuento del mundo rural” expresa José Manuel Santos sin ocultar su malestar.

Fresno

No menos desmoralizado se encuentas Javier Nieto, que acaba de perder catorce ovejas en el ataque del lobo sufrido hace cuatro días en Fresno de Sayago. Y cuatro meses atrás otro disgusto. “¿Qué haces, las tienes en la nave?. Ya no sabemos ni por donde tirar”.

A todo ello se suma una demora en el cobro de indemnizaciones de la Junta que los ganaderos sitúan en casi medio año. “Ahora estamos cobrando lo de marzo” se queja uno. El desasosiego aumenta con las noticias que llegan del otro lado del embalse, en la provincia de Salamanca, donde “están abrasados, hay ataques casi a diario” relata un ganadero sayagués. “Como el embalse está tan bajo, igual los lobos lo cruzan”.

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